Una noche de copas lo convierte en recién casado
cesar.huerta@eluniversal.com.mx ¿Qué haría si una mañana, tras una noche de copas, despierta y ve a su lado a una joven mujer desconocida, con quien cree haber tenido una aventura?, ¿cómo reaccionaria al saber que ella es realmente su esposa y tiene un acta de matrimonio firmada horas antes?. ¿Parece un mal sueño, verdad?, pero para Jaime Camil, fue una pesadilla. Claro, esto le ocurrió en su papel de Sebastián, personaje central de la comedia Recién cazado, que se estrena este viernes. En la película es de un destacado enólogo (persona dedicada a la elaboración y crianza de los vinos) y un galán con una vida muy desordenada. Su compañera en esta aventura se llama Alexa, ella es una bióloga marina, quien es interpretada por la actriz venezolana Gabriela Vergara. Ambos acuerdan tres semanas para conocerse y sino funciona, entonces cada quien tomará su camino. “Todo nace de una anécdota que me contaron (el matrimonio) y que la verdad se me hizo una broma muy pesada”, cuenta René Bueno, director y escritor de la película. “Pero la gran idea de la película no es que se levanta el chavo un día y se ve casado, sino que va descubriendo muchas cosas más”, añade Bueno. Recién cazado se filmó en locaciones de Ensenada, Baja California y París, Francia. En la ciudad norteña, Camil sufrió de una rara alergia durante todo el rodaje, que lo obligó a tomar diariamente una pastilla. “No sé por qué me enfermé. Lo bueno es que la verdad eso me ayudó para una secuencia en donde estoy borracho, parece que en verdad lo estoy”, recuerda el actor entre risas. Durante el filme se ve a su personaje ligando, viviendo de noche en los antros y hasta cuenta con una agenda telefónica apuntada en la ropa interior de sus amantes ocasionales. “Quien ha visto la película me dice que actué como Jaime Camil, pero también me decían eso en 7 días (película) y en El diluvio que viene (obra de teatro). Yo eso no lo veo como halago, sino como crítica, porque quiere decir que lo hago de manera natural, comentó Camil