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¿Qué hacen hoy las vedettes de los años 70?

Fabiola Sánchez Palacios/?Mujeres de Contenido?| El Universal
Martes 17 de julio de 2001
Inspiraron fantasías ardientes que todavía causan rubor a muchos cincuentones y que solamente el temblor de 1985 pudo apagar. Después de ese día terminó la vida nocturna en la ciudad de México

Contrajo el amor al dinero en los peores momentos de su niñez, a fines de los 50. Dos décadas más tarde Amanda Seux Ramírez conocida como Wanda Seux, volvía locos a los varones con bailes atrevidos en los cabarets del DF y fugaces desnudos en numerosos "churros" cinematográficos, compartiendo créditos con otras divas del momento como Sasha Montenegro y Kippy Casado.

Divorciada dos veces, sin hijos, Amanda Seux nació en 1947 en Asunción, Paraguay, pero creció en Salta (ciudad argentina situada a 2 mil 500 kilómetros al norte de Buenos Aires), a donde su madre divorciada se trasladó en busca de un nuevo inicio, cuando la chiquilla tenía dos años de edad. La señora casó con un árabe rico que se arruinó menos de una década más tarde.

Amanda empezó a modelar profesionalmente a los 16 años de edad y al poco tiempo ya podía sostener a sus padres, pero su oportunidad le llegó en 1968, cuando participó en el concurso Miss Salta. La descalificaron por ser paraguaya, pero llamó la atención de un rico ganadero cincuentón con cuatro hijos mayores que ella, que le desposó tras 15 días de noviazgo.

El matrimonio también fue breve: los vástagos del ganadero consiguieron expulsarla de la familia a cambio de indemnizarla con tres casas (una de ellas en Buenos Aires) y un ranchito de 450 hectáreas.



El despegue

La joven modelo partió a la capital argentina, donde tres años más tarde casó de nuevo con un hombre adinerado de 59 años, de quien se divorció cuatro años después. Para entonces había adoptado como nombre de guerra el de Wanda Seux y alternaba con Zulma Faiad y Nélida Lobato, las vedettes más cotizadas.

Al poco tiempo fue "descubierta" en Caracas por el productor mexicano Hugo López, quien la convenció para venir a México.

En su tercera patria (ya nunca dejó este país), Wanda aceptó posar casi desnuda en películas como El macho biónico (1980), al lado de Andrés García e Isela Vega (sueldo: unos 10 mil dólares). En subsiguientes cintas como Escuela de placer (1981), en la que alternó con Lucy Gallardo, cobró el equivalente de 16 mil dólares. Entonces como ahora, se negaba a revelar el monto de su capitalito, pero le alcanzaba para financiar sus espectáculos.

Deseosa de tener hijos (no pudo concebir, porque padece cáncer en la matriz) adoptó a una niña argentina.

A sus 53 años de edad, Wanda afirma que se mantiene mejor que nunca: "Cuando la gente me pregunta si el busto y otros atributos de mi cuerpo son míos, les respondo que sí, porque me costaron muchos dólares en sucesivas operaciones".

Por nostalgia del escenario, Wanda presenta eventualmente un espectáculo llamado Che México, gracias en teatros de provincia. El resto de su tiempo lo pasa entre sus mascotas (37 perros, 15 gallinas, 10 patos y numerosos gatos.



Alfombras de casimir

Cuando quería conseguir empleo de secretaria no tenía problemas, pues sus jefes la contrataban sin exámenes de mecanografía. Más tarde quiso convertirse en vedette y lo único que Alma Gloria Vega hoy de 53 años de edad, divorciada, madre de un hijo y conocida como Amira Cruzat tuvo que hacer fue desnudarse, bailar y tratar de cantar.

Originaria de Culiacán, se crió en Ciudad Obregón, Sonora, pues sus padres trabajaban allí en un rancho.

Su buena silueta fue la revelación del primer semestre de 1977, cuando remplazó a Kitty de Hoyos en la obra de teatro Lucrecia Borgia , de Alejandro Jodorowski, y logró competir airosamente con Irma Serrano en un club llamado El 77, donde se exhibía semidesnuda, casi aplastada por un penacho de 6 kilos de peso.

