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Le llamaron con humor “Arráncame la película” porque el director Roberto Sneider no quería entregarla sino hasta estar completamente seguro del producto final.

La copia final de Arráncame la vida llegó a México proveniente de Los Ángeles un día antes de la función para prensa y dos semanas antes del estreno comercial, programado para mañana viernes.

Después de todo, era un proyecto que llevaba cocinando desde hacía siete años, cuando se enamoró de la novela original de la mexicana Ángeles Mastretta.

“Me fascinó por los personajes y por el retrato del México de los 30 y de los 40. Estaba el macho mexicano, la visión de una muchacha, la etapa de la posrevolución que toma el poder por la fuerza e instala una nueva forma de gobernar”, señaló Sneider.

El director contó con un presupuesto de 65 millones de pesos, convirtiéndose en el más caro del cine mexicano, además de un elenco encabezado por Ana Claudia Talancón, Daniel Giménez Cacho y José María de Tavira.

Ellos le ayudaron a contar el amor sumiso de Catalina hacia el general Andrés Ascencio, luego elevado a gobernador, acompañados del músico colombiano Carlos Vives, tercero en discordia.

“La verdad es que me sentí empático con el personaje de Andrés”, comenta al referirse al militar que pasa por encima de todo y a costa de todo.

“Pero me divertía mucho la visión de Catalina sobre el mundo”, añade al describir a la muchacha que una noche pide a su amado que le obsequié el Sanborns de Los Azulejos, y éste se lo cumple.

Cuando comenzó el proyecto, se dijo que Salma Hayek, Jesús Ochoa y Gael García Bernal serían los protagonistas, pero en esa ocasión no pudo levantarse económicamente.

Después llegó Ana Claudia, pero por edad, no daba el personaje. “Roberto me decía: hay que esperar y por fortuna me esperó”, exclama feliz la actriz, quien tiene más de 70 cambios de vestuario en la cinta.

Daniel no sólo subió más de 10 kilos, sino que para darle credibilidad a su personaje leyó las memorias de Gonzalo N. Santos, quien fuera gobernador de San Luis Potosí.

“Eso me ayudó a entender mucho las decisiones políticas y todo lo que pasa al tomarlas”,comentó.

Y José María se quedó con el papel, entre otras cosas, por saber música, como su personaje que tiene ideología izquierdista. “Toco el piano, me defiendo y bueno; por cosas que pasan, me pongo ropa de época y parece que es mía”, dijo bromista.

Sneider recurría ocasionalmente a Mastretta, la autora original, para preguntarle su parecer. Aunque él tomaba siempre la última decisión, como fue en la posproducción, donde surgió el chiste de “Arráncame la película”.

“Quería entregarla lo mejor posible, todavía al final veíamos que voces en off deberían estar o no, ahora vamos a ver qué piensa el público”.