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¿Qué esconde la boda de Menem?

El Universal
Lunes 02 de julio de 2001

Desde que una ex Miss Universo como Cecilia Bolocco decidió unir su vida a la del ex mandatario argentino Carlos Menem, se colocó en el centro de la controversia y mucha gente se pregunta ¿Cuáles habrán sido los verdaderos motivos de ella para aceptar a un hombre 35 años mayor? Olga Wornat, quien anteriormente escribió una biografía de Carlos Menem que le valió recibir amenazas y ser secuestrada, lanza ahora Menem-Bolocco S.A. , libro en que pretende dar una visión del infierno que vive la ex reina de la belleza convertida en esposa de un reo. EL UNIVERSAL presenta en exclusiva para sus lectores extractos de un capítulo.



Los ?pololos?

Alejandrito, nuestra relación no se va a disipar por un concurso. Además, cuando me case contigo, con tanto premio, voy a ser millonaria dijo exaltada Cecilia Bolocco, a mediados de 1987. Le hablaba a Alejandro Lasen, su "pololo" de esos días en que acaba de ser elegida Miss Universo, que a pesar de aquella promesa se perdió muy pronto, como un suspiro, en la distancia y el olvido.

Lasen era el tercer novio de Cecilia; en realidad, el segundo en serio. El primero que le hizo conocer el sabor de un beso fue Paul Fontaine, cuando apenas había ingresado al secundario.

Con el tiempo, Paul se convirtió en su amigo. Ella fue siempre una chica muy exigente, muy conservadora, muy católica. Primero había que pedirle "el pololeo" (noviazgo), y después ella permitía el beso y las caricias.

¡Jamás, jamás, jamás! Primero venía el pedido, y recién después me podían besar... decía con la contundencia con la que se dicen las cosas importantes de la vida.

Si cambié de pololo (novio) fue porque las circunstancias y la realidad cambiaron. Para una pareja es difícil de aceptar que de un día para el otro te roben la privacidad, y eso genera conflictos absolutamente ajenos a tu realidad. ¡Éstas son las cosas que producen los cambios! Pero pese a lo brusco y fuerte del cambio, siento que no hubo una mutación de mi esencia le explicó Cecilia a la revista Cosas en enero de 1998 dando vuelta la página.



Su primer novio la golpeaba

Su romance con Lasen comenzó en Reñaca en el verano de 1986, en casa de un amigo. En ese entonces, la futura Miss Universo estaba terminando de pololear con Claudio Rocafort, con quien salió durante cuatro años y fue sus primer novio "en serio". Sin duda, fue un asunto muy serio; tanto que la familia de Cecilia estaba realmente preocupada: la Chechi solía aparecer con un ojo negro o alguna otra magulladura en el mentón.

Un día vino a verme desesperada. Tenía marcas feas en la cara y en el cuello. Tenía una fiesta y quería que la maquillaran para que nadie se diera cuenta, revela alguien que estuvo muy cerca de ella en esos años.

Claudio Rocafort tenía la imagen típica del nuevo rico: era buen mozo, musculoso y prepotente, usaba gruesas cadenas y pulseras de oro, era bastante grosero, hacía alardes de su posición social, era poco educado y sumamente machista.

Y lo que es peor, se negó siempre y muy terminantemente a dejarla participar en el concurso de Miss Chile: "Soy capaz de matarte", le decía cariñosamente. Pero era muy generoso y le pagaba todo a la Chechi en aquellos duros tiempos de pobreza.

En junio de 1987, la revista Vea , consignó que "la madre de Cecilia asegura que ella tenía temor de que Alejandro tampoco estuviera de acuerdo en dejarla participar en el concurso. Él tuvo algunas objeciones, pero (a diferencia de Claudio) no tuvo mayor inconveniente en que se presentara a competir por el cetro. Vesna Bocic, amiga de Cecilia, recuerda que ` ella estaba encantada de que un hombre de la tranquilidad y el temperamento de Alejandro pudiera darle todo el cariño que ella necesitaba en una pareja`".

