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La tarde del martes, un pastor cristiano-evangelista ofició para el difunto actor Jorge Vargas el servicio memorial, celebración equivalente a la misa de cuerpo presente en la religión católica. Horas más tarde, estaba previsto precisamente que el sacerdote católico José de Jesús Aguilar oficiara la misa. No lo dejaron. Se comunicaron con él para decirle que no habría ninguna manifestación católica: ni imágenes de santos ni celebración litúrgica.

Ernesto D’Alessio ya había decidido que el funeral y sepultura de su padre (guadalupano reconocido quien acudía cada 12 de diciembre a cantarle las Mañanitas a la Virgen en la Basílica y que grabó varios discos con temas a la Morenita) sólo tendría rituales cristianos.

Vargas había declarado públicamente en varias ocasiones que quería ser incinerado y sepultado como católico, pero Ernesto sólo permitió el servicio memorial el martes y una sesión de 10 minutos de oraciones y cánticos cristianos durante el entierro realizado ayer en Mausoleos del Ángel.

El sacerdote Aguilar es una presencia constante en el ambiente de los espectáculos, ya que es subdirector de Radio y Televisión de la Arquidiócesis de México. Ahora que se le impidió oficiar la misa de cuerpo presente para Jorge Vargas, declaró a KIOSKO: “Debería respetarse la última voluntad de la persona, no puede hablarse bien de la práctica cristiana cuando no es capaz de respetar el deseo de alguien. Además, la salvación no depende de los rituales”.

Pero Ernesto no piensa igual

A propósito de la despedida final de su padre, Ernesto D’Alessio tiene una postura inamovible basada en la última conversación que dice haber tenido con su padre: “Lo visité en el hospital y hablamos muy largo sobre cuestiones familiares. Me dijo que estaba muy arrepentido de varias cosas en su vida y que me daba a mí la autoridad para hacer con él lo que creyera conveniente”.

José de Jesús Aguilar opina, que había una mejor decisión que tomar: “Que se permitieran ambos rituales”.

La familia D’Alessio fue hasta hace un lustro practicante del catolicismo. En noviembre de 2006, Ernesto D’Alessio declaró que llevaba medio año convertido al cristianismo evangélico y con él, su hermano Jorge y su madre fueron adoptando la misma religión. Curiosamente, a partir de entonces restablecieron una relación cordial con su padre Jorge Vargas con quien habían tenido constantes problemas.

Arturo Farela, presidente de la Cofraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas, aclara la situación de los conversos: “Al católico convertido al cristianismo le da igual la manera en que lo sepulten, no hay un ritual generalizado. No nos importan si nos arrojan al mar, si nos creman, si nos comen los perros, porque lo importante es a dónde va el alma y la resurreción se da de todas formas, no depende del funeral”.

Jorge Vargas, sin embargo, es un caso distinto, porque él se mantuvo siempre guadalupano. Horacio López Bassave, uno de los médicos que lo atendió luego de la operación en que le extirparon el tumor cancérigeno del colón, narra que la última vez que lo visitó en su cama, Vargas le dijo que se sentía muy bien porque su madre lo estaba acompañando. López Bassave volteó, pero no encontró a una persona sino la imagen de la Virgen de Guadalupe.

Hugo Valdemar, vocero de la Arquidiócesis, lamenta la decisión de la familia D’Alessio: “Hubiera sido un gesto de caridad cristiana cumplir la voluntad del difunto y más aún siendo su padre. Es una falta de ética y sensibilidad. La iglesia católica ha permitido que se cremen los cuerpos debido también a los problemas de cupo y de contaminación de los cementerios”.

Cremación o sepultura

En el asunto de los rituales, un aspecto especialmente controvertido es la sepultura. Vargas, cuando decía que quería ser enterrado como católico, se refería a que deseaba ser cremado. Pero los evangélicos no acostumbran la cremación, la consideran una práctica pagana ya que durante los primeros años de la era cristiana, los romanos incineraban a sus muertos. En ese sentido, el sacerdote Aguilar es contundente: “Imponerle un ritual cristiano a un católico es una manifestación de poder”. Para Ernesto D’Alessio es todo lo contrario: “El amor que tengo por mi padre es lo que me llevo a tomar las decisiones de su funeral. Si no lo entienden, ni modo”.