aviso-oportuno.com.mx

Suscríbase por internet o llame al 5237-0800




El cocinero francés que formaba a cocineros mexicanos

Natalia Gutiérrez| El Universal
Domingo 08 de noviembre de 2009
El cocinero francs que formaba a cocineros mexicanos

. (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )

El viernes, el arte culinario perdió a uno de sus más grandes exponentes: Olivier Lombard, un chef consagrado en cuerpo y alma al mundo de los sabores

natalia.gutierrez@eluniversal.com.mx

El viernes, el arte culinario perdió a uno de sus más grandes exponentes: Olivier Lombard, un chef consagrado en cuerpo y alma al mundo de los sabores.

De 56 años y todavía con una exquisita creatividad por delante, el discípulo de Paul Bocuse degustó por última vez el delicado placer de la vida para dar paso a la leyenda que, sin saberlo, comenzó a crear cuando apenas era un niño.

Lombard solía acompañar a su abuela, una cocinera de casas burguesas en París, al trabajo. Aquellos momentos podrían haber pasado inadvertidos para cualquier pequeño, pero no para Olivier. Él encontró las puertas de un universo y la comida comenzó a ser su destino.

Tenacidad, disciplina y perfeccionismo son cualidades que pocas veces van de la mano con un adolescente; sin embargo, este legendario gourmet las tenía como parte de su esencia y fueron el mejor ingrediente en cada uno de sus platillos.

El chef francés no tuvo la oportunidad de estudiar una carrera profesional, pues en aquel entonces no existía una academia de cocina; no obstante, participó en diversos cursos culinarios.

A los 25 años, decidió emprender vuelo y recorrer Costa Rica, Colombia, Egipto, Polinesia, Canadá, Argentina y, por supuesto, México, nación que le extendió su corazón —y su estómago— hasta convertirlo en uno más de sus ciudadanos, en 2006.

Durante siete años dirigió la cocina del prestigioso Club de Industriales del Distrito Federal; sin embargo, el sueño de tener su propio restaurante lo impulsó a seguir adelante hasta conseguirlo.

“Quiero hacer una cocina sencilla, de un gusto honesto. Adoro las cosas simples”, dijo en una entrevista otorgada a KIOSKO.

Aunque el camino no fue sencillo, Lombard logró construir un reino de sabor que tuvo como castillo a L’Olivier, el primer feudo de este sibarita calificado como “un clásico con lo mejor de dos mundos”, por el sitio restaurantesdemexico.com.

La cocina gala con toques mexicanos del presidente fundador de Vatel Club México alcanzó la fama rápidamente y expuso la creatividad de su fundador en platillos que iban desde un carpaccio de pato hasta unos camarones salteados en salsa de chipotle ahumado.

A L’Olivier le siguieron Ciboulette y Terrase Renault, lugar que actualmente dirigía al lado de su esposa, la también chef, Alejandra Rendón. Sin duda, Alex y Olivier formaron una de las parejas más queridas del ámbito culinario, no sólo por su excelencia al cocinar, sino por la historia de amor que construyeron juntos.

“Olivier es la persona más noble, dadivosa y talentosa que conozco en el mundo. Puedo dudar o no saber muchas cosas, pero lo que tengo bien claro es que él es el amor de mi vida”, aseguró Alex.

A pesar de la diferencia de edades (poco más de 20 años), la pareja Lombard resultó la combinación perfecta, tal y como una de las recetas del Terrase Renault: la experiencia francesa entremezclada con la explosividad mexicana.

Rendón aprendió todo de su esposo desde que trabajó para él en el Club de Industriales.

La formación del nuevo talento gastronómico siempre fue una de las prioridades del chef Olivier y la lucha por hacer de los cocineros mexicanos grandes representantes de la culinaria fue una de las constantes principales en su trayectoria.

“No te puedes llamar chef si no eres capaz de establecer una línea clara de trabajo. Hay que tener una actitud definida, saber fomentar, sembrar y captar nuevos talentos. La cocina es un ritual donde no hacen falta los gritos, pero sí las miradas precisas y las indicaciones en tono firme. Es un mundo de técnicas, gestos y reflejos puntuales”, decía.

Irónicamente, Lombard buscaba que las mejores cocinas del país no quedaran en manos de chefs extranjeros por lo que impartió innumerables seminarios, incluido el primer curso para chefs de la Escuela de Glion Suiza en México.

A lo largo de su carrera obtuvo varios e importantes reconocimientos que reafirmaron el baluarte de calidad en el que asentó su legado: Caballero en la Orden del Mérito Nacional y Agrícola Francés, Maitres Cuisiniers de France —otorgado por el gobierno galo—, Medalla de Oro y Medalla del Centenario de la Academia Culinaria de Francia, Chef del Año 2002 por la Guía Rémy Martin y Restaurantero del Año 2001 por la Llave del Progreso.

¡Hasta siempre, Olivier!

 

 

 



Ver más @Univ_espect
comentarios
0