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Inauguró la Fonoteca del Cine Mexicano

Julio Alejandro Quijano| El Universal
Viernes 18 de agosto de 2006

¡Silencio!. El maestro Manuel Esperón interpretará "Amorcito corazón" al piano.

No cualquier piano, sino "el piano", el mismo en donde compuso junto con Pedro de Urdimalas esta canción que en voz de Pedro Infante se convirtió en himno de los pobres que se enamoran a pesar de la desgracia de vivir en vecindad.

Es un momento importante, el reencuentro, entre el músico y su instrumento luego de años de separación. Por eso le da un beso antes de sentarse.

Manuel Esperón está en la Sala Silvestre Revueltas para inaugurar la Fonoteca del Cine Mexicano que llevará su nombre en memoria de las 450 películas que musicalizó.

Antes de tocar, se presentará a si mismo ante el público reunido en la sala: "Buenos días, soy Manuel Esperón, 450 películas musicalizadas, 40 canciones, algunas de ellas fueron un éxito; ése soy yo, perdón por la falsa modestia".

La fonoteca ha rescatado 90 de esas 450 películas. Pero también 81 de Raúl Lavista, 93 de Antonio Díaz Conde, 118 de Sergio Guerrero y 176 de Gustavo César Carrión. Un tesoro en el que se pueden contar por ejemplo una interpretación al piano de "Aventurera" a cargo de Agustín Lara.

Esperón explicará la magia que hubo detrás de la composición de "Amorcito corazón": "No es cuestión de inspiración sino de ponerse a trabajar, sentarse en el piano y cumplir con lo que te piden. Así sale... siempre ha salido".

Es decir, no hay magia sino trabajo. Y detrás de ese trabajo una infancia que comienza con el "niño Esperón" escondido bajo el piano de su casa: "No me dejaban tocarlo, decían que ensuciaba las teclas".

Son recuerdos de la colonia Guerrero (populosa y marginal, dirían los urbanistas), específicamente de la calle Estrella. Ahí se colaba en el cine Mina para musicalizar las proyecciones mientras el pianista titular salía a comer sus tortas.

Luego, a los 21 años, el director ruso Arcady Boytler lo invitó para componer la canción de "La mujer del puerto", aquella que dice: "Vendo placer a los hombres que vienen del mar".

Desde entonces compuso los temas más emblemáticas del cine mexicano. Convenció a Jorge Negrete de cantar ranchero e hizo de Pedro Infante un ídolo amoroso y romántico.



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