Conforme ganaba éxito y fama, tuvo que despojarse cada vez de menos ropa y menudearon sus participaciones en obras teatrales como Un par de piernas y Despedida de soltera , de Fernando Mendoza.

Más tarde trabajó en la ANDA donde aún dirige el departamento de estadística y organización y apareció en telenovelas como María Isabel y Agujetas de color de rosa .

De sus noches de cabaretera guarda buenos recuerdos, como cuando los señores que acudían a ver El camerino de Amira Cruzat (título de su espectáculo) extendían sus sacos de casimir para que los pisara. Especialmente recuerda a un admirador que acudía noche tras noche: no bebía en exceso pero le enviaba frecuentes besos y orquídeas.

"Un día dejó de ir, pero me lo encontré meses después: me quedé boquiabierta cuando me dio la comunión, porque era el cura de la parroquia de San Judas Tadeo."

Luego de un fugaz matrimonio que dio origen a su único hijo hoy de 24 años, permaneció soltera.

Retirada desde fines de los 80, dedica su tiempo a buscar oportunidades para jóvenes aspirantes a estrellas y se lamenta: "La vida nocturna en México acabó cuando el gobierno permitió que la ciudad fuera invadida por prostíbulos de baja estofa; ahora es imposible ver espectáculos como los de antaño: para eso hay que ir a Las Vegas o París".



Caperucita entre lobos

Interpretó a una escultural morena llamada Sarita, que no descansó hasta seducir al personaje encarnado por Fernando Luján en la versión cinematográfica de Estas ruinas que ves , de Jorge Ibargüengoitia. Aunque en pantalla rezumaba malicia, Graciela Prior Marín alias Grace Renat, asegura que no es así y que a pesar de las décadas pasadas en los cabarets, aún conserva la inocencia.

Grace nació hace 46 años en el puerto de Veracruz, de donde huyó a los 14 con su primer novio: entusiasmada por las hermanas del galán, que eran bailarinas profesionales, aprovechó la ausencia de una de las coristas para tomar su sitio y embarcarse en una gira por medio país. La aventura concluyó dos años más tarde en Tijuana donde, sin pareja y con un hijo a cuestas, causó furor en los centros nocturnos.

El salto a la fama lo dio en 1973, cuando fue elegida "Diosa de la Noche" por la ANDA.

La jarocha se presentó varias temporadas en el teatro Blanquita y en el entonces famoso Club Capri. Luego pasó siete años en los foros de Televisa, donde bajo la dirección de Humberto Navarro participó en las series Casa de huéspedes y La criada bien criada .

Todavía hace un par de años actuó en la versión cómica de Don Juan Tenorio que cada año presenta Manuel "El Loco" Valdés y ahora trabaja ocasionalmente en palenques, teatros y bares.



Exótica y atrevida

En los inicios de su carrera, Grace Renat enfrentó la competencia de una bailarina de otro teatro el Iris, famosa por lo exótico y atrevido de sus bailes: Lin May.

Nacida en Acapulco en 1948, a los 14 años se fugó con un novio. Un año más tarde, abandonada, la quinceañera dio a luz a su primer vástago.

Por su buena figura consiguió trabajo en el teatro Iris y en centros nocturnos como El Savoy y La Copa de Champagne. Asegura que fue la primera en animarse "a mostrar más, pero con estilo" y eso implicó envidia de sus rivales, quienes la acusaron de ofrecer exhibiciones ginecológicas, pero no tuvieron más remedio que imitarla.

Retirada de las candilejas a fines de los 80, casó con un empresario y montaron un restaurante en el barrio chino de la ciudad de México, que hasta ahora dirige. Para conservar la silueta, Lin May baila un par de horas al día, a más de practicar yoga y evita el alcohol y el tabaco. "Todavía, cuando oigo tambores, me dan ganas de bailar y desnudarme lentamente, para recordar las miradas de lobos hambrientos que por tantos años me lanzaron los hombres".



Matrimonio sin suerte

Aún hoy, con 50 años de edad, Delia Suinanik divorciada, sin hijos parece salida de las páginas de una revista para caballeros: 1.80 de estatura y 110-69-95 de contornos, fue conocida como Thelma Tixou y en su apogeo, a mediados de los 70, ganaba 15 mil dólares mensuales.

