Maratónicos resultaron los festejos para celebrar la llegada de la primavera en la ciudad de México, que tuvieron como acto principal un concierto de cuatro horas y media de Juan Gabriel, que concluyó cerca de las seis horas de ayer en el Zócalo capitalino.

El Divo de Juárez , quien con su peculiar estilo y desfile de éxitos cautivó a más de 60 mil personas, ofreció uno de sus conciertos más largos, y a pesar del viento frío de la madrugada sus seguidores se mantuvieron fieles.

El originario de Parácuaro, Michoacán, e hijo predilecto de Ciudad Juárez, Chihuahua, apareció en escena a la 1:20 de la madrugada, en medio de una gran ovación y piropos que agradeció.

Vestido con traje negro y camisa amarilla, el cantautor encendió los ánimos con "No tengo dinero", coreada por el público que, a partir de entonces, no pararía de cantar cada tema del autor de "Querida".

Tal era el fervor de la celebración, que los policías a pie, en motopatrullas y patrullas, así como personal de Protección Civil se unieron a los coros.

"Fue un placer conocerte" despertó recuerdos de varios asistentes contemporáneos del cantante, quienes conmovidos derramaron una que otra lágrima.

"Gracias por haberme invitado al Zócalo. Cuando el jefe de Gobierno me invitó, le dije: `Si usted quiere que esté ahí, ahí estaré`, y aquí estoy", dijo Juan Gabriel.

"Juro que nunca volveré" sirvió de marco para la improvisación del artista, que prometió que al Zócalo sí volvería.

"Adiós amor", "Buenos días señor sol" y "Tenías que ser tan cruel" fueron otros temas coreados por miles de gargantas. Luego, Juan Gabriel, quien se caracteriza por no cantar temas de otros autores, recordó al Rey del Mambo , Dámaso Pérez Prado, al interpretar, a su manera, el "Mambo número 8".

Juanga se mostró creativo, puso a bailar a sus músicos y los invitó a que le siguieran el paso. "Miren nada más qué guapos están", decía a sus mariachis, que bailaban y hacían coreografías.