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Hace 10 años se estrenó “La ley de Herodes”

César Huerta| El Universal
Jueves 18 de febrero de 2010
Luis Estrada dice que el filme es un resumen del corrupto sistema político mexicano

cesar.huerta@eluniversal.com.mx

Esta es la historia de una película que llevaba por título La ley y la pistola, que en un principio fue rechazada por las autoridades cinematográficas para darle apoyo económico y que una vez terminada fue programada ilegalmente, por las mismas instancias, en únicamente un par de salas, tratando de evitar su exhibición masiva.

Un filme que causó la caída del entonces director del Imcine, Eduardo Amerena y que generó, en los medios de comunicación extranjeros, atención crítica hacia la política cultural de Ernesto Zedillo.

Para algunos, su proyección comercial cinco meses antes de las elecciones presidenciales del año 2000, ayudó en cierta forma a la caída del PRI, el partido político que llevaba 70 años en el poder y que era duramente evidenciado en el guión cinematográfico.

La ley de Herodes, dirigida por Luis Estrada y protagonizada por Damián Alcázar, cumple 10 años de su estreno este 18 de febrero. “Era un resumen, un retrato del sistema político que, ahora que lo pienso, sigue permaneciendo a pesar del cambio de colores. Siguen permaneciendo sus graves problemas, casi intocables”, considera Estrada.

La ley de Herodes inició su rodaje en octubre de 1998. Se construyó el pueblo totalmente en locaciones de Puebla y los interiores fueron hechos en los Estudios Churubusco. La primera secuencia, que no quedó en la edición final, mostraba a Vargas (Alcázar) ya siendo alcalde de San Pedro de los Saguaros (luego de trabajar en un basurero), quitándole una gallina a un grupo de niños cuya familia no quería pagar impuestos.

La historia se ubicaba en los años 40, y es reconocida de inmediato porque los personajes políticos tenían en su oficina el retrato de Miguel Alemán Valdés, que era entonces presidente de México, y cuyo nombre era mencionado frecuentemente en los diálogos.

“Cuando decidimos el gran tema de la película, de la corrupción, el autoritarismo, quisimos hacer un juego de espejos con la historia. Alemán Valdés sentó las bases del patriotismo y Vargas representaba a lo que le ocurría a la gente que llegaba, o llega, al poder.

“Presenté el proyecto y lo rechazaron, lo volví a presentar y lo aceptaron. Yo sabía que era crítico, pero nunca me imaginé, cuando comencé a filmar, todo lo que iba a pasar”, recuerda Luis Estrada, de 48 años de edad.

 

Cambios al guión

Uno de los argumentos manejados por las autoridades para desacreditar la película era que el final había sido cambiado.

Amerena, de Imcine, afirmaba que la escena concluyente mostraría a Vargas sufriendo un castigo y no como diputado en la Cámara de Diputados.

“El director y el productor tienen todo el derecho de hacer con su película todo lo que consideren que sea lo mejor para ella”, comenta Estrada.

“Sí hubo un tratamiento (versión) anterior donde estaba otro final, Vargas terminaba en las Islas Marías picando piedras. Pero de que conocieron la versión que se iba a filmar, por supuesto que la conocieron. Aunque sí hubo cambios como ocurre siempre”, asegura el realizador egresado del CUEC.

Uno de los ajustes, de acuerdo con el guión original al que Showbis tuvo acceso, se encuentra en la página 54. A la escena donde Vargas anuncia en una cena que el pueblo va a contar con energía eléctrica, se le agregó un diálogo relativa a la expropiación petrolera de 1938.

Originalmente el doctor (Eduardo López Rojas) sólo hablaba en inglés con el Gringo (Alex Cox). Con pluma de tinta negra, Estrada añadió dos frases:

Cantinero (Manuel Ojeda): Oiga señor gringo, ¿siguen muy enojados por la expropiación del petróleo?

Gringo: Un poquito, pero mis paisanos saben que con el tiempo se recuperará más y hasta mucho más.

Párrafos después, Estrada hizo sobre la marcha que el cantinero exclamara la frase “dictadura perfecta”, la cual no estaba contemplada. Ambas secuencias quedaron impregnadas en la gente, causando una completa hilaridad.

El 28 de noviembre de 1998, tras siete semanas de rodaje, el equipo de producción se trasladó a la antigua Cámara de Diputados (hoy de asamableístas del DF) para la secuencia última del guión.

Contra lo que pudiera pensarse, el permiso para ocuparla fue lo normal, narra Estrada. “Sólo se nos pidió que lo hiciéramos cuando no hubiera gente, así que fue en sábado. Llegamos y cuando trabajábamos, a veces nos miramos para decirnos: nos salímos con la nuestra”.

La Ley de Herodes causó escándalo en noviembre de 1999, cuando el ya mencionado Amerena intentó bajarla del Festival de Acapulco.

En diciembre de ese mismo año, durante cuatro días, se proyecto sin permiso de Estrada en salas de la Cineteca Nacional y Cinemark. No se respetaban los horarios; se interrumpía hasta tres o cuatro veces la exhibición sin previo aviso y hasta se anunciaban localidades estaban agotadas, cuando ni siquiera había gente en las salas.

María Rojo, entonces presidenta de la comisión de cultura de RTC de la Cámara Baja, mandó una misiva a Zedillo. El escándalo fue monumental. Al final, mediante un acuerdo, se determinó un lanzamiento comercial en febrero.

 

Sin recuperar

Hasta ahora la película sólo ha recuperado un 40 por ciento de su inversión (unos 12 millones de pesos).

Fue vista por más de un millón de personas en cines, pero muchas más la disfrutaron en versión pirata DVD.

Algunos políticos han confesado que le gustó y mucha gente le recita a Estrada los diálogos de los personajes.

“Quitando todos los escándalos, mitos y leyendas, con lo que me quedo de la película es haber descubierto a un magnífico actor (Alcázar) y que creo, con el paso del tiempo, se verá que es una película muy divertida, bien actuada y excelentemente musicalizada”.

 



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