Es una jornada de 48 horas, sangrienta, sin remordimientos; una jornada biológica, visceral... de un grupo de mexicanos en 1903, cuya vida no se norma por ningún otro rigor más que por el de las necesidades: esto es Las vueltas del citrillo , película de Felipe Cazals que el sábado tuvo su pizarrazo oficial en los Estudios Churubusco.

El nuevo filme del director de Canoa (1975), que será protagonizado por Damián Alcázar, José María Yázpik y Vanessa Bauche, narra historias de pasiones en una atmósfera de embriaguez y alucinación, dentro de una pulquería con el nombre de "Las vueltas del citrillo".

"Son personas con necesidades de justicia social, de evadir la miseria, y acostumbrados como lo están estos personajes, como muchos otros lo estuvieron y muchos otros lo están en la actualidad, no ponen ya atención a las reglas mínimas de la vida; esto es la película, 48 horas de gente que saben que se mueren de hambre, que saben que no hay justicia y que todo vale madre, y hacen lo que les sale mejor.

"Y los que supuestamente se han ido, no se han ido: los muertos no se van, pero ellos no se dan cuenta, no lo saben; acompañan a los que narran sus supuestas fantasías; y ellos al morir se dan cuenta que ese otro mundo existe pero que al mismo tiempo, también significa nada".

Es Felipe Cazals, cuyo más reciente trabajo es el documental Digna, hasta el último aliento , y que ambienta esta cinta a finales del porfiriato porque en ese tiempo se anunciaba, de alguna forma y mucho antes que los pensadores de la renovación social, el malestar general de un grupo social en el que todo iba de mal en peor.

"Hay una costumbre muy mexicana de que cuando se reúnen con gente en las cantinas o pulquerías, se habla siempre de las hazañas que ya se olvidaron, se fueron; siempre es un tema de mucha elocuencia, y en el cuento de estas aventuras ya no presentes no es tanto la historia, sino el modo en que se cuenta; y bueno, esto es muy apreciado y enriquecedor con la vida de los personajes.

"Y el pulque tiene una serie de elementos revocadores significativos, importantes, que el México de hoy, globalizador, universal, quiere esconder y hacer parecer como que ese México no existe, es un lastre y el que pertenece a una clase social que es la que arrastra el México pobre, lastimero; y eso no es cierto, eso es hipocresía; todo lo que pertenece a México de ninguna manera es parte negativa de este país".

Cazals, también director de El Apando (1975) y Las Poquianchis (1976), volverá a retratar en Las vueltas del citrillo los temas de la crueldad, violencia, de las víctimas y victimarios, y el tema central, que asegura, siempre le ha interesado en todas sus cintas, que todo esto es un círculo vicioso.

Recientemente, los casos de linchamientos en Tláhuac coincidieron con la historia de Canoa , en la que se habla de algo similar con un grupo de estudiantes como víctimas.

"Es una desgracia; lo que puedo decir es que simple y sencillamente ese fenómeno vuelve a aparecer justamente por la falta de justicia social y porque la ley de violencia se ejerce con la justicia de propia mano, porque la justicia no existe y la ciudadanía instigada vuelve a actuar con forma bárbara, atropellada, masivamente.

"Es un fenómeno lamentable, oscuro, terrible, que sigue persistiendo por una y sencilla razón: en esencia no se ha resuelto el problema fundamental: la justicia; pero el cine no adelanta el futuro, no se adelanta a los hechos: sólo es testigo imparcial y cruel, pero testigo al fin y al cabo".

En Las vueltas del citrillo , producida por el Foprocine, Imcine y Cuatro soles, participan también Jorge Zárate, Mario Zaragoza, Giovanna Zacarías, Carlos Cobos y Pedro Altamirano.