Rocafort pertenecía a una familia que había prosperado desde la nada y que, aunque rica, seguía viviendo en el mismo barrio de clase media en el que el muchacho se había criado.

Claudio practicaba artes marciales, había egresado del Instituto Sagrado Corazón de San Bernardo e integraba, en los tiempos en que noviaba con Cecilia, una pandilla de chicos acomodados que provocaba desórdenes en las calles y en discotecas...

Cecilia rondaba por entonces los 16 años y formaba parte de ese grupo. La otra integrante mujer era Pilar Lüders, que por entonces modelaba y que ahora es abogada. En el verano de 1981, cuando Claudio vio por primera vez a Cecilia, en la playa de Reñaca, cayó fulminado de amor. La atracción fue mutua: a las pocas horas iniciaron una tormentosa relación que duraría cinco años. Cuando eso sucedió, Claudio pololeaba con Pilar. Pero no hubo problemas: ella debió entender muy bien la situación ya que no tuvo dificultades en hacerse a un lado, continuar en la pandilla y convertirse en amiga de la nueva novia.

Recientemente, Claudio habló muy bien de Cecilia.

En un reportaje que le hizo La Segunda , ponderó "su perseverancia, inteligencia y gran capacidad", dijo que es "voluntariosa" y "super calculadora", y que tiene "un carácter tremendamente fuerte, igual que el mío" porque "somos del mismo signo, Tauro". La fotografía lo mostraba voluminoso, áspero, y sin ese atractivo animal que a ella la había vuelto loca en plena adolescencia y la había cegado hasta el punto de aguantarle su mal carácter y sus maltratos.

¿Tenían planes de matrimonio? preguntó La Segunda.

Claro, pero como nos llevábamos pésimo y éramos tan jóvenes, decidimos terminar.

¿Siguen siendo amigos? ¿Se llaman a menudo?

Hablamos a veces por teléfono y en otras ocasiones nos hemos topado en algún pub o restaurante. Fuimos más amigos en Miami, ciudad en la que yo viví entre el 1988 y 1996. En esa época Cecilia estaba muy mal en su matrimonio con Michael Young y hablábamos harto.

¿Eras su confidente?

somos amigos y yo la quiero mucho.

Una relación perversa y violenta Un amigo de Rocafort, que integraba aquel grupo, aseguró que Cecilia "no fue feliz con Claudio. Tenían una relación enferma, perversa, violenta. Él la maltrataba y le gritaba en público, y ella se paralizaba. Cuando él le levantaba la voz, ella se volvía sumisa, como si le tuviera miedo. Creo que Cecilia tenía por entonces la misma actitud sumisa de su madre; por eso, ahora que la veo, no puedo creer lo segura y resuelta que luce. Sin duda, nació para el éxito, logra todo lo que se propone. Lástima que por más que quiera no pueda tener hijos...".

¿No puede? ¿Por que? pregunté.

No te lo puedo decir en voz alta porque no quiero que me tiren encima una demanda, pero Claudio y ella saben muy bien por qué. Esa relación fue muy tormentosa dijo el amigo, enigmático.

Alejandro Lasen, el novio surgido en 1986 cuando acabó el pololeo con Claudio, era un tipo totalmente diferente. El polo opuesto del pandillero Rocafort. Alto, de piel oscura y medianamente atractivo, evidenciaba una mezcla de sangre árabe y española, y en concordancia con eso tocaba las castañuelas. Acusaba 31 años, es decir, diez más que Cecilia, y no era para nada un pandillero, sino el señor gerente de producción de Bicicletas Bianchi...

Alejandro planeaba casarse, hacerla mamá y permitirle sólo alguna pequeña actividad fuera de la casa, porque pensaba que a una mujer debe quedarle tiempo suficiente para cuidar de la familia. Incluso tenía un sitio en el barrio residencial de La Dehesa donde proyectaba construir el nuevo hogar. Pero tal apego a las tradiciones no le impidió tener el gesto vanguardista de dejarla ir en busca de su destino.

