Gabilondo Soler quiso ser de todo un poco
Cri-Cri, "El Grillo Cantor", quien plasmó en sus canciones un cúmulo de sueños, anécdotas y cantos de la naturaleza, dejó de existir el 14 de diciembre de 1990, dejando como legado una maleta llena de canciones y cuentos que narran las aventuras de su alma musical. Hijo de Tiburcio Goya y Emilia Soler Fernández, Francisco Gabilondo Soler nació el 6 de octubre de 1907 en Orizaba, Veracruz, una linda ciudad provinciana rodeada de bosques, ríos, cerros y mucha lluvia. Ahí creció ese niño de ojos azules y cabello castaño. Su gran interés por aprender y estudiar lo llevó a realizar excursiones personales al campo, donde leía cuentos de Grimm, Andersen y Hauff y son las aventuras de los escritores Verne y Salgari las que lo invitan a soñar en viajes a mundos desconocidos. "Me gustaba leer los libros de Salgari, de Verne, quería ser como un pirata de Salgari; a esos piratas los vi muy buenos, muy generosos y hasta bondadosos y así quería ser, un pirata pero un pirata debe conocer los mares y la geografía para recorrer el mundo. "...Debía estudiar las estrellas, pues ¿cómo orientarse en el mar sin conocer las constelaciones? Había que estudiar cosmografía y también aritmética y geometría, pues las cosas se hacen a base de suficiente preparación. Quise ser de todo, astrónomo, geógrafo, ingeniero", solía comentar Gabilondo. Aprendió mucho por sí mismo, no sólo aquello puesto en páginas escritas, sino lo que sus oídos le permitían asimilar: el rumor del campo, el murmullo del bosque y el canto del agua, musicalidad a la que se sumó su abuelita alegre que lo entusiasmaba con cuentos y alegres melodías al piano. (Notimex )