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Chepina cocina la vida

Roberto Rondero| El Universal
Lunes 09 de diciembre de 2002
Durante 35 años, Chepina Peralta ha brindado consejos de nutrición, cultura y ciencia a los hogares mexicanos

Era de esas mujeres que cocinan por obligación, de ahí que las entiende a la perfección y por azares de la vida Josefina Sánchez Quintanar, mejor conocida como Chepina Peralta, no salió más de la cocina, ese reducto mágico y misterioso donde los olores, colores y sabores se dan la mano, en una historia que comprende 35 años y dos mil 700 programas de televisión, todo un récord en la pantalla chica. De 72 años, madre de cinco hijos y abuela de siete nietos, con numerosas distinciones en México y el extranjero, comunicadora y locutora, Chepina rememora con EL UNIVERSAL sus vivencias más íntimas cuando nadie creía en programas sobre comida y menos con una ama de casa a cuadro.



Sus nervios la llevaron al éxito

¿Cómo era vista y catalogada cuando iniciaba con "Su menú diario"?

En ese entonces la gastronomía era muy especial. Era vista como un don o una afición de las mujeres de la alta sociedad. No estaba posicionada, no se había descubierto que de la cocina sale la salud física y mental. Sólo iban a ser tres meses del programa en vivo y duró 28 años. La primera vez que vi una cámara no tenía ni idea del poder de penetración que tenía la televisión. Soy un poco comediante, y me daba por calmar mis nervios de manera chusca, con gracia. En televisión me pasaba barbaridad y media Las mujeres comenzaron a identificarse conmigo porque me ocurría lo mismo que a ellas. Se recibían cientos de cartas y llamadas. El personaje de Chepina gustó y se prolongó de 15 minutos a media hora. ¿Es cuando sintió un mayor compromiso?

Me entró susto cuando sentí la responsabilidad social con la gente. Por ética me puse a estudiar. No había escuelas de cocina, excepto la de Josefina Velásquez de León. Le pagué a chefs para aprender más sobre los secretos gastronómicos. Ahí comenzó mi conversión: sabores, texturas, combinaciones, nutrición. La magia. No podía hablar de la cocina y alimentos sin saber de la nutrición. Soy muy afortunada porque el doctor Gabriel Escobar, un excelente endocrinólogo, consiguió me asesoraran en enfermedades y problemas de alimentación. Tuve contacto con la diabetes, nació esa beta que años más tarde escribiría en el libro Diabetes, el placer de comer, especializándome en alimentación para personas diabéticas, una enfermedad que aumenta día tras día, controlada por la alimentación y el ejercicio. Doy conferencias sobre la nutrición aplicada a la vida diaria. Siento que fui la pionera de ir traduciendo la nutrición aplicada a la comida de todos: maíz, frijoles, espinacas. Estudié sobre obesidad.

Estudió teatro y baile

¿Qué opina de los espacios en TV destinados hoy a la gastronomía?

La gente en radio y televisión dice cada barbaridad que pone en riesgo la salud de las personas. Mucha gente llega muriéndose al hospital por hacer dietas raras, por ingerir pastillas "milagrosas" que quitan el hambre. Ojalá que los jerarcas de las televisoras se dieran cuenta del vacío que existe en la gastronomía y la aportación social que darían a la sociedad con campañas masivas sobre nutrición bien sustentadas, igual que un Teletón. Los dos grandes problemas de la nación son la salud y la educación. La cocina mexicana está por ser considerada por la UNESCO como Patrimonio Intangible de la Humanidad, promovido por la doctora Gloria López Morales. De programas me encantan El rincón de los sabores y La ruta del sabor, del canal 11.

¿Su hiperactividad la llevó a estudiar teatro y baile?

Todo en mi vida ha sido integral. La vida me llevó a mi verdadero potencial. Estudié teatro con José Luis Ibáñez y bailé con Roberto y Mitzuko, y me sirvieron en mi formación porque llegué a presentar espectáculos gastro-cómico musicales. En televisión siempre pude hacer muy buen equipo. Productores como Salvador Ortiz, con quien me une una gran amistad, es un hombre talentoso que sí se dio cuenta de lo que hacíamos: llevar la cultura y la ciencia a través de un acto tan cotidiano como comer. Está comprobado por la ciencia que el cerebro humano en un ambiente grato asimila mejor los conocimientos.

?Me cambiaste la vida?

¿De las numerosas vivencias, algunas que recuerde?

Las señoras se divertían dándose cuenta que una señora como ellas podía hacer tonterías, vivir la vida con alegría. He tenido muchas satisfacciones. Alguna vez una señora me dijo: "Tú me cambiaste la vida, tus recetas no me interesan. Pero estuve tres meses en cama y no me quedaba más remedio que ver tu programa. Me encanta como ves la vida". Otra televidente llegó a decirme: "Hoy mis hijos por primera vez se fueron contentos a la escuela, desayunaron bien gracias a que he estado haciendo lo que dices". Y en una convención alguien tomó la palabra: "Me formé con Chepina, soy ama de casa, ella me convenció de que podemos hacer algo más y estoy estudiando la carrera de gastronomía". Otra mujer me conmovió: "Gracias a usted he mantenido a mi familia. Soy cocinera, trabajo con un grupo de ingenieros y me llevan a todos lados. Me dicen: `Qué rico cocina usted` y siempre me digo en voz baja: `Chepina, Chepina`. Mi acierto ha sido que se me han presentado las oportunidades y he sabido tomarlas. Mi cualidad: precisamente es esa.

¿Siempre ha sido una mujer más que inquieta?

Desde que tengo uso de razón. Estudié filosofía, religiones del mundo, tomé un diplomado ITAM sobre un liderazgo de la mujer, y actualmente conduzco el programa de radio en Grupo Acir Cocinando la vida, un espacio para abrir el pensamiento entre ajos y cebollas.

Me considero una trabajadora social. Tener un micrófono es una gran responsabilidad, no es para decir bobadas ni hacer cosas grotescas, ni echar maromas. Por eso dejé la televisión cuando quisieron desvirtuar mi trabajo, queriéndome poner hasta un payaso para hacer chistosadas. La gente está ávida por saber. La gente más humilde tiene deseos por saber. Seguirle la pista a un alimento es descubrir la historia de la humanidad ligada a todas las ciencias. Pero no ha sido fácil cambiar mentalidades. Una ocasión un productor osó decirme: "¿Cultura a las viejas fodongas, enséñalas a cocinar que para eso están". Me he topado con varios machos despectivos. ¿Dónde deja Chepina a Josefina?

Cuando entré a la televisión usaba el Peralta porque estaba casada. El ponerse "de" me sonaba a propiedad privada. Me querían poner un seudónimo. Mi intuición me llevó por un querido amigo a ponerme Chepina, de cariño. Siempre he buscado una integración como persona. Me siento muy íntegra, una mujer que no se puede dividir.

En lugar de ser como todavía se le exige a la mujer "o eres profesionista o eres mamá", yo lo he cambiado por el "y, y, y". Mamá, abuela, amiga, hija, incluso con mi hijo haré una obra de teatro, realizo un estudio de mercado sobre un proyecto que será la culminación de mi carrera y escribiré mi libro autobiográfico porque tengo muchos regalos en la vida que quisiera compartir con el público.



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