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Elsa Cárdenas pide que valoren todo su pasado

El Universal
Lunes 16 de enero de 2006
La artista de larga trayectoria habla de la falta de oportunidades para las figuras de antaño; ya casada y con una hija, estudió Comunicación en la UNAM

Hurgando en el pasado de Elsa Cárdenas, quien nos recibió en su departamento ubicado a la orilla del Periférico Sur, descubrimos el lado poco conocido de la actriz: sus estudios universitarios que la llevaron a convertirse en comunicóloga. "Es una parte de mi vida que no es del dominio público", revela mostrando su título, como testimonio incuestionable de su preparación académica.

Con 25 años de actriz decidió de pronto retomar sus estudios desde la preparatoria hasta la profesional. "Aún estando ya casada y con una hija, ingresé a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales para recibirme en 1987, en la UNAM, como comunicóloga".

Elsa, quien para entonces se encontraba en plena cumbre de su carrera e, inclusive, con participación estelar en varias cintas estadounidenses, como El niño y el toro, Gigante y El vuelo del fénix, hizo un alto artístico.

"Asistía diariamente a la universidad, aún después de recibirme en 87 como dije, ya que trabajaba en la coordinación de comunicación, primero como secretaria técnica y posteriormente como secretaria académica."

Es curioso que alguien que ha alcanzado el éxito en su profesión decida iniciar estudios universitarios. La actriz de hermosos ojos verdes explica así las razones por lo que lo hizo: "Pensaba que me faltaba algo, que mi vida cojeaba de alguna manera. No carecía de cultura porque esa se adquiere en la labor artística; viajando, conociendo otras culturas y otras gentes. Como actriz se obtiene mucha cultura en vivo. Aún así, me faltaban estudios y qué mejor que echarme a cuestas una carrera universitaria".

La protagonista de innumerables filmes como El joven Juárez, El buen ladrón, La mujer que no tuvo infancia y Cabaret trágico dice, al hacer un balance de su vida: "Tengo que aceptar que estoy satisfecha con mis logros. Claro, hubiera deseado hacer mucho más".

Una payasa solitaria

Elsa vive en compañía de su esposo Álvaro, abogado de profesión, con quien se casó en 1975, y con su única hija de 28 años de edad, quien no ha querido seguir los pasos de su madre quien, precisamente, tuvo que luchar en su adolescencia para cumplir con su máximo anhelo: ser actriz; "sobre todo porque mi abuelo, el padre de mi padre, quien ya había fallecido, financiaba mis estudios en la Escuela Motolinía, donde cursaba la carrera de decoración, se portó horriblemente conmigo. Cuando se enteró que renuncié a la escuela donde me habían dado un ultimátum para dejar el arte dramático en la academia de don Andrés Soler. ´En nuestra familia no ha habido payasos, si tú quieres serlo te harás payasa sola´, me dijo mi abuelo. Comprendo que eran otros tiempos".

No soy una anciana

Elsa está contenta no sólo con haber estudiado en la UNAM, sino por haberse abierto paso artísticamente a nivel nacional e internacional. Hollywood la llamó múltiples veces para actuar al lado de estrellas como Elizabeth Taylor, Rock Hudson y Elvis Presley.

Pero hay algo que lamenta la actriz: "Que la gente común y los productores de hoy se vayan olvidando de los actores de antaño. Pareciera que ni te quieren ver. ´¡Uy!, en los 60 Elsa estaba en la cima, hoy debe ser una viejita´, han de pensar, no saben que también hay viejitas en el cine, además, de que yo no creo estar hecha una anciana".

Y es verdad, Elsa sigue siendo, a su madurez plena, una mujer bella. Mantiene sus atributos físicos que atrajeron tanto a los hombres; "sí -enfatiza- tuve muchos pretendientes, como el propio Elvis Presley y el actor austriaco Maximilian Schell".

¿Un borracho?, ¡jamás!

El cinerrealizador estadounidense Bud Betticher fue su novio y estuvo a punto de casarse con él, "pero no acepté porque tomaba".

Elsa califica su vida de "maravillosa, creo que poca gente puede decir lo mismo. De nada me arrepiento sólo de aquello que, por el qué dirán, dejé pasar. No le tengo miedo a la muerte pero sí a tener que dejar de trabajar. Eso me da un pavor enorme".



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