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Tiene 18 años pero hace cuatro meses, Paco Luna (como le gusta que lo llamen) dejó su casa, su familia y sus amigos en Torreón para mudarse a la Ciudad de México y perseguir el sueño que tenía desde los siete años: convertirse en actor profesional.

La oportunidad se le presentó a 14 horas de su hogar y fue tan drástico el cambio que la primera semana de clases pensó en regresar con su familia. Pero lo detuvo la certeza de que era uno de los 50 afortunados entre 8 mil que cada año buscan una oportunidad en una de las escuelas más importantes de actuación en México: el Centro de Educación Artística (CEA) de Televisa.

Miles de jóvenes como él deciden año con año estudiar actuación pero desde el principio se llevan grandes decepciones pues es una carrera con pocos lugares en las aulas y muchas exigencias físicas, económicas así como pocas oportunidades laborales.

Paco se considera afortunado ya que sus papás lo apoyan económicamente para mantenerse en el DF, donde renta un cuarto cerca de la escuela. Diario gasta en promedio 120 pesos y eso que en Televisa hace sus tres comidas por 22 pesos cada una. Estar en la escuela todo el día le impide buscar empleo.

“Me pesa el gasto porque mis papás también están apoyando a mi hermano que está a punto de graduarse de preparatoria”, platica a EL UNIVERSAL. Pero espera que más adelante pueda conseguir un trabajo en el medio que no afecte sus estudios y que lo ayude a mantenerse.

El Centro de Formación Actoral (CEFAT) de TV Azteca, el CEA de Televisa, la Escuela Nacional de Arte Teatral (ENAT) y CasAzul de Argos, son algunas de las escuelas en la capital que ofrecen estudios de actuación, aunque también existen espacios como el Instituto Andrés Soler, el Centro de Capacitación Artística Xpresión, de Carlos Espejel; el Círculo Teatral, de Alberto Estrella; el Centro Cultural Virginia Fábregas y MM Studio, escuela de Patricia Reyes Spíndola, que se dedican a la formación de actores mediante diplomados, cursos, talleres o carreras avaladas en el medio artístico. De las anteriores, la ENAT es la única que ofrece el título de licenciatura en Actuación certificado por la SEP.

De acuerdo al director del CEFAT, el maestro Raúl Quintanilla, el 94% de los alumnos egresados de aquí tienen trabajo, mientras que en Televisa, entre el 85 y 90% trabaja en alguna producción de la empresa, como platicó su director, Eugenio Cobo.

Pero la creciente demanda y los pocos lugares disponibles ha desembocado, de acuerdo a Quintanilla, en que aspirantes se metan a escuelas de “dudosa confiabilidad” que sólo les crean falsas ilusiones. “Lo peor que usted le puede crear a alguien son pasiones equivocadas, debe usted tener la capacidad para decirle a un alumno ‘No, usted no es actor’ o ‘esta no es la escuela para usted’ porque tampoco tenemos la verdad universal, puede que en otra escuela el ambiente sea diferente”.

 
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SÓLO LA MITAD SOBREVIVE

Quedar dentro de una escuela de actuación no es garantía de éxito, pues cerca de la mitad deserta antes de concluir la carrera.

De las casi cinco mil solicitudes que llegan al Centro de Formación Actoral (CEFAT) de TV Azteca anualmente sólo se aceptan 20. El 10% de los 40 alumnos que alberga la escuela la abandona por indisciplina, por no pasar las evaluaciones o porque descubrieron que no les gustaba.

En CasAzul, 70 o 75 alumnos son seleccionados al año, de entre casi 280. A la recta final también llega la mitad, afirma su director Ignacio Flores de la Lama. Para él, la falta de dinero y empeño determina su estancia, pero la desilusión juega un papel importante.

"Hay varias causas por las que renuncian a la carrera, una de ellas tiene que ver con los espejismos, pensar que la actuación es una cosa y darse cuenta en los primeros seis meses que no era lo que ellos pensaban, que si perseguían la fama y la fortuna, el fast track del éxito profesional pues más bien lo que estaban buscando era pertenecer al mundo del espectáculo, que es válido pero es otra cosa", declara.

En el caso del Centro de Educación Artística (CEA) de Televisa son los profesores y directivos quienes van dando de baja a los alumnos que no cumplen con los requisitos en clases mediante evaluaciones trimestrales.

Su director, Eugenio Cobo, platicó que en la más reciente evaluación, seis alumnos de nuevo ingreso fueron dados de baja y que cerca de 20 o 25 estudiantes culminan la carrera.

"A pesar de que la escuela no tiene ningún costo, si vienen de tantas partes del mundo y de México deben tener un mínimo de ingreso para sostenerse y como no pueden tener tiempo para trabajar al estar aquí tantas horas, se dan algunas bajas", comentó.

En el poco tiempo que lleva estudiando en el CEA, Paco Luna también ha sentido el miedo de tener que abandonar la escuela por falta de recursos, y aunque se muestra positivo ya le tocó ver la salida de algunos compañeros.

El miedo al ridículo, al fracaso, a la competencia o como dice Flores de la Lama, a saber si "tienen lo necesario para convertirse en aquello que sueñan" también afecta al alumnado.

"Este es un gremio de un enorme nivel de desempleo, hay mucha más oferta que demanda laboral. Los egresados saben que la tienen difícil desde que decidieron que era esto lo que querían", indica el director.

Paco, que diario se levanta a las 6:00 horas para llegar temprano a clase, que va al gimnasio y hace varias horas de lectura como exige su escuela, también teme a salir y no encontrar trabajo, sobre todo, le preocupa el hecho de que actualmente mucha gente ve su carrera como algo poco serio.

"Tengo miedo de que en el futuro vaya a ser discriminado por ser actor" dice antes de concluir la plática con este medio, pero recalca sus deseos de hacer todo lo posible por ganarse un lugar en la actuación.

Querer salir en la tv, el primer error. Personalidad atractiva, capacidad para improvisar, para sorprender, pero sobre todo, un verdadero compromiso por la actuación en todos sus aspectos, son puntos positivos para el aspirante a la hora de hacer su examen, pero lo que definitivamente le cierra las puertas es querer salir en televisión o ser famoso.

"Detectamos en muchas de las solicitudes que son jóvenes que quieren salir en la tele y una persona así no queremos que entre a estudiar aquí", afirma tajantemente Cobo.

"Necesitamos gente que no venga por un espejismo, no nos gustan las ‘llamaradas de petate', buscamos gente que tenga muy definido el rumbo y que aspire a la profesionalización. Se requieren guerreros que estén listos para romper paradigmas", finaliza Flores de la Lama.