Muchos amigos venían aquí y me decían: "Te compadezco". Pero eso sucedía porque el hombre chileno es muy pequeño, le falta mundo, tiene poco roce. ¿Cuántos pololos dejarían salir fuera de Chile a su polola? A mí la idea no me gustaba. No por ella, sino porque en lo personal no le iba a aportar grandes cosas. Pero, ¿sabes cuál fue la causa verdadera por la que se presentó? Quería probar que las mujeres chilenas eran las mejores y romper así el círculo de derrotas. Le manifesté: yo en tu lugar ni siquiera lo consulto y lo hago le confesó Lasen a la revista Primer Plano en agosto de 1987.

Pero no fue así: la pareja no sobrevivió a la prueba del éxito. Cecilia Bolocco había ingresado en el mundo de lujos, fama y poder que siempre había soñado para ella. Y en ese espacio no había lugar para Lasen...

El romance terminó cuando empezaba el año 1988.

Hoy, Lasen, convertido en un próspero empresario, vive en Puerto Varas junto a su mujer y sus tres hijos, y no quiere ni oír hablar de ella. En una nota que le hizo el diario La Segunda en abril de 2000, se suscitó el siguiente diálogo entre él y una periodista: ¿Que recuerdos tiene de Cecilia?

Ninguno.

Pero te acordarás de alguna buena cualidad de ella...

De ninguna.

¿Y de su peor defecto?

No me acuerdo.

¿O sea que no te dejó nada?

No me acuerdo. ¿Tú recuerdas a tus pololos de hace trece años?

Pero ella es Cecilia Bolocco, una ex Miss Universo.

¿Y...?

Ella es una figura pública, una mujer exitosa que debes ver a menudo en la televisión, no es cualquier polola que se tiene alguna vez en la vida.

¿Exitosa? ¿Cuál éxito? No tengo idea, tendrías que preguntarle a ella si es exitosa.

Parece que quedaste enojado con Cecilia.

¿Estás loca? Simplemente no quiero hablar del asunto. Te insisto, no me acuerdo de ella. Estoy en otra, tengo una familia maravillosa, mi vida actual no tiene ningún punto de comparación con esa etapa. Entiéndeme, no es algo personal, no estoy "picado" (enojado), simplemente no estoy ni ahí. Cuando conocí a Cecilia ella no estaba metida en la farándula y a mí no me interesa que ahora me asocien a ese mundo.

"Por fin me casé" dijo Cecilia al término de la ceremonia civil que se celebró en la tarde del jueves 1 de marzo de 1990 en el jardín de la casa de sus padres.

No hubo traductor, en cambio, el oficial del Registro Civil de Las Condes debió hablar en forma pausada para que el novio norteamericano pudiera entender lo que le decía. "Estoy muy contenta, muy feliz. Me siento muy bien como la esposa de Michael Young, aunque todavía falta lo del sábado", añadió la ex Miss Universo.

Lo del sábado comprendió un oficio religioso en la Recoleta Dominica, sin duda la iglesia más tradicional y deslumbrante de Santiago, donde la novia lució un vestido de seda blanco, hecho y bordado íntegramente a mano por Luciano Brancoli, y tan cargado de piedras, perlas y paños que pesó 34 kilos...

Al abrirse las puertas para dar paso a la salida de los novios, el coro de Mario Baeza interpretó la Oda a Santa Cecilia. Ni María Antonieta, tan católica ella, hubiera imaginado tanto honor.

En la calle, el grupo guerrillero Frente Patriótico Manuel Rodríguez hizo estallar dos bombas lanzapanfletos repudiando el casamiento de la Chechi y acusándola de "pinochetista".

La fiesta, espectacular, tuvo lugar esa noche en el Palacio Cousiño, un coto de la alta sociedad chilena que hasta ese momento había sido cedido por sus dueños para contados eventos: Algunos tés de las señoras de los diplomáticos, una fiesta de jueces, y otra de los funcionarios del Banco Central.

