Omar Rodríguez, el músico consentido de Guillermo Arriaga
natalia.cano@eluniversal.com.mx Llegó por primera vez a México cuando tenía cinco años. Desde ese momento Puebla se convirtió en su segundo hogar (después de su natal Puerto Rico), luego de que Omar Rodríguez y su familia cambiaron su residencia a esa ciudad para que su padre continuara sus estudios en Medicina. Fue una especie de “amor a primera vista”, dice el músico. Los dichos populares, los colores, los olores y la arquitectura, pero también ese lado muy surrealista de México que tanto sedujo e inspiró a Luis Buñuel —por cierto, uno de los ídolos del líder y cerebro de TheMars Volta—, lo cautivaron. En Guadalajara, el virtuoso guitarrista comió por primera vez una quesadilla de huitlacoche, un sabor que jamás ha borrado de su mente, y mucho menos de su dieta. Ahora ha hecho de esa ciudad no sólo su casa, también su centro de operaciones, desde donde conduce su estudio de grabación, y en el cual dio forma a su nuevo álbum solista, Xenophanes, que publicará en septiembre próximo. Para algunos músicos, el lanzar un proyecto solista representa la libertad de creación que muchos de ellos no encuentran en sus respectivas bandas. El caso de Omar Rodríguez es distinto. “Para mí no tiene nada que ver, en Mars Volta hago lo que yo quiera, es mi grupo, es mi música, cualquier cosa, lo que sucede es que con la banda estoy comprometido a publicar un disco por año, y por ahí empezó el rollo de desarrollar los discos solistas”, explica. “Cuando hice el contrato con Mars Volta me emocioné demasiado, porque tuve una relación muy especial con el sello Universal, que me dio todo el control que yo quería, desde decidir cuáles son los sencillos, el arte, todo... me fue tan bien que me emocioné; si por mí fuera publicaría cuatro discos al año.” El proceso creativo de la música de The Mars Volta, y por ende la de Omar Rodríguez en su proyecto solista, siempre ha tenido una conexión muy fuerte con el cine, en Xenophanes no fue la excepción. De ahí que el músico haya encontrado gran inspiración en el filme Kidnapped (Secuestrado), del maestro del cine de terror italiano Mario Bava. “Fue una película que no salió por 25 o 30 años porque la compañía de producción había quebrado, así es que salió recientemente. Soy admirador del cine de Bava, Takeshi Kitano, David Cronenberg, es cine muy oscuro, pero es una inspiración que sale de un lado absurdo de la imaginación, creo que todos lo tenemos , pero no hablamos de eso”, refiere Omar. La pasión de Rodríguez por el cine ha trascendido de tal forma que cabe recordar que él fue el elegido por el cineasta y escritor mexicano Guillermo Arriaga (21 gramos, Babel y Amores perros) para hacer el score de su cinta El búfalo de la noche. Posteriormente, Arriaga defendió con “uñas y dientes” su derecho de tener al guitarrista en su cinta The burning plain (2008) como creador del score, junto al multipremiado Hans Zimmer, a pesar de que la distribuidora se negó argumentando de que “Omar Rodríguez era un desconocido en la industria del cine”. “Cuando Guillermo (Arriaga) me necesite, ahí estaré. Sé que The burning plain saldrá este año y, para mí, trabajar con él es una experiencia que me ha permitido crecer”, subraya. “En Mars Volta soy el jefe, el maestro del grupo; con Arriaga por fin he encontrado una situación en la que no tengo el control, él me dirige. Para mí es muy importante ser humilde y aprovechar ese momento en el que puedes reinventarte, ahí no mando yo, y a mí me queda acatar instrucciones y aprender“. Mientras que Xenophanes ve la luz, Omar Rodríguez se prepara para el lanzamiento del quinto y nuevo disco en estudio de The Mars Volta, Octahedron, que saldrá a la venta en junio. Con el estreno de Octahedron, Mars Volta tendrá una nueva gira por algunas ciudades de Estados Unidos y festivales europeos, cosa que más allá de la emoción de reencontrarse con los fans, le causa un tremendo pesar a Omar, quien acepta que a diferencia de unos años prefiere quedarse encerrado en su casa trabajando en nuevas canciones.