NUEVA YORK.- Desde el inicio de su carrera, Russell Crowe se ha tomado su trabajo con mucha seriedad, actuando en varios dramas y recibiendo tres nominaciones al Oscar. Sin embargo, el actor parece estar listo para una nueva aventura.

Premiado con un Oscar por su rol en el filme épico de Ridley Scott Gladiador, Crowe es asociado con personajes fuertes, que superan la adversidad y logran trascender gracias a sus cualidades extraordinarias.

Pero en su nueva cinta, el actor se aleja de esa imagen para acercarse un poco más a la realidad mundana. En el filme A good Year, también bajo las órdenes de Scott, Crowe encarna a un experto en finanzas británico que viaja a Francia para hacerse cargo del viñedo de su tío.

Tras ser suspendido en su trabajo por sospechas de fraude, decide quedarse e iniciar una nueva vida en la campiña francesa, donde pasó numerosos veranos durante su infancia.

Sus planes son interrumpidos por la llegada de una joven californiana que sostiene ser la hija ilegítima del tío y la verdadera dueña del viñedo.

Según el actor, se trata de una comedia romántica sobre el amor y las relaciones humanas.

"Es una película diferente de las que he hecho en los últimos años, en especial Gladiador", comentó Crowe en entrevista para la revista Premiere.

Ambientada en la Provenza francesa, la película captura el estilo de vida de esta región.

"Este es un elemento esencial de la película", señaló.

Originario de Australia, el actor mantiene una granja con ganado en su país, aunque desde que se casó y formó una familia, decidió vivir más cerca de la ciudad para aprovechar sus comodidades.

"Aún sigo operando la granja, pero mi granja en Australia no tiene nada que ver con la Provenza. Las distancias entre poblados son mucho más grandes y no se cultiva con tanta intensidad como se hace en Provenza. La vida de campo en Australia es una vida mucho más solitaria", afirmó.

Su personaje, Max, es un banquero ambicioso que se ve obligado a replantearse su estilo de vida y sus prioridades. "Se da cuenta de que las cosas que le enseñaron cuando era niño tienen un gran valor y que con el paso de tiempo se olvidó de lo que es realmente importante", explicó el actor.

Para Crowe, uno de los mayores retos de su papel era transmitir su sinceridad y dignidad. "En una comedia uno quiere resultar divertido, pero al mismo tiempo no puede olvidarse de la dignidad de su personaje", afirmó.

Trabajar nuevamente con Ridley Scott fue una de las razones principales para hacer la película, aunque la intensidad del actor y del cineasta fue demasiado para el equipo de producción francés.

"Después de los primeros cinco días de rodaje, uno de los miembros del equipo francés le dijo al productor que si continuábamos trabajando a ese ritmo los íbamos a matar", comentó Crowe.

El actor siente una fuerte conexión con Scott. "Cuanto más nos concentramos en un proyecto, mejor nos entendemos. A veces me cuesta comprenderlo, porque Ridley habla en diferentes planos al mismo tiempo, pero cuando estamos en el set y sabemos hacia dónde apuntamos, prácticamente no necesitamos hablar para comunicarnos", afirmó.

Scott exige cada vez más de Crowe, pero esto es lo que mantiene al actor motivado. "Él sabe que si me pide que salte de un puente, probablemente lo haga", dijo el actor.