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Los monólogos..., ahora en televisión

Marc Peyser/NEWSWEEK MAGAZINE| El Universal
Domingo 24 de febrero de 2002

Una cosa fue que una obra de teatro acerca de las partes íntimas de la mujer fuera todo un acontecimiento. Pero, ¿repetirá su éxito en televisión?

Sea lo que sea que se diga acerca de Los monólogos de la vagina , si una cosa es cierta es que es completamente honesta. Vaginas. Monólogos. Nada más. Esto es lo que hace tan sorprendente lo que sucedió una noche del mes pasado en Boston.

Después de que la autora Eve Ensler desarrolló los primeros monólogos con los acertados nombres de Pelos , La inundación y Por qué le gustaba verla --, un grupo de mujeres cuarentonas sentadas en las primeras filas comenzó a cuchichear.

"Tuve que detenerme y les pregunté, `Señoras, ¿qué es lo que sucede?`", recuerda Ensler. "Y me contestaron, `Pensamos que era un musical`". El público estalló en carcajadas.

Las mujeres que esperaban el musical decidieron quedarse. Y Ensler continuó con Mi vagina enojada , El pequeñito que se atrevió y, finalmente, La mujer que le encantaba hacer felices a las vaginas , donde Ensler se ubica en un tono completamente orgásmico y gime en más dialectos de los que hay en China: el gemido elegante, el gemido judío, el gemido `a laGrace Slick`, el gemido de ametralladora.

"Bueno, señoras", explicó Ensler al terminar, "a final de cuentas tuvieron su musical".

Y ahora va por más. A pesar de que algunas mujeres todavía no lo conocen, Los monólogos de la vagina , un espectáculo de puras mujeres que hablan de su parte más privada, es uno de los mayores éxitos teatrales de los últimos años.

Tras presentarse en 32 países y ser traducida a 26 idiomas, Los monólogos de la vagina entra ahora en territorio nuevo y peligroso: la televisión. Bueno, quizá sólo medio peligroso: lo hará la cadena HBO, que no es en lo absoluto ajena al diálogo "anatómicamente correcto".

Es interesante que HBO haya decidido hacer la película con Ensler, en lugar de con alguna de todas las celebridades que han participado en la obra a lo largo de los años, como Calista Flockhart, Marisa Tomei y Edie Falco, por mencionar algunas.

"Realmente quería que fuera muy auténtica y que reflejara a las mujeres que he entrevistado", explica Ensler, quien también habla con algunas de estas mujeres en la versión para TV.

"Creo que fue muy valiente por parte de HBO hacerlo. Es una pieza política. No hay nada más terrorífico en este momento de nuestra cultura que las obras políticas."

Lo cual saca a relucir una cuestión: ¿cómo terminó la palabra "vagina" en Newsweek ?"

En otras palabras, ¿cómo se pone de moda una obra de teatro que trata de las partes íntimas de la mujer? En gran medida se debe al hecho de que es tabú.

"Nadie había hablado acerca de esto antes", explica Ensler, una escritora poco conocida antes de crear los monólogos.

"Cuando las mujeres se dieron cuenta de que podían gritar que tenían un clítoris, se volvieron locas."

Otra cosa que ayudó fueron las celebridades. "Eve me dijo, `¿Harías esto? Y yo dije, `Dios mío. ¿Quieres decir que diga esto en público?`", recuerda Tomei, una de las primeras en entrar al proyecto.

"Pero decir esas cosas todas las noches es como mágico. Se te mete en la piel."

Al contrario de lo que se pudiera creer de una obra en la que la palabra "vagina" se repite 128 veces, sin incluir los sinónimos impublicables, Los monólogos de la vagina no es una obra cansada.

De hecho, al escuchar la historia de una abogada fiscalista que se volvió "dominatrix", o de una mujer de edad que no ha pensado en "lo que tiene ahí abajo" desde que un novio en su adolescencia la humilló, se comprende que la naturaleza sexual del espectáculo es universal.

Y también es un reto.

"Lo que Eve devolvió al feminismo fue la diversión", asegura el productor David Stone.

"Podría sonar frívolo, pero el feminismo se volvió una carga, se tenía que discutir de forma estridente y apasionada. No sólo es gracioso, es divertido. Es liberador."

Quizá el grupo que más liberado se ha sentido gracias a los monólogos han sido las mujeres más jóvenes. Estudiantes de 550 universidades presentarán la obra para el Día-V, una organización sin fines de lucro que espera recaudar, en combinación con parte del dinero que se genera por la obra, 6 millones de dólares este año para donarlos a organizaciones de mujeres.

"En las universidades, Día-V es toda una institución", comenta Ensler. "Literalmente tienen `reuniones de la vagina`".

Gran parte del crédito corresponde a Ensler, una neoyorquina de cabello corto y sin pelos en la lengua. No es casualidad que a cada presentación de la obra vaya vestida con un sensual vestido negro y descalza.

"Está en el escenario descalza, y está tan expuesta. Se ve tan bella", asegura Willa Shalit, directora ejecutiva de Día-V.

"Las jóvenes la ven y dicen, `Es buena onda. Me encantaría ser como ella`."

Eso no quiere decir que Los monólogos de la vagina no haga sentir incómodas a ciertas personas. El año pasado, el periódico Times Union , de Albany, Nueva York, que pertenece a la cadena Hearst, se rehusó a publicar un anuncio de la obra, aunque la misma Patricia Hearst actuaba en la obra en New Haven.

Y cuando Donna Hanover, la ex esposa de Rudy Giuliani, participó en la obra en Nueva York en 2000, desató un pequeño terremoto político.

"Creo que nunca dejará de ser tan controversial", opina Ensler. "Todavía no estamos en un mundo en el que la gente pueda decir, `vagina, vagina, vagina`."

Pero la obra ha logrado presentarse en muchos lugares. La diseñadora Liz Claiborne creó un collar en "V" y parte de las ganancias se destinarán a Día-V.

En un episodio del programa de la CBS Everybody Loves Raymond , la madre de Ray hace una escultura con forma de vagina en sus clases de arte.

Ahora que el mundo es un lugar seguro para hablar de los genitales gracias a ella, Ensler sigue adelante. Después de unas cuantas presentaciones en San Francisco, ya no aparecerá en Los monólogos de la vagina .

"La obra ya se quedó atrás en cuanto a lo que ahora quiero expresar", explica. "Siento como si estuviera repitiendo algo, en lugar de decir algo nuevo".

La siguiente obra de Ensler, Necessary Targets , se estrena esta semana en Nueva York. Se trata de una escritora (no muy diferente a la misma Ensler) y terapeuta que trata a mujeres de Bosnia para ayudarlas a recuperarse de los traumas de la guerra.

A pesar de su actual "fama vaginal", a Ensler le costó años lograr que su nueva obra se presentara en los teatros.

"Una vez le dije a un productor, `Dime qué está mal en la obra`. Y me contestó, `Dos palabras: refugiados, Bosnia`", recuerda.

Después de eso, viene una obra incluso más política. Se llama The Good Body , una especie de seguimiento a Los monólogos de la vagina , para la cual Ensler tuvo que hablar con mujeres de todo el mundo.

"Estoy averiguando lo que hacen las mujeres con sus cuerpos, sea liposucción, mutilación genital, arreglarse la nariz o hacerse cirugía de vulva en Beverly Hills", dice.

¿Cirugía de vulva? "Es el monólogo más divertido que he escrito", asegura. A ver si alguien hace un programa de comedia acerca de eso.

(c) 2002, Newsweek Inc. Todos los Derechos Reservados.



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