¿En serio eres sietemesina? No parece.

Sí. Mi papá trabajaba en Nueva York y mi mamá andaba de visita por allá con siete meses de embarazo. El parto se adelantó y nací ahí.

¿Es verdad que eras una niña marimacha?

Sí. Crecí entre puros hermanos hombres y me la pasaba arriba de los árboles, en bicicleta, patines o jugando algo que en República Dominicana se llama “la plaquita”, que se juega con un bat y una placa de coche.

¿Te metieron a clases de modelaje para pulirte?

Algo así. De pronto me volví una adolescente insoportable y me fui a vivir con mi abuela; ella me aceptó con la condición de que me metiera a esas clases.

En 1988 ganas el Miss Teenager de Dominicana. ¿Por qué participaste?

A mí los concursos nunca me gustaron por el afán de la belleza, sino como una forma de quitarme la timidez.

Y te seguiste de filo, ¿no?

Sí. En 1994 gané Miss República Dominicana, estuve en Miss Universo y gané el Señorita América.

¿Sufriste acoso sexual?

Sí. Alguien quiso propasarse, pero lo puse en su lugar.

¿Cómo estuvo?

Un tipo me dijo: “Si quieres el 100%, me tienes que dar el 100%”. Yo le contesté: “Para que eso suceda, antes me tienen que conquistar y yo me tengo que enamorar, sea quien sea”.

¿Qué consecuencias trajo eso?

Ese concurso se paró y salió del aire una hora completa, porque los jueces se dieron cuenta que, en efecto, alguien quería hacer unos movimientos raros. Tuvieron que contar los votos a mano, sin computadora.

Gané y luego fue un gran orgullo representar a mi país, pero una carga económica para mi familia. Como yo no me acosté con aquella persona, no me pagaron los boletos ni me dieron ropa ni premios.

¿Por qué no le pones nombre y apellidos a ese personaje?

Es tan poca cosa, que no vale la pena.

¿Qué envanece más, un concurso de belleza o salir casi a diario en la televisión?

La televisión me gusta como un trabajo. Soy vanidosa como cualquier mujer, pero no como cualquier artista. Me gusta verme bien, pero no vivo sólo para eso. No sirve de nada verte espectacular, si eres una porquería por dentro.

¿Qué estudiaste?

Comunicación publicitaria. Fui muy buena estudiante, aunque no me gradué porque me faltó la tesis.

¿Iniciaste en México tu carrera de conductora de televisión?

En Dominicana participé en un programa exitoso llamado Ritmo del sábado. Me vine a estudiar al Centro de Educación Artística de Televisa y aquí empecé desde cero.

¿Es cierto que andabas a la greña con Andrea en ‘Hoy’?

No. Hasta la fecha nos seguimos mandando mensajitos de amistad.

¿Cómo es tu hombre ideal?

Simplemente debe haber química. Aunque es peligroso, sí creo en el amor a primera vista.

¿El sexo es lo más importante de una relación?

Es importante, pero si sólo fuera eso, todas andaríamos recogiendo gente en Sullivan. La mayoría de las mujeres necesitamos estar involucradas para llegar al sexo.

¿El orgasmo es de quien lo trabaja?

Sí, porque a veces nos quedamos muy callados respecto a ese tema. Ahora que estoy en esta obra (Orgasmos, la comedia), ya no me da pena decir palabras como pene o vagina. También me doy cuenta que las mujeres fingimos porque los hombres no toman bien que les digamos: “Fíjate que no me vine”. Si alguien se quedó atrás, es un asunto de timing, no pasa nada. Si les decimos: “Más arriba, más abajo, más lento, más rápido”, se nos acomplejan.

¿Por qué nunca te has desnudado para alguna revista?

Hace como ocho años hice unas fotos y no me sentí cómoda. A lo mejor soy muy pudorosa.