Su suicidio fue su único escándalo
El cinco de diciembre de 1993 a las 13:30 horas, la enigmática actriz Rita Macedo, tomó la decisión fatal de quitarse la vida, lo hizo dentro de su automóvil, utilizando para ello una pistola y dándose un disparo en la boca.
Momentos antes de llevar a cabo su fatal idea, la actriz se detuvo en el camino hacia su casa, exactamente en Altavista para ver por última vez a su hijo Luis. “Vengo a despedirme de ti”, según acotó la escritora Elena Poniatowska en su artículo del diario La Jornada, días después.
La protagonista inolvidable de la película Rosenda, lo hizo en el estacionamiento de su casa ubicada en San Ángel. Su muerte, por inesperada, sorpresiva y dramática, causó revuelo y conmoción primordialmente en el medio artístico y cultural, donde María Concepción Macedo Guzmán, su verdadero nombre, era muy querida, aunque también un sector grande del público se conmovió con la fatal determinación de la actriz.
La noticia se desplazo rápidamente por la radio y la televisión, así como posteriormente en los medios impresos, pero de inmediato se tomaron las medidas pertinentes, por parte de la familia, para controlar, de alguna manera, que el doloroso hecho se propalara en versiones amarillistas y escandalosas. Las primeras informaciones hablaban que la muerte había sorprendido a la actriz a causa de un ataque cardiaco, pero conforme pasaron las horas, la realidad del suceso salió a flote, ya nadie podía ocultar el suicidio de la coprotagonista de San Felipe de Jesús, La mujer ajena y Ensayo de un crimen.
Sigilo y discreción
Los trámites legales se apresuraron con gran sigilo y discreción, para evitar especulaciones, de la misma forma los deudos decidieron llevar a cabo la sepultura de Rita Macedo de inmediato, sin velorio alguno. La decisión tomada “fue en base a una petición hecha por la propia actriz, quien en varias ocasiones pidió a sus hijos, Julissa y Luis, que cuando ella falleciera, abreviaran las honras fúnebres”, dijo El Reportero Cor en su columna El Fabricante de Estrellas, en el periódico EL UNIVERSAL.
Rita llevó siempre una vida discreta desde un principio hasta su muerte, jamás la acompañaron el escándalo ni la frivolidad. Su deceso violento por propia decisión, fue quizá el único escándalo sonado que provocó a lo largo de su existencia. Invariablemente ocultó sus problemas y sus sentimientos. Se armó de una coraza para resistir a los medios informativos y evitar así hablar de lo que sólo a ella le interesaba, por lo mismo, la opinión pública siempre la consideró como una figura suigéneris, nada fácil de manipular informativamente.
Su compañeros actores, al expresar su sentir por la medida tomada por la actriz, la calificaron como “una mujer de pocas palabras, que le gustaba permanecer a solas”. Otros aseguraron que la recordaban “como una persona triste, sobre todo en los últimos años de su vida, a pesar de ello, la noticia de su suicidio nos impactó”.
Julissa, sumida en “shock”
Los hijos de la actriz procuraron no externar ningún tipo de opinión. Al enterarse de lo ocurrido, Julissa se sumió en shock, pero alcanzó a balbucear: “Mamá tenía años diciendo que lo quería hacer, no deseaba seguir viviendo, se sentía sola. Pienso en ella y me siento muy mal”. La actriz, quien también reveló que su mamá “nunca fue creyente”, no derramó una sola lágrima por la partida de su madre.
María Concepción Macedo Guzmán, nació en la ciudad de México, el 21 de abril de 1925. Vivió una infancia difícil y prácticamente, sin amor, ya que la destacada escritora Julia Guzmán, su madre, la mantuvo desde muy pequeña alejada de ella en diversos internados. Tenía un carácter introvertido y temeroso de todo y de todos. Tenía miedo terrible a la oscuridad y a la penumbra de los dormitorios escolares, Esta forma de vida sin el cariño, los consejos y los afectos de su progenitora, la hicieron una mujer dura e insensible.
Le afectó mucho el divorcio de sus padres, lo que le privó convivir con Miguel Macedo, su progenitor, a quien solamente trató una ocasión, para nunca más saber de él.
Muy perfeccionista
Conchita, antes de ser Rita, fue introducida a sus 15 años a la vida artística por el director de cine Mauricio de la Serna a quien conoció fortuitamente. La invitó a participar en un filme, aunque la sola idea de hacerlo le producía pánico, sin embargo, su madre la animó y la impulsó, más que como una sugerencia, como una orden. Durante el rodaje del filme Las cinco noches de Adán, hizo su debut al lado de Mapy Cortés y Domingo Soler.
Estuvo casada en tres ocasiones, primero con el productor de televisión, Luis de Llano Palmer, padre de Luis de Llano Macedo y Julissa; con Pablo Palomino, joven de buena familia, de quien también se divorció rápidamente. Su tercer cónyuge fue el escritor Carlos Fuentes, él tenía 29 y ella 32, procrearon una hija, Cecilia. Vivieron un tiempo en París, Londres, Roma y Barcelona, pero al regresar a México vino el divorcio por infidelidades del autor de La región más transparente.
“Mi madre, señaló Julissa a EL UNIVERSAL, siempre fue una mujer de una pieza. Inteligente y tremendamente perfeccionista”.