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Toma el teléfono después de una larga jornada en Calgary, Canadá. Ha estado por horas dirigiendo a Leonardo Di Caprio en las escenas de The revenant, una historia situada en el siglo XIX y que se convertirá en su próxima cinta.

Alejandro González Iñárritu 'El Negro' se disculpa por no haber podido atender antes.

“Pero estamos en pleno rodaje y casi incomunicados”, dice a los pocos segundos de tener el auricular en la oreja. Hoy y mañana se ha tomado unas horas, pero no por decisión propia, sino “obligado” por tener que estar en la entrega del premio Oscar, donde se encuentra nominado por su trabajo en Birdman, en las ternas de Guión Original, Dirección y Película.

Es la cuarta ocasión en que buscará a título personal la estatuilla: Amores perros y Biutiful lo intentaron en Mejor Película en Lengua Extranjera (siendo él productor y realizador), y Babel figuró luego en categoría de Dirección.

¿La cuarta será la vencida para obtener el premio? ¿O habrá que esperar al “no hay quinto malo”?

¿Qué puedo decir? La verdad es que ya estoy acostumbrado a estar muchas veces nominado y en muchas veces ser perdedor; lo que puedo decir es que para mí ya es un premio el estar nominado y estoy muy agradecido.

Siendo un director autocrítico de su trabajo, ¿cuándo fue la última vez que viste Birdman y qué fue lo que te provocó?

La verdad es que es una película que gocé mucho haciéndola, tengo gratos recuerdos del proceso, me siento orgulloso de verla; me daba ansiedad verla porque era una película que en cualquier momento todo podía fallar, era como cruzar la cuerda floja y un estado de inconsciencia, de levantarte y decir: ¿qué hice?

Cuentan que cuando estudiabas en la Universidad Iberoamericana y llegabas tarde a clases, nadie te creía que era por estar en radio.

Yo era muy mal estudiante, de verdad. No tuve maestros que me motivaran, bueno, sólo dos; pero en general eran maestros que nunca me provocaron y me aburría mucho.

Dice Vanessa Bauche (actriz) que tarareabas canciones para que llegaran a su papel en Amores perros, ¿lo sigues haciendo?

En realidad la música para mí es vital, en este caso (Birdman) la batería de Antonio Sánchez la utilicé mucho para que me diera el ritmo interno de la película, que es muy difícil. A mí la música triste, los poemas tristes, me atraen y no sé por qué, es una depresión crónica, pero me gusta.

Tenías como cábala usar los mismos zapatos en tus primeras tres películas, ¿ahora con Birdman hubo alguna?

No, aquí la verdad es que me renové, fue una liberación total de todo lo anterior: de género, gramática visual, renovación absoluta, en serio, de todo.

El cine te ha dado mucho, pero ¿qué te ha quitado?

Te da y te quita todo, no tiene medios. Es un procesos intenso donde te alejas de la familia, amigos, te quita estar con los seres queridos pero, dentro de todo, me exploro y sé quien soy.