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Esta noche se estrena Corazón salvaje, telenovela escrita por Caridad Bravo que cuenta con el mayor número de adaptaciones en la historia de los melodramas en este país, razón por la cual Eduardo Yáñez y Aracely Arámbula saben que se enfrentan a un gran reto: conquistar al público, quien los aclamará o criticará fuertemente.

También están conscientes de que si bien el trabajo de Edith González fue extraordinario en 1993, cuando se produjo por última vez esta historia de amor y traición, fue el fallecido Eduardo Palomo quien se consagró como actor de telenovelas con este trabajo, en el que dio vida a Juan del Diablo, personaje que ahora el tiempo ha cedido a Yáñez.

Para tener una mejor dimensión de los hechos, es importante decir que Palomo, quien a los 41 años muriera de un paro cardiaco, tan fue reconocido como mejor actor protagónico (en los Premios TVyNovelas en 1994), que ese momento de gloria lo aprovechó para lanzarse como cantante.

“No se trata de superar el gran trabajo que hizo Eduardo; que fue tremendo... Él hizo su participación tan limpia y bien hecha, mientras yo estoy tratando de presentar mi propio diseño. Además, he dicho que le dedico mi trabajo. (Por cierto) fuimos compañeros de la misma generación”, comentó Yáñez, en entrevista con la prensa.

El también actor de Fuego en la sangre recordó que fue en 1966 cuando se realizó la primera versión de Corazón salvaje, que protagonizaron Julissa, en el personaje “Mónica Molnar”, y Enrique Lizalde, “Juan del Diablo”. La segunda ocasión fue en 1977 (con Angélica María y Martín Cortés).

“Sí; vi el trabajo del señor Lizalde; sensacional. También he visto fotografías. Pero decidí ya no ver más para tratar de hace un personaje diferente a lo que se ha visto anteriormente”, indicó.

“Obviamente me preparé bastante, estudié muchas cosas y me robé detalles de algunos lugares, como de la tragedia griega, sobre todo. Por fortuna, la versión que hace Liliana Abud (adaptadora de la obra que también se ha llevado al cine en dos ocasiones: 1956 y 1968) es muy específica y también eso me ayudó”, externó el actor.

Pero Aracely Arámbula tampoco la tiene fácil en ese sentido. No sólo regresa a la actuación después de casi siete años de ausencia (su último trabajó fue Las vías del amor), también, en esta ocasión, la madre de los hijos de Luis Miguel encarnará a dos personajes en esta historia, como nunca antes había sucedido en las versiones citadas.

Además, es importante decir que Edith González, en su interpretación de Mónica, también fue reconocida como mejor actriz protagónica. Sin embargo, La Chule, como le dicen, se dice lista para tomar al toro por los cuernos. “Este es un súper reto, por eso me interesó mucho hacer esta telenovela”, dijo.

—Por tratarse de un reto, ¿tomaste algún nuevo curso de actuación?

—Tengo gente muy profesional, increíble detrás de mí como lo es el director Salvador Garcini y los directores de escena Alejandro Frutos y Manuel Barajas. Tengo gente talentosísima, que gracias a ella estoy sacando mis personajes adelante.

—Pero ahora tienes hijos y el reto es tremendo

—Parecería que fuera muy pesado y difícil, pero realmente lo he gozado. Tenía tanta hambre, tantas ganas de regresar a la televisión que estaba realizándome como mujer y madre, que ahora lo hago como profesional…

—¿Por qué decidiste regresar a la TV con esta telenovela?

—Por ser un clásico, una gran historia. Estoy fascinada de volver a trabajar con Salvador Garcini (también director de películas como Cabeza de Buda) con quien hice Las vías del amor y Soñadoras… Estamos dando lo mejor para nuestro público.

La edad, ¿factor en contra?

A lo largo de su historia en pantalla, Corazón salvaje se ha caracterizado por tratarse de una historia de protagonistas jóvenes, mas no juveniles. Sin embargo, en esta nueva versión, la del productor Salvador Mejía, esto será diferente.

Mientras que Palomo dio vida al personaje principal cuando tenía 31, Yáñez lo hará a los 49. En el caso de Edith y Aracely, no hay gran diferencia: 29 y 34, respectivamente.

Al respecto, esto es lo que manifestó Yáñez: “Nadie me va a acomplejar nunca. Si algo me enseñó mi madre es a sentirme muy orgulloso de lo que logro y a ponerle todo el corazón en lo que intento en mi vida”.