aviso-oportuno.com.mx

Suscríbase por internet o llame al 5237-0800




Amparito, preparada para morir

El Universal
Domingo 07 de septiembre de 2008
Estrellas de siempre

CON SUS 92 AÑOS de vida, bien vivida, aunque sea redundancia, Amparo Arozamena Sánchez, mantiene gran lucidez gracias a su privilegiada memoria, aunque ella diga lo contrario, “claro que sí, hoy en día se me olvidan las fechas. No tengo cabeza pare recordar todo. ¡Cómo rememorar lo que me aconteció en más de 90 años!".

Apenas en agosto pasado la actriz festejó sus 92 años.

No había de otra, los padres de Amparito eran artistas, “ahí se conocieron y se casaron. Tuvieron muchos hijos, seis, todos artistas: Juan, director de orquesta; Eduardo, cómico; Lupe y Luisa, bailarinas, y Carmen y yo vedettes. Fue entonces que papá decidió retirar a mi mamacita de toda actividad”.

Profesionalmente se inició como segunda tiple con la compañía de Roberto Soto El Panzón, “mi hermana Carmen y yo nos fuimos con él, 10 años de gira a Sudamérica. Me fui de 5 y regresé de 15 años, ya hablábamos como chilenas y argentinas”.

Un ‘chorro’ de novios

Para las jovencitas y aún casi niñas, no hubo tiempo para juegos, “estábamos fuertemente ligadas al trabajo artístico. Regresando de Sudamérica comenzamos a trabajar en el famosísimo Follies. Alternábamos con grandes figuras como Medel, El Chino Herrera, Jesús Martínez Palillo y Mario Moreno Cantinflas. Luego vino el cine. Era la época grande del teatro de revista en México, se estrenaba una producción diaria”.

Aunque no vivió una infancia normal, como cualquier niña, “sí teníamos nuestro tiempo de estudiar lo indispensable para unas chiquillas como nosotras. A pesar de todo, mi niñez no fue triste, tenía otras formas de divertimiento, por ejemplo, con Pompín, más chico que yo, inventábamos juegos para pasar los ratos de descanso. Sus papás y los míos eran compadres”.

En su adolescencia y juventud, dice, nunca fue noviera, “pero sí tuve mis enamorados, el primero en Santiago de Chile, luego otro novio chileno, un abogado. En México me relacioné con el matador de toros Alberto Balderas, sufrí mucho, un buen día lo mató un toro. Decepcionada no quise saber más de novios”.

A pesar de todo, si tuvo muchos otros pretendientes, “¡un chorro! — ríe de buena gana —, pero me enamoré de un periodista, Roberto G. Serna y me casé. Me quedé pronto viuda cuando murió en un accidente automovilístico. Caí en un bache, estaba retirada del medio artístico y esperaba a mi hijo Juan Antonio. No tenía trabajo y nadie me echaba la mano. Fue una mala racha, pero salí de ella, tenía que trabajar por mi hijo”.

Su segundo esposo fue Ramón Barón, con quien vivió unida 50 años, “fue jugador de futbol en el América. Nunca tuve romances con mis compañeros actores porque son muy coquetos y sinvergüenzas. Jamás recibí propuestas de políticos, ni de empresarios”.

Hoy o mañana

Retirada de toda actividad artística, pero siempre con muchas ganas de seguir viviendo, no le tiene miedo a la muerte, “pero cada vez la siento más cerca, creo que hasta le estoy tomando cariño. ¿La verdad? sí, le tengo miedo. No quiero morirme, pero estoy preparada por si la muerte llega hoy o mañana”.



Ver más @Univ_espect
comentarios
0