Las vanas esperanzas de ?Ramona? (canal 2, lunes a viernes, 17 horas) se diluyeron, a tal grado que al final quedó viuda de su malogrado indio Alejandro de Asís Eduardo Palomo y para no quedarse a vestir santos se quedó con Felipe René Strickler aclarándose su nula consanguinidad de hermano o medio hermano y quien resultara el auténtico ?ganón? de esta trama costumbrista que sucumbió en lo que viene a ser uno de los primeros fracasos del año.

El acendrado esmero en la producción, los desafíos resueltos en la ambientación, no fueron suficientes para soportar la intrascendencia de una trama lenta, con una densa edición donde para acabarla de amolar el rol protagónico masculino de indio sólo tuvo la cabellera. A Eduardo Palomo, o no le gustó el personaje y le hizo el ?fuchi?, o jamás tuvo empatía con la historia original de Hellen Hunt, escrita por Humberto Robles, Francisco Robles, y de la misma productora Lucy Orozco, con quien mantuvo sus claras diferencias.

Que lejos quedó Palomo de su Juan del Diablo y la apoteosis de una novela como ?Corazón salvaje?. Hoy le toca el otro lado de la moneda, igual que a Kate del Castillo con su ?Ramona?, personaje intermitente delineado para la rebeldía y que terminó recuperando a su bebé, procreado con su indio Alejandro, a manos de su secuestradora Manuela (Shaula Luke), casándose sumisamente y por no dejar con lo bueno y gris de Felipe, el dócil y obediente hijo de doña Ramona Moreno Gonzaga (Helena Rojo), quien previo al final, es asesinada por la espalda por el villano reventón del corrupto sheriff Jack Green (Sergio Sendel), de lo más rescatable en la labor actoral.

Final a todas luces apresurado, pese a cumplir sus 120 capítulos pactados, ?Ramona? no respondió al rating prometido, y el telerómano, como siempre, ejerció su voz y voto, y sentenció a una telenovela terminada con antelación en su fase de producción, con un libreto elaborado y repasado durante largo tiempo. Esa fórmula entre misteriosa y afortunada no le llegó a esta ?Ramona? que se quedó sólo en el intento, pese a contar con un vasto presupuesto, un sólido elenco y una productora empeñosa y desafiante, que murió en el intento, y quién sabe para cuándo la resuciten.

El largo y sinuoso camino que desentrañó el velo de misterio que guardaba la mamá de Ramona, impidió una narración más ágil y emocionante. ¡Cómo se tardaron en decirnos el origen de la protagonista y en pasarse al bando contrario, tema tratado hasta la saciedad y con una mayor dinámica! Los buenos contra los malos; los malditos e ignorantes pobladores de Spurtown contra unos indios brillosos de limpios, pero más inocentes que el pan. Lo mejor para su líder Alejandro de Asís, algo así como ?Danza con lobos?, pero más modosito, fue su ejecución a manos de los malosos y de su líder Jack Green.

Esta ?Ramona? destinada a pernoctar en el ?limbo?, tuvo acertadas actuaciones en Chela Castro (Perpetua de Echagüe), Antonio Medellín (Pablo de Asís), Nicky Mondellini (Beatriz de Echagüe), Luis Bayardo como el padre Sarriá; Sergio Sendel como el sheriff Green, Luis Couturier como César de Echagüe y Andrés García Jr. como Billy ?el elegante?.

No desmereció en ningún momento la ambientación de Manuel Domínguez, ni el diseño de vestuario de Gabriela Jaramillo y Ana Luisa Miranda eso sí, todos los personajes más limpios que anuncio de detergente, y la escenografía de Ricardo Navarrete, con los altibajos en la dirección escénica de Alberto Cortés, Nicolás Echeverría y Felipe Nájera.

Las palabras de Ramona fueron proféticas: ?Cuando huyó Alejandro, mi desesperación no llegó al límite gracias a una promesa: regresaría por mí una noche de luna llena?. La historia asombrosa y anhelada terminó en una más de indios y vaqueros, con la sabiduría popular: ?no tiene la culpa el indio, sino quien lo hace compadre?. Hasta la próxima.

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