Berlín(EFE). Robin Williams irrumpió en la Berlinale dispuesto a no dejarse impregnar del dramatismo de su personaje en The Final Cut , la película a concurso del debutante director estadounidense Omar Naím, y convirtió la presentación del film en un recital de chistes sobre su físico o la política exterior de EEUU.

¿Armas de destrucción masiva? ¿Dónde están las armas de destrucción masiva? Nadie lo sabe. Da igual. (Dick) Cheney ya cobró...", saltó el actor, en alusión al reparto de contratos en el Irak de la posguerra, entre juegos de voz y muecas.

"¿Australia? ¿Dónde dejó los cocodrilos? ¿Quiero ver los cocodrilos?", preguntó luego a una periodista de esa nacionalidad, habitual de festivales de cine internacionales, a la que sin dar tiempo a formularle pregunta alguna felicitó por su nuevo corte de pelo.

"Janet Jackson, Janet Jackson. Tengo que preparar algo similar para la ceremonia de los Oscar", dijo, haciendo con la mano el gesto de arrancarse algo del pecho, a imagen de la escena protagonizada por la controvertida cantante.

Williams dejó con las ganas a quienes esperaban algo más que las respuestas de protocolo respecto al film de Naím -"me gustó el guión y acepté, como siempre hago cuando me interesa un proyecto"-, pero hizo las delicias de la prensa gráfica con su versatilidad en cuanto a mímica.

"Pues sí, soy versátil. También soy peludo, todo eso es natural", dijo, rozando su velludo antebrazo, respecto a la cuestión de dónde se siente más cómodo en una comedia o en el drama y cómo hace para mantenerse en forma.

"Practico el ciclismo. Otros a mi edad se dedican al golf, pero a mí me gustan los largos recorridos en bicicleta. Estoy pensando acercarme a España, o a Francia, a por el Tour", prosiguió.

Williams robó prácticamente todos los planos a su compañera en la película, Mira Sorvino, y también los intentos de Naím de explicar cómo un debutante como él había logrado semejantes estrellas para su film.

"Como debutante siempre es difícil. Pero tenía un buen guión y un buen productor", explicó Naím.

The final cut es una historia que roza la ciencia-ficción acerca de un melancólico experto en "retocar" el pasado de clientela de lujo que, provista de un chip implantado en su cráneo desde el nacimiento, tienen registrados todos los pasos, día a día, hora a hora.

Filme sobre mulas

María, llena de gracia es, una película sobre las "mulas" o correos de droga colombianas, conmovió a una Berlinale ávida de películas arrancadas de la vida misma y que recibió como una bofetada al primer representante alemán, Romuald Karmakar, con una cinta que no se sabía si era de horror o de humor.

El debutante Joshua Marston, con la asimismo novel Catalina Sandino Moreno en el papel de "María", aportaron la segunda dosis de cine joven procedente de Latinoamericana, tras la excelente acogida brindada a El abrazo partido , del argentino Daniel Burman.

La historia de la muchacha embarazada, que se convierte en "mula" como tantas otras colombianas para huir de la pobreza y entra en EEUU con 62 cápsulas de droga en el estómago, no tiene el ritmo ágil ni la carga de optimismo vital de su predecesora argentina.

Es un film dramático, como obliga el tema, sobre unas mujeres dispuestas a arriesgar algo más que la cárcel para salir de la miseria y que en ocasiones pagan con su vida esa decisión.

"Mi película es el compendio de muchas historias que escuché de mujeres colombianas en Nueva York", explicó Marston.

Junto al grupo de "mulas" formado por María y otras muchachas de su población, Marston dota a su película de una serie de personajes sacados de la vida real, como Don Fernando, una especie de one-manshow de la colonia colombiana en Nueva York.

"María, llena eres de gracia" retrata el aprendizaje de esas chicas engullendo cápsulas, la tortura de volar EEUU con una carga que puede ser mortal en el estómago, esa mirada de desconfianza de la policía que "todo colombiano siente al pasar una frontera, aunque nunca hayamos tenido nada que ver con la droga", explicó la actriz.