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Cuéntame tu vida

Carlos Vega y Miguel Andrés González| El Universal
Sábado 27 de diciembre de 2003

En mayo de 1988 apareció en la frágil escena del rock mexicano un disco de nombre Caifanes que marcaba el nacimiento de una banda que a la larga se convertiría en leyenda, un disco que representaba el grito de una nueva generación y que de paso sentaba precedentes básicos para el futuro del género en este país.

A 15 años de distancia, Saúl Hernández, líder y fundador de Caifanes, comparte algunas anécdotas y vivencias de la grabación de aquél "disco negro", las canciones, el entorno, los personajes y su opinión actual sobre el mismo.

¿Qué recuerdos tienes de esa grabación?

Era la primera vez que entraba a un estudio y fue muy impactante acceder al "mundo de los profesionales". Por primera vez sentí que combinaba ese salvajismo callejero con una idea más formada del concepto del grupo.

¿De qué canciones tienes mejores recuerdos en el estudio?

De "La bestia humana", por la participación de Gustavo Cerati. También de cuando grabé el solo de "Cuéntame tu vida", porque yo apenas le estaba agarrando la onda a la guitarra, pero al Cachorro (López) le gustó mucho y lo dejamos tal como lo propuse.

¿Qué canción del disco representa más a esos Caifanes?

"Será por eso" refleja muy bien la personalidad y el concepto del grupo en ese momento. También "Mátenme porque me muero", porque fue el primer sencillo cuando no teníamos disco ni disquera.

Cuenta tu versión de aquella anécdota de cuando los rechazaron en una disquera .

Pepe Návar nos consiguió una carta compromiso en CBS para grabar un demo. Un día la compañía organizó un concierto para que un productor que acababa de llegar de Brasil nos viera en vivo. Acabó el concierto, nos sentamos en la mesa y el director de CBS nos dijo que al productor le había parecido interesante el concepto, pero que él quería vender discos, no ataúdes (risas). Nos volteamos a ver entre nosotros, nos cagamos de la risa y lo mandamos a la chingada (risas). Nos dieron la carta de retiro en CBS, en la que decía que el grupo no tenía una expectativa de éxito en el futuro. Después, una vez tocando en Rockotitlán apareció Oscar López y se da la historia que ya todos conocemos con BMG.

¿Qué conciertos de esa época te quedan grabados?

Cuando se concreta lo de BMG, Miguel Mateos daba un concierto en el Hotel de México y a Oscar y Cachorro se les ocurrió meternos en el cartel para darnos a conocer y para que tuviéramos una experiencia a nivel masivo. La audiencia era como de 5 mil personas, pero a mí me parecía toda la humanidad concentrada ahí. Primero tocaba Caifanes, luego Neón y cerraba Mateos. Cuando salimos al escenario, abrimos con "Será por eso", y sorprendentemente toda la gente que estaba ahí ya se sabía esa canción y otras más. Eso para nosotros fue un momento mágico que nos cambió la visión, porque éramos un grupo sin disco y sin nada, pero que la gente ya conocía; ya existía un ejército formado y nosotros ni siquiera lo sabíamos.

En la letra de varias canciones del disco existen algunas metáforas acerca de drogas. ¿Cómo era su relación con ellas en aquel momento?

Sí estaban presentes, cómo no (risas). Sin embargo, el amor que teníamos por tocar, por estar juntos y por soñar que algo iba a pasar fue mucho más fuerte que cualquier sustancia. Muchas canciones mencionan una necesidad de gritar, de que alguien nos dijera que estábamos vivos, que estábamos soñando algo que no tenía ni pies ni cabeza. "Será por eso", "Cuéntame tu vida" y "Te estoy mirando" se refieren a esa necesidad de recuperarte a ti mismo, porque nosotros veníamos del subterráneo y de repente nos pusieron en una pecera limpia, nos dieron de comer, teníamos jabón y agua caliente, entonces fue como un contraste. Lo que sí quisimos en ese disco fue conservar esa sustancia del subterráneo en el cual crecimos y aprendimos todo.

¿Qué puedes decir de su imagen? ¿Los veían muy raro?

Sí, nos miraban raro en la calle y no nos dejaban entrar a muchos lugares (risas). Más que una moda era como una crítica a esa visión conservadora que se vivía, transmitir que no nos importaba lo que nos dijeran; éramos nosotros mismos. Una vez estábamos Diego y yo comiendo tacos, así con todo el atuendo y los pelos parados, y en la taquería había una pareja de señores ya grandes, como de unos 70 años, que se me quedaban viendo insistentemente, sobre todo el señor. Cuando esta pareja acaba de comer, el señor se acerca a la mesa y me dice: "quiero felicitarte porque no te da pena ni miedo ser tú mismo. Si no te molesta, te quiero dar unas líneas que escribí en esta servilleta y que tu imagen me inspiró a escribir". El señor me da la servilleta y se despide. Cuando abro la servilleta, las líneas decían: "préstame tu peine y péiname el alma". En ese momento le dije a Diego, "esto no es casualidad, esto nos lo mandaron los dioses". Tiempo después de ahí escribí "Viento".

A 15 años de distancia, ¿qué opinas de ese disco?

Es un disco que tiene una atmósfera muy especial que no se generó en otros discos. Tiene el sello de una inocencia y un salvajismo un poco más controlado. Quizá nos hubiera gustado trabajar un poco más el sonido, hacer las mezclas diferentes... Pero para ser el primero, no suena tan mal.

De los cuatro discos de Caifanes, ¿qué lugar ocupa en ti este primero?

Yo lo pongo como el primer tatuaje que tengo en el alma. Lo tengo en una parte muy especial en mi vida, no sólo al disco sino también a la gente con la que lo hice: Sabo, Diego, Alfonso y Cachorro .



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