Viven exagerado final de "El juego de la vida"
No era una secuela de El Chanfle , sino el final de El juego de la vida en un tijereteado desenlace con edición saltarina y locación en el Estadio Azteca, que brincó bruscamente de un baleado Juan Carlos (Valentino Lanús) que cual Robocop futbolero pudo ir del césped en la cancha hasta las alturas del coloso para salvar a su princesita Lorena (Sarah Maldonado), mientras Fabián, que había jugado ruleta rusa con sólo dos balas en su pistola, descargaba media docena ¡sin matar al rival de amores! cayendo él sí desde las alturas sin boleto de palco preferente. ¿Qué le sucedió a la producción de Roberto Gómez Fernández? Sólo que los cambios de horarios, los ajetreos del viaje y las locaciones por Japón, o de plano un viraje intempestivo en el último capitulo, hayan propiciado el spaguetti de final que presenciamos, con una transición sin ton ni son, sin saber de las heridas del galán, quien acude a la fiesta de la graduación sin un rasguño de por medio. Sin saber qué ocurrió al grado de suponer que se trataba de una pesadilla de la protagonista las escenas en el Estadio Azteca dieron al traste con un final partido en dos, donde la última parte transcurrió durante la fiesta de graduación, entre abrazos, porras, reconciliaciones y hasta declaraciones de amor de Paulina (Ana Layevska) hacia Patricio (Borguetti) cantándole a cápela, apareciendo como extra del galán Mónica Nogueira prometida en la vida real del actor-. El Instituto Libertadores, otra escuela "patito" de telenovela, se mueve al grito de ¡amigos para toda la vida!, mientras se abrazan las amigas-futbolistas que se reencuentran con sus galanes, en especial Lorena, que lloró en los 120 capítulos; con el bello rostro de Sarah Maldonado haciendo una pareja muy fotogénica con Valentino Lanús, el entrenador acosado por las chiquillas no sabremos si por los chiquillos, y de quien suponemos que los disparos sufridos a quemarropa los superó con superchaleco antibalas o se regeneró como personaje de Terminator . El golpeador arquitecto Rafael Duarte Villafuerte (David Ostrowsky) llora como una Magdalena al escuchar su sentencia por amenazas, maltrato a menores y violencia intrafamiliar. En contraste, el director del Instituto, don Braulio (Héctor Sáez), pide mano y lo que se pueda a la hija del ex entrenador don Nicolás (Luis Ximeno) restituyéndole su puesto, ahora en la biblioteca. Intercortes al por mayor para concluir personajes y como se estila en los finales de producción, de cajón y a "chaleco" se anuncia la próxima telenovela cuando varios protagonistas de Clase 406 irrumpen en la fiesta de graduación ¡llevándose unas cervezas! Todo se vale en el desconectado final para un Gómez Fernández que pagó caro el noviciado, porque como en el futbol, "esto se acaba hasta que se acaba". Aceptables roles de Margarita Magaña, Jacqueline García, Lucero Lander y Juan Carlos Colombo, Manuel Flaco Ibáñez y Raúl Araiza, otro desaparecido al final. En la producción destacaron las locaciones dirigidas por Eric Morales, y en cámaras Héctor Márquez, así como la historia original quitando el último capítulo de Katia R. Estrada y Enna Márquez, con la edición literaria de Isabel Soriano. Mucho juego al final de esta novela juvenil, con un productor que ya pensaba en su luna de miel. ¡Hasta la próxima! Contacto: ronderos@prodigy.net.mx