Nacida en Buenos Aires, hija de un ex actor polaco, a los 14 años comenzó a bailar. A los 20 años Thelma conoció a Adolfo Goldstein, proveniente de una familia de joyeros, divorciado y con tres hijas. Feo y de más de 130 kilos, el hombre la conquistó y contrajo matrimonio, contra la oposición de la familia de la Tixou. Para evitar reproches, la pareja vino a México.

Recién llegada trabajó en el Capri y se presentó por más de siete años consecutivos, al tiempo que hacía pequeñas apariciones en teatro: "En mi mejor época hasta el presidente iba a ver mi espectáculo", se vanagloria.

También actuó en la película Santa sangre , de Alejandro Jodorowski, y ganó un Ariel. En 21 años de matrimonio con Goldstein, el hombre la persuadió de registrar diversas propiedades a su nombre y el de sus hijas y en 1992, un día no la dejó entrar al domicilio conyugal. Ni siquiera le permitió sacar su ropa.

Perdió alrededor de medio millón de dólares y quedó tan deprimida que se refugió en la casa de una mexicana ("La única que me apoyó", señala), aprendió a hacer vitrales y rechazó las ofertas, hasta que los empresarios se aburrieron de buscarla.

Si bien extraña el mundo del espectáculo, no desea volver como vedette sino como actriz. Mientras aguarda que algún director se interese por ella, dedica su tiempo a hacer emplomados y lámparas estilo Tiffany y a su nueva pareja, un empresario soltero y sin hijos.



Noches de Buenos Aires

En 1962 el gobierno del presidente argentino Arturo Frondizi fue derrocado por una revuelta militar. En la crisis sufrieron todos los negocios, incluidos los teatros frívolos. Sólo la aparición de Zulma Faiad (hoy, de 55 años de edad, casada), consiguió restablecer el interés de los argentinos en los espectáculos de revista y salvar a la industria.

Nacida en un barrio periférico de la capital argentina, Zulma era hija de una pareja de inmigrantes árabes pobres. Desde los cuatro años estudió ballet y danzas populares. Su oportunidad de brillar llegó cuando el propietario de un popular teatro bonaerense la contrató.

Extasiado ante la lozanía de la chica, el empresario sentenció: "Es tan fresca como una lechuga". Un hábil publicista oyó la afirmación y la presentó como "la lechuguita" de una ensalada preparada con una marca de aceite. La campaña tuvo un éxito enorme y Zulma se convirtió en la muchacha más conocida del país.

Ya convertida en reina de la noche en Buenos Aires, anunció su matrimonio con Melchor Arana, joven terrateniente con quien partió a México. Avecindada en un lujoso barrio del sur del DF y ya empleada en centros nocturnos, se convirtió en la comidilla de los columnistas de espectáculos por los diminutos atuendos que lucía en el escenario.

Mesurada, jamás protagonizó ningún escándalo y presumía de tener solamente las joyas y pieles indispensables para lucir bella. A fines de los 80, ya retirada, se dejó convencer por el marido de radicar definitivamente en Buenos Aires.



El final de las luces

Algo no se discute: la reina de las supervedettes de los 70 fue la defeña Olga Breeskin.

Nacida en 1953, hoy divorciada y con un hijo adolescente, fue hija de un violinista ruso. Inició su carrera tocando ese instrumento en restaurantes y hoteles. A los 17 años descubrió las ventajas de un cuerpo bien formado y estudió baile, decidida a convertirse en showgirl.

Si bien nunca se desnudó, consiguió ser figura habitual en programas televisivos, en los que aparecía con entalladas prendas: "La mayor parte de mi vida fui flaca y pobre", decía en 1976. "Ya me tocaba ser rica y voluptuosa".

Luego de casarse en 1985, se retiró. Sigue rica y voluptuosa: rara vez se presenta en televisión y suele tocar el violín y bailar para deleite de su hijo Alan, con quien radica en Miami dedicada a administrar sus boutiques de lujo.

Recuerda con melancolía sus grandes noches en el bar Belvedere del desaparecido hotel Continental. "La vida nocturna se acabó en México al derrumbarse el Continental: con él se hicieron polvo esas noches de magia. Después del terremoto de 1985 se apagaron todas las luces".



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