La ruta del sonido de Martín Hernández
Comenzó primero en publicidad en los años 90 y luego ingresó al cine con Amores perros. (Foto: GERMAN ESPINOSA. EL UNIVERSAL )
cesar.huerta@eluniversal.com.mx
Martín Hernández se encuentra esperando el sope que esa mañana va a servirle de desayuno. Son cerca de las 11 de la mañana y prácticamente está a unas horas de tomar el auto para llegar a su oficina.
El ambiente es ruidoso. Se oye la licuadora con fruta de la que saldrá un jugo de papaya, la masa amoldándose en las manos de la tortillera y el aceite al caer a la plancha.
También un niño pequeño llora y varios autos pasan en la calle.
“Si te fijas, escuchas todo de tal manera ahorita, pero si vas entrando o avanzas en la calle, de otra manera”, dice Hernández.
Así, ejemplifica el principio del diseño de sonido que ocupó en Birdman, por el cual se encuentra nominado al Oscar.
La historia se desarrolla en un teatro, así que los sonidos son los mismos a cada instante, la diferencia es que los personajes caminan de un lado a otro y el fondo auditivo cambia.
“Al principio vimos grabar todo de manera plana pero pronto nos dimos cuenta que eso no funcionaría, que faltaba otra cosa y entonces se tuvo que hacer de otra manera para ayudar a la historia”, recuerda.
Martin es un viejo lobo de mar en el medio. Comenzó primero en publicidad en los años 90 y luego ingresó al cine con Amores perros, de la mano de su amigo Alejandro González Iñarritu El Negro.
Desde entonces ha estado en el séptimo arte, llegando a supervisar de sonido en cintas como El laberinto del fauno y Babel.
También hizo Batalla en el cielo, donde de alguna manera experimentó lo que haría sin saber en Birdman.
En la cinta de Carlos Reygadas hay una secuencia donde el protagonista, en una habitación, se queda en silencio y la cámara hace un paneo por el exterior.
Entonces se escuchaban gritos, niños, sonidos de la ciudad. Éstos cambiaban mientras el lente “caminaba”.
Es considerado uno de los mejores pero el Ariel, premio más importante del cine mexicano, sólo ha sido suyo en una de las seis ocasiones en que ha estado nominado.
Su más reciente oportunidad de acariciarlo fue en 2013 con la controvertida La vida precoz y breve de Sabina Rivas, dirigida por Luis Mandoki, con quien también colaboró en la taquillera Voces inocentes.
Apenas la semana pasada, gracias a Bird- man, obtuvo el galardón que da anualmente el sindicato de su especialidad en Estados Unidos, lo cual lo coloca según los expertos, en buena posición para ganar el Oscar.
“Esto es un abrazo que se agradece, pero es un paréntesis en la vida; pienso que tenemos muchos paréntesis, algunos más afortunados que otros; unos más largos y otros breves.
“Lo que más me importa es compartirlo con la gente que te quiere, que da un abrazo, pero sigo pensando lo mismo en eso de que la retribución debe estar en el trabajo cuando se está haciendo; si no hay, no hay retribución, digo, habrá una paga, pero no algo de fondo”, considera Hernández, de 50 años.
De nuevo a la radio. Hace apenas medio año Martín regresó a la radio, un medio en el que inició en los años 80.
De lunes a viernes, desde las seis de la mañana está en la frecuencia de la W, para la cual se despierta desde dos horas antes.
“La verdad es que duermo poco, siempre he dormido poco”, señala sonriente.
Su voz fue una de las más reconocidas en los 90, gracias a la campaña publicitaria de un banco, en donde se afirmaba que era bueno ser grande, pero más grande ser bueno.
¿La gente te reconoce por tu voz en la calle o lugares públicos?
No, llevo apenas seis meses y la memoria de la radio es lenta. Lo mismo pasó con la W o Radioactivo, los primeros tres años es para fundamentar todo, lo difícil es que te ubiquen, eso tarda.
¿Cuántos sonidos tienes en tu biblioteca profesional?
Tengo como 50 mil.
¿A qué sonaba el fauno de la película El laberinto del fauno?
A una combinación de cosas, fue algo con lo que pudimos experimentar, inventar; lo difícil es hacer cosas reales porque todo mundo tiene referencias de a qué se escucha la realidad y es complicado.
El fauno fue hecho con hojas secas, cajas de madera que rechinan, piel de animal, era juntar cosas y como en la cocina, te das cuenta que poniendo uno o más ingredientes, más o menos de cada uno, suena distinto.
¿Qué viene?
Una película con Sean Penn y otra con Demian Bichir como director (Refugio).