Alemán reorganiza al cine mexicano
La segunda mitad de los 40 se cimbró el pasado 6 de julio de 1945 con el estallido de la primera bomba atómica en la ciudad japonesa de Hiroshima, sacudiendo al mundo con su poder destructivo, al tiempo que en México, a fines de la década que vivimos hoy, las autoridades mexicanas, encabezadas ya por Miguel Alemán Valdés, deciden darle mayor atención al cine mexicano, "por su importancia comercial cada vez mayor, con miras al desarrollo y mejoramiento de dicha industria", según lo destaca a ocho columnas EL UNIVERSAL, hoy uno de noviembre de 1949: "Iniciativa de ley reorganizadora de la industria cinematográfica". La medida del gobierno alemanista, se indica en nuestro diario, "pone punto final a la discusión que se suscitó con motivo de los propósitos de elevar la calidad de las películas mexicanas". Para lo mismo, la propuesta contempla la creación de una Dirección General de Cinematografía, "que se avocará directamente a todas las cuestiones del cine, como: fomentar la producción de filmes de alta calidad o interés nacional, mediante aportaciones en efectivo y concursos; otorgar premios en numerario y diplomas para los mejores filmes que se produzcan, otorgando ayuda moral y económica a la Academia Mexicana de Ciencias y Artes Cinematográficas". La iniciativa de ley de Miguel Alemán fue una consecuencia lógica del inusitado auge y pujanza de la cinematografía mexicana que durante toda la década de los 40 ha incrementado su producción y su expasión internacional. En 1945 se rodaron 81 películas; en 1946, año en que Luis Buñuel se incorporó al cine mexicano, se produjeron 74; en 1947 se hicieron 53 filmes; para 1948 se alcanzó una vez más la realizacion de 81 cintas y en 1949 se rompió récord con 108 filmes. Para entonces, Germán Valdés, Tin Tan, invade las pantallas cinematográficas con Calabacitas tiernas, Músico, poeta y loco y Hay muertos que no hacen ruido, entre otras. Se le califica como "la revelación cómica del año en México y en el extranjero". Panorama de una década En 1947 el muralista mexicano, destacan informaciones periodísticas, Diego Rivera provoca un escándalo nacional con su mural Un domingo en la Alameda, del vestíbulo de lujoso hotel de la avenida Juárez, donde escribe la frase: "Dios no existe"; Emilio Fernández conquista en Venecia el Premio Internacional con La perla. En 1948 destaca nuestro diario la subida al poder de Juan Domingo Perón en Argentina; en el Medio Oriente nace la nación israelita cercada por cinco naciones árabes, propiciando un futuro incierto para la región. Al acercarse el fin de los 40, en México termina la época de las grandes compañías escénicas y los teatros de mayor aforo como El Ideal, El Arbeu y El Principal, que van desapareciendo poco a poco. En contraste, se multiplican las salas cinematográficas. El Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica -STPC- firma contrato y evita la huelga en los estudios fílmicos Clasa. Muchos de los actores salidos de las filas teatrales, como los hermanos Soler, trabajan ahora esporádicamente en los escenarios e intensifican su labor en el cine. Nuestra cinematografía cosecha más premios en Venecia con Nace un volcán y Río Escondido, de Emilio Fernández. A nivel internacional, José Stalin, primer ministro de la URSS, se convierte en "nuevo dolor de cabeza" para Estados Unidos gobernado por Harry S. Truman. El 28 de junio de 1948 cuatro terremotos provocan en Japón la muerte de más de 300 mil personas a causa de incendios y enormes marejadas en el archipiélago nipón, según informa EL UNIVERSAL con grandes titulares. En EU se estrena La muerte de un viajante del dramaturgo Arthur Miller. En 1949 el nuevo look femenino son los vestidos a media pierna y faldas de vuelo. El mismo año, María Félix y Yolanda Montez Tongolele se ven envueltas en sendos escándalos. La Doña, como ya se le dice, es interrogada sobre la misteriosa muerte de su secretaria Rebeca Uribe. La estrella desecha la hipótesis del suicidio. Yolanda, por su parte, tiene que suspender viaje a París al ser arraigada judicialmente en México. La exótica número uno en nuestro país se enferma y suspende sus presentaciones teatrales. De 1945 a 1949 el cinecamarógrafo mexicano Gabriel Figueroa es galardonado en Bruselas por su labor en Enamorada y en Suiza es laureado por la fotografía de María Candelaria. Por su parte, la compañìa de Fernando Soler refrenda lauros con el montaje de Pobre Barba Azul, en el Teatro de las Bellas Artes, con Julián Soler encabezando el elenco. David Silva gana el Ariel a Mejor Actor, por su desempeño en Campeón sin corona, dirigida por Alejandro Galindo. En el plano político, Inglaterra se retira de la India, mientras la Fiesta Brava se enluta por la muerta de Manolete el 28 de agosto de 1945. El cine mexicano se mantiene imparable estrenando una cinta tras otra, entre ellas: El Barchante Naguib, con Joaquín Pardavé y Sara García; La otra, con Dolores del Río; Los tres García, con Pedro Infante, Abel Salazar y Víctor Junco; La diosa arrodillada, con María Félix y Arturo de Córdova; Juan Charrasqueado, con Pedro Armendáriz; El gran calavera, con Fernando Soler y Charito Granados, y Salón México, con Marga López. Los años 40 llegan a su fin, pero nuestra cinematografía sigue acumulando galardones internacionales (Pueblerina, La malquerida y Salón México triunfan en Cannes, Venecia y Bruselas), el cine europeo y hollywoodense comienzan a recuperar terreno ante el fin de la guerra, presagiando cambio radical para el cine mexicano. El Teatro Tívoli registra exitosa temporada de Libertad Lamarque junto con Los Panchos. Al declinar 1949 la noticia que destacan los diarios mexicanos es el otorgamiento de la primera concesión televisiva a Televisión de México, de Rómulo O´Farrill, quien comenzará en el inminente 1950 a operar el Canal 4-XHTV-. Ha sido una década de intenso trabajo en el terreno artístico incrementando la labor reporteril, por lo que EL UNIVERSAL decide crear el semanario del séptimo arte: "Nuestro Cine", con El duende filmo al frente. Así como Magacinema, que dirige Ángel Alcántara Pastor.





