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De nueva cuenta el artista plástico Mark Rothko, lanza la pregunta al aire "¿Qué ves?", cuestionamiento que no sólo hace a su joven ayudante Ken sino también al espectador, que como un voyerista, es testigo del proceso creativo de un alma intensa y cercana a su ocaso.

Juan Torres y Guillermo Wiechers se dieron el gusto de reestrenar la noche del viernes la puesta en escena Rojo, protagonizada por los actores Víctor Trujillo y Alfonso Dosal, en el escenario del Teatro Rafael Solana, donde permanecerá hasta el 20 de abril.

"No hablamos de un reestreno, hablamos de una nueva puesta en escena, este es un montaje nuevo, un viaje hacía el universo de Rothko, hacía en interior de la mente y el alma, mejor aún, hacía un texto que tiene posibilidades infinitas", expresó Juan Torres.

Fue así como lo sintieron los actores, como si se enfrentaran a un nuevo proyecto, a pesar de que en el 2011 ellos estrenaron Rojo. "Yo sabía que desde que nos volvieron a llamar esto iba a ser un riesgo, iba a volver a ser una locura como fue la primera temporada, y volvimos hacer tres semanas de trabajo de mesa, cinco semanas de montaje, como si fuera la primera vez que lo hacíamos", dijo Alfonso Dosal.

Víctor Trujillo comentó que también fue tiempo de identificar algunas cosas de la puesta en escena anterior, que pudieran funcionar en la reposición, fue un momento para incorporar experiencias que enriquecieran al personaje, además de tomar más conciencia de lo que se dice, para así lograr algo nuevo.

"El texto que es riquísimo, te da esa posibilidad, porque a lo mejor entendimos algunas cosas en la puesta pasada, pero en ésta entendimos más, nos echamos un clavado más profundo, pero esto no quiere decir que se pone más densa la situación, sino que es más rica".

Dosal explicó que para no repetirse en escena, se entregó completamente a la dirección de Lorena Maza, que constantemente le daba un giro a su trabajo actoral, es por eso que considera que la gente cree que Rojo ha cambiado, pesé a ser el mismo montaje de hace tres años. "Creo que es un alago que digan que algo cambio, porque eso quiere decir que los estamos cambiando a ellos, algo nos cambiamos a nosotