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Se cambió el nombre para hacer cine porno

César Huerta| El Universal
Miércoles 14 de febrero de 2007

En 1987 el cineasta Ángel Rodríguez Vázquez tenía que controlar a sus hombres de staff para que por las noches no corretearan a las actrices que trabajaban en su película.

Y es que no se trataba de un filme común y corriente, sino de Profesoras del amor, la primera película porno mexicana.

Rodríguez Vázquez tenía como antecedente trabajar bajo las órdenes de gente como Ismael Rodríguez (Nosotros los pobres), Chano Urueta (La cabeza de Pancho Villa) y Roberto Gavaldón (Doña Macabra) y de pronto alguien le había encargado escribir un guión XXX.

La historia era sencilla: un grupo de luchadores que entrenan para una batalla importante, pero son disminuidos físicamente por un grupo de mujeres que llegan de improviso...

El largometraje se estrenó hasta 1993, seis años después, causando rupturas sentimentales de quienes habían sido actores. "Hacer una película es muy normal, es como cuando un doctor debe curar a un sacerdote, a un hombre bueno, a un asesino.

"La pornografía es el oficio más antiguo del mundo, no es nada nuevo, lo que pasa es que ha predominado el cine extranjero de ese tipo aquí", dice Ángel Rodríguez .

-¿No fue complicado filmar en un momento en que moralmente era muy mal visto?

-Muy difícil, hasta me cambié de nombre. La primera película aparece dirigida por Gabriel Vázquez. Después de trabajar con grandes directores, al hacer esto me sentí mal.

Ya luego entendí lo que era y en las siguientes películas aparece mi nombre. Nunca nadie me llamó depravado, siempre hubo respeto mutuo...

-¿Y para encontrar a los actores?

-Lo difícil era mantener el control (de su propio cuerpo), pero siempre pensaba en el respeto a la gente que trabaja y no ser vulgar. Muchos de mis compañeros correteaban a las actrices, así que debía ponerlos a ambos en lugares lejanos. Yo era quien debía poner la disciplina, en esto hay que ser calmado y ecuánime, en el pedir está el dar.

Con los actores pues... los hombres por machismo le entraban y ella no, así se tratara de ficheras o de otra cosa, pues sí eran más retraídas. Yo no las escogía, se las llevaban al productor y él me preguntaba si me gustaban, yo decía que estaban gorditas o algo así, pero si era lo que se tenía, pues había que entrarle.

-¿Al estar en el set cuál era la complicación?

-Pues es difícil porque los actores son humanos y había que esperarlos, la naturaleza requiere de su tiempo. Había chavos que no podían y había que decirles que se concentraran, que no les quedaba de otra... Es un tipo de película complicado, debe tener sus toques, digo, si el personaje es un vulgar, entonces hay que hacer que el actor llegue, tire la ropa en el suelo y cosas así. Y hay que generar emplazamientos de cámara, sonidos, palabras, tomas a manos o el cuerpo, para impactar al público.

-¿Podría hacerse porno mexicano completamente?

-Mis películas tenían mensaje. En Traficantes del sexo la protagonista moría de sida, así se manejaba. Ahora muchas extranjeras sólo muestran todo lo demás sin historia.

"En México no creo que se llegue a hacer, principalmente por el tipo de mujeres que hay, yo tengo un amigo que tiene tres filmadas y no las ha podido vender. La mujer gringa, la europea, es desinhibida, cuerpos esculturales, muy bonitas, las mexicanas no".



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