Dicen que fue el primero que hizo arrodillar a María Félix. Dicen que obligó a Pedro Armendáriz a bailar son jarocho. Dicen que filmó Sobre las olas para demostrarle al mundo que su autor era el mexicano Juventino Rosas. Dicen que dirigió a Cantinflas en un cortometraje publicitario para el censo de 1940.

En 101 años de vida, Miguel Zacarías construyó una leyenda y al final, él mismo se convirtió en un icono.

Hace tres años le entregaron la medalla Salvador Toscano, y en esa ceremonia, Zacarías resumió su vida en unas cuantas palabras que pecaban de modesta simpleza: "He viajado por todo el mundo y he conocido mucha gente".

Víctor Ugalde, guionista y secretario técnico de Fidecine, se enteró de la muerte del director la mañana de este jueves. Sin pensarlo, dijo: "Es una pena porque podemos decir que fue un cineasta que recorrió dos siglos".

En efecto, Zacarías filmó su primera película en 1933: Sobre las olas, una biografía tormentosa sobre la vida del compositor mexicano Juventino Rosas. Dicen que venía de regreso de Europa, luego de haber visto Dos corazones al ritmo de un vals del director alemán Geza von Bolvary.

Durante la travesía, la orquesta interpretó "Sobre las olas" y Zacarías dijo orgulloso que ese vals era de un mexicano. Sus amigos, todos europeos, se negaron a creerle que un mexicano hubiera compuesto una partitura tan bella. Una vez que pisó suelo mexicano, escribió la biografía de Rosas y la filmó.

Después, Zacarías produjo 66 película y dirigió 51. Además, escribió el guión de 45. Basta hurgar un poco entre esos números para encontrar anécdotas dignas de ser historia.

El propio Miguel Zacarías solía contar con especial alegría aquella escena donde, supuestamente, Jorge Negrete y María Félix caían al mar desde un acantilado. "La crítica me fulminó por haber utilizado unos maniquís en esa escena, ¿pues qué querían?, ¿que aventara a Jorge Negrete y María Félix de verdad?".

El humor siempre fue importante en la vida de Miguel Zacarías. Eulalio González Piporro lo recuerda con certeza: "Una vez lo encontré durante un homenaje que le hicieron. Entonces me acerqué para entregarle un ejemplar de mi autobiografía.

"En cuanto me vio, le dijo a la gente que nos acompañaba: ´Gracias a este hombre gané mucho dinero´. A mí no me quedó más que responder: ´Pero yo me quedé con algunos pesos´. Así era don Miguel."

Y aunque Carmelita Salinas no trabajó con él, se quedó muda al saber la noticia: "No tengo palabras para decirte la importancia de Miguel en nuestro cine".

Para descubrir su trascendencia basta, por ejemplo, enumerar la cantidad de estrellas que fabricó y legó a la época de oro del cine nacional: María Félix, Pedro Armendáriz, Esther Fernández, Marga López y un etcétera que tiene que ser muy largo, para hacerle justicia.

Mejor aún, hay que investigar en las historias detrás de cada descubrimiento. Dicen, por ejemplo, que descubrió a Pedro Armendáriz un día que caminaba por la ciudad de México.

A Zacarías le llamó la atención un guía de turistas que le recitaba Hamlet a uno de sus clientes. Ese guía era Armendáriz y así nació una entrañable relación de amistad y trabajo entre ambos.

Zacarías fue, además, un emprendedor. Desarrolló la técnica de dirección que consiste en registrar en audio los diálogos de un argumento para definir intención, tono y variación.

Luego se asoció con Emilio Azcárraga Vidaurreta, Mario Moreno Cantinflas y Howard Hughes, para construir los Estudios Churubusco.

Y desde los años 50 abandonó la dirección para dedicarse a la producción de películas.

Igual que en los años 40 había descubierto estrellas de cine, ahora apoyaba y descubría directores: Gilberto Martínez Solares, René Cardona, Agustín P. Delgado, Miguel Morayta y René Cardona Jr.

Aunque hace dos décadas que no producía, siguió escribiendo. Sus dos últimos libros fueron Del cielo y de la tierra y Cien piropos originales.

Ziara, su hija, comentó que Miguel Zacarías murió mientras dormía en su casa de Cuernavaca, que fue velado ayer y enterrado hoy en el panteón Francés.

Quizá como epílogo basten sus propias palabras en aquella ceremonia donde le entregaron la medalla Salvador Toscano: "He viajado por todo el mundo y he conocido mucha gente".

Zacarías tuvo pues, una vida plena y legendaria.