¿Por qué le vendió los derechos de exclusividad del casamiento a la revista Cosas ? le había recriminado a Enzo Bolocco, un mes antes de la boda, un reportero del diario La Segunda. Él respondió: Por una razón muy simple: porque Cosas nos hizo una oferta muy interesante que nos permitía financiar parte muy importante de la recepción. Llegamos a un acuerdo para concederle la exclusividad de una entrevista a Cecilia y Michael previa al matrimonio, para cubrir ciertos aspectos de la recepción... La suya fue, sin dudas, la boda más espectacular que se haya visto nunca en Chile. Los Young quedaron impresionados: en Estados Unidos era impensable poder solventar una boda semejante, aseguraron, a menos que se figurara en la lista de los 20 más ricos de la revista Fortune.

En cuanto a los obsequios, baste mencionar uno solo entre miles: el anticuario Víctor Figueroa le regaló a su amada Cecilia un collar precolombino de oro valuado en 80 mil dólares.

Cecilia había conocido a Young en Los Ángeles.

Él era un periodista solterón de 40 años trece más que Chechi , codiciado y lleno de amigas a las que solía invitar a su casa a comer hamburguesas asadas. Casi no hablaba español. Lo único que sabía preguntar era según relato de Cecilia ?¿Quiere una coupa de vinou??. Ella también concurría a su casa y le ayudaba a lavar los platos cuando casi todos ya se habían ido. Plato viene, plato va, detergente viene, detergente va, nació el romance, sin pensar que un día se rompería.

Después de la boda se instalaron en un amplio chalet de dos plantas, con jardín y bodega, en Atlanta, una ciudad sureña y, como tal, conservadora y segregacionista, a mitad de camino entre Miami y Nueva York, y sin ningún punto de contacto con lo que había sido la vida de Cecilia en Santiago, pero donde los padres de él tienen su hogar.

Con el paso del tiempo, Cecilia no se sintió cómoda en su nueva realidad. ?Recién casada con un norteamericano, yo hablando inglés, viviendo en otro país, el trabajo de la CNN en otra lengua y la casa gigante en que vivíamos. Era preciosa, pero yo no la sentía como mi casa. Apenas podía disfrutarla, porque trabajaba el día entero y Michael muchas veces tenía que ausentarse por trabajo. Fue un cambio bien violento para mí. Una vez me encerré en el baño a llorar. Michael se había ido y tenía tanta tristeza...?, recordaría años después...

A mediados de 1991, Cecilia pateó el tablero y decidió que mejor que Atlanta era Miami, donde la gente como uno habla español y vive como latino. Telemundo, una empresa asociada a la CNN, la tentó para hacer dos programas: uno diario, de media hora, al estilo de ?Ricas y famosas? y un talk show a lo Barbara Walters, de larga duración, cuatro veces al año, con entrevistas a famosos.

En un principio esto la obligó a vivir separadas de su marido cinco días a la semana. ?No tiene ninguna importancia, en una hora veinte de avión estoy en Atlanta. Somos muy felices así?, explicaba ella. Pero el caso es que bien pronto Young se radicó en Miami y debió empezar de nuevo, en una ciudad que le quedaba totalmente a trasmano para su trabajo, y lo que es peor, lejos de sus amigos y parientes...

Él creó Alton Enternainment para sobrevivir y pudieron comprar en Miami, frente al mar, una casa cuatro veces más chica que la de Atlanta, pero que a ella siempre le encantó: ?Yo nunca quise esa casa, Cecilia sí?, dijo él. Pero al tiempo, la Bolocco fue tentada por Televisa para hacer Morelia...

Tres años después de la fastuosa boda, Cecilia le reconocía a La Tercera que no por mucho festejar uno se asegura un matrimonio feliz: --Llevamos tres años de matrimonio y no puedo decir que todo es una maravilla. Como todo el mundo tenemos nuestros problemas, pero los superamos.

