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En honor a su abuelo, quiere durar 53 años en la empresa

Yanet Aguilar Sosa| El Universal
Jueves 11 de febrero de 2010

yanet.aguilar@eluniversal.com.mx

A los 19 años, Guillermo Quijas-Corzo López dejó la carrera de Relaciones Industriales, que estudiaba en la Universidad Iberoamericana de Puebla, para hacerse cargo de un negocio familiar con 52 años de historia. Aunque los dos primeros años fueron de tomar el control, a siete años de distancia ha logrado consolidar una librería, una feria del libro, una editorial independiente, una revista literaria y un encuentro de escritores.

El editor que heredó Proveedora Escolar —la papelería y librería más importante de Oaxaca—, tiene apenas 27 años, y muchos logros. La editorial Almadía que fundó en 2005 y que ha publicado a autores como J.M.G. Le Clézio, Juan Villoro, Sergio Pitol, Camille de Toledo, Joge Volpi, Guillermo Fadanelli y Rodrigo Rey Rosa, ha conformado un catálogo con más de 60 libros en cuatro años y tiene un best seller: Los culpables, libro de relatos de Juan Villoro, ha vendido más de 15 mil ejemplares.

Su historia no ha sido fácil pero sí muy exitosa. Su abuelo, don Ventura López, el profesor que hace 60 años creó Proveedora Escolar se convirtió en la figura paterna del joven editor; su padre murió en un accidente 20 días antes de que él naciera.

“Él era mi figura paterna y pasaba mucho tiempo en su oficina, donde tenía la librería y la papelería. Gran parte de las cosas que hago tienen un porqué y es el trato de tanto tiempo con mi abuelo, no tiene que ver con que me haya dado consejos específicos de cómo hacer las cosas, era verlo hacerlas”.

De él aprendió Guillermo Quijas el gusto por los libros y aunque confiesa que hasta la secundaria no leía nada, la lectura hoy es una de sus pasiones, como lo es el futbol -es Puma de pura cepa-, le encanta bailar salsa y escuchar música. “Modifiqué mis gustos personales, pero en esencia me gustan las mismas cosas, estar con mis amigos, pero agregué dos cosas: trabajar bien y leer”, dice.

El joven que en la preparatoria con un grupo de amigos tocaba la guitarra y disfrutaba mucho de cantar, llegó al trabajo editorial porque su abuelo estaba muy enfermo y lo llamó para que se encargara del negocio familiar. “La idea era trabajar seis meses y luego regresar a la universidad, pero murió. Días antes me había preguntado si yo me podía quedar con el negocio, tenía 19 años cuando me dijo eso, al día siguiente acudí a la empresa donde hay gente que ha trabajado ahí durante años y me conocían desde pequeño, ellos me ayudaron mucho”.

A dos años de su llegada tenía el control del negocio y emprendía otros proyectos, además de Almadía ha fundado un encuentro literario, acogido la revista Número Cero, el Premio Aura Estrada para escritoras jóvenes y la Cátedra Aura Estrada a la que han acudido Paul Auster, Jon Lee Anderson y Alma Guillermoprieto.

La combinación que ha dado lugar a los éxitos es perfecta: hay en el equipo gente muy experimentada como Martín Solares, Leonardo Da Jandra y Alejandro Magallanes, y gente muy joven y entusiasta que le da otro empuje. “Casi todas las personas que trabajan conmigo somos amigos desde la preparatoria o la secundaria, inclusive una desde la primaria. Al final, hay una relación muy cordial”.

Su madre, Claudina López, la arquitecta más conocida de Oaxaca, galerista y socia de Francisco Toledo, es su sostén. Nunca se mete directo en el proyecto, pero su opinión es fundamental para Guillermo, quien reconocer ser a veces “muy atrabancado”, piensa bien las cosas pero quiere hacerlas rápido. “A veces ella me ha jalado, me dice: ‘espera un poco, no tienes que ir corriendo’. Y es cierto, a penas son siete años y queda mucho tiempo aún”.

Si tiene una virtud es la perseverancia y la confianza en la gente; si algo se autocritica es querer hacer todo rápido por ser tan impulsivo, aunque es muy raro, a veces se enoja y todos tiemblan. “Tampoco es que mande todo a la fregada, pero me causa un malestar muy serio”. Su gran temor es que la Proveedora Escolar no funcione. “Es una cuestión tan personal y familiar de alguien fundamental para mi que no me lo podría perdonar. Mi abuelo dejó la tienda con 52 años, mi reto es que dure otros 53, por lo menos un año más”.

Guillermo Quijas-Corzo López es consciente de que a veces ha tomado malas decisiones, pero reconoce que eso lo ha curtido. “No puedo decir que estoy seguro de tener los conocimientos completos para poder llevar todo esto, tampoco creo que pueda decirlo en 10 años. Lo que me queda claro es que me gusta y que hago todo con mucho cuidado”.



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