Pero el cuento de hadas entre el "gringo" y la "novia de Chile", se acabó.

Para julio de 1996, Young explicaba así a la revista Cosas por qué se habían separado antes de cumplir los cinco años de casados: --Se acabó porque ambos estábamos trabajando demasiado concentrados en nuestras carreras y nos distanciamos. Llegamos a la conclusión de que era lo mejor...

Una de las varias versiones que se manejaron después del divorcio refiere: "La verdad sea dicha, Young la descubrió in fraganti con el sobrino de Emilio Azcárraga Jean, el dueño de Televisa, con quien ella se involucró mientras hacía la telenovela Morelia . El matrimonio ya no funcionaba y ésa fue la gota que rebasó el vaso." (De un amigo de Young que prefirió mantener su nombre en reserva.)...



Su romance con Mijares

Tal vez no hubo nadie más, como dice Young. Pero lo que sí hubo fue un curioso viaje que Cecilia hizo junto al cantante mexicano Manuel Mijares mientras grababa Morelia . Se fueron solitos a Acapulco y la prensa empezó a sospechar que eran algo más que amigos. Poco después, sin embargo, él volvió a Miami, donde estaba radicado, y dicen que ella quedó en México... con otro...

Hace muy poco tiempo, cuando el romance con Menem se había hecho público, Keko, (el último de sus novios) llamó por teléfono a la Chechi. Y se dio el siguiente diálogo: --No me gusta Menem, es muy grande para ti, no siento que tenga buena energía. Me preocupas...

--Por favor, no me digas nada. ¿Es que nadie quiere verme feliz? ¿tú tampoco?

Inmediatamente después de Keko, las malas lenguas vincularon a Cecilia Bolocco con uno de los más fuertes empresarios de Chile, Guillermo Luksic, hombre casado y miembro de una de las familias más ricas de Santiago, pero por más que decenas de reporteros gráficos la siguieron noche y día tratando de retratar el supuesto affaire, nadie logró encontrarlos juntos en ninguna situación embarazosa. "No la pueden ver linda y sola, entonces le inventan romances que no existen", se escuchaba decir en los pasillos del canal 13 de Chile.



Inicia su noviazgo con Menem

Agosto de 1999 la llevó al Perú. Su entrevista con Alberto Fujimori hizo olvidar aquellos rumores y alimentó un nuevo morbo: la Chechi lo llevó al concierto, el japonés la invitó a comer... Pero quince días después el avión la llevó a la Argentina y entonces sí, ya en septiembre, junto a Carlos Menem, floreció la primavera.

Viendo que la cosa venía en serio, fue entonces que Enzo Bolocco escribió el Decálogo del No que deberá ser seguido al pie de la letra por el futuro marido de Cecilia para evitar un seguro divorcio. Fue publicado por La Tercera y dice así: 1. No imponerle nada, más bien tratar de persuadirla.

2. No despertarla demasiado temprano en la mañana.

3. No apurarla cuando se está arreglando para salir, ni interrumpirla si está haciendo algo importante para ella.

4. No desgastarse en tratar de convencerla de que cambie de opinión en cuestiones que no revisten mayor importancia.

5. No insista en preguntarle qué pasó cuando ella está molesta por algo ("Es mal genio igual que yo, pero se nos pasa al tiro").

6. No soñar con pedirle que no trabaje.

7. No exigirle que suba la capota del auto cuando la lleva abierta.

8. No irse a jugar golf con los amigos sin convidarla a ella.

9. No salpicarle agua desde la piscina mientras ella toma sol.

10. No criticarle a su papá.

Una cosa es cierta: todos sus amores coinciden en la descripción sobre sus virtudes amatorias. "Cecilia en la cama es insaciable, tremenda, una leona", dijo uno. "Al principio era fantástico, pero después terminaba destruido", dijo otro. "Ella es salvaje, anda que ver con la imagen que da hacia afuera. Pero es muy posesiva y termina por ahogarte", dijo uno de los más recientes.



Chile, le perdona todo

En chile, a la Chechi se le perdona todo. Sus amantes, sus divorcios, sus desplantes, sus transgresiones, sus tropiezos, su predilección por los hombres casados.

--Todo este tiempo me ha servicio para ir preparándome, templándome, entendiendo en qué pude haber fallado en otras relaciones, como para el día de mañana encontrar realmente mi media naranja. Quiero soñar que algún día formaré una familia. Si me equivoqué, no fue porque no le puse empeño, hay cosas que una nunca logra entender verdaderamente y cada día me despierto y tengo una nueva idea de por qué no resultó. Es bien triste y complicado.

La aman, la odian, la critican, la defenestran, pero en el fondo, todas quieren ser como ella. Romper los límites como ella y encima, con cara de niña cándida. Prácticamente nadie se atreve a criticarla en público. Todo es entre líneas, cargado de ambigüedades.

Para muchas mujeres, es la niña ingenua que llegó a la cima, en una sociedad represora de los derechos de las mujeres. Cuando ella llora como una Magdalena en televisión, el rating trepa por las nubes. Cuando baila y muestra su pubis todos se escandalizan, pero no pueden dejar de verla. Cuando se deja besar en al boca por un invitado, arden las plateas.

La Chechi conoce como ninguna el manejo ante las cámaras y la contradictoria y difícil relación con las masas. Cultiva una actitud "humilde" cuando, en realidad, es todo lo contrario. En ella todo está perfectamente calculado: los amores y los odios. Y jamás realiza comentarios negativos o fuera de los límites que hacen a un achica católica "bien educada y adscripta a las buenas costumbres y a los valores de la sociedad". "Soy muy noble. Y me encanta serlo, siempre lo he sido, y es porque soy muy católica", dijo hace poco.

Primero fue morocha y conservadora. después mutó a rubia vampiresa actriz de telenovela mexicana, liviana de ropas. Aunque continuaba manteniendo el esquema rígido que la caracterizó desde siempre. Un día le preguntaron qué opinaba de Madonna. Y desparramada en la playa de Miami, sensual, con el cabello rubio abultado y una camisa que dejaba ver su ombligo dijo: "En Chile todavía no existen tipos como el carnicero de Milwaukee, todavía no se escriben libros sobre cómo suicidarse, y nadie ha publicado nada tan asqueroso como el libro Sex de Madonna. Lo encuentro un abuso al físico, a la mente, al espíritu, una degradación. Un libertinaje...".

Se enamora con la misma velocidad que deja de estarlo. Y cuando el amor se le acaba, junta a sus pololos en su programa de televisión, donde nuevamente -y el más puro estilo de la argentina Moria Casán-- el rating explota y ella sale ganando. Ventila su vida privada con la dosis exacta de información y misterio, la mismo tiempo que se queja porque se siente espiada, vigilada y sin libertad para hacer lo que quiere. Sentó a Kike junto a Keko. Y a Menem lo enfrentó con Kike. Dejó el cetro de Miss Universo para convertirse en la reina de la televisión. Casi como una "Susana Giménez trasandina", definición que ella detesta porque según dijo: "Ella en su mejor momento fue vedette. Yo, en cambio, fui premiada en Estados Unidos por cubrir la guerra del Golfo. Soy más fina. No me gusta que me llamen así porque soy otra cosa".

De una sola cosa es consciente: Chile no puede vivir sin ella y sus escándalos. Sin ella y sus fantasías rosas de cuentos de hadas. Sin ella y sus amores. Ayer fueron otros los protagonistas. Hoy es Carlos Menem. Porque como ella misma dice: "Siempre he sido una vieja chica . Siempre me he llevado mejor con la gente grande. Mi mamá siempre pensó que hasta podía convertirme en monja, por eso de que me gustaba bordar y era tan prolija, y porque me gustaba la gente mayor...".

Y ella alimenta esta compulsión de su público porque, sin eso, se apagaría como una flor sin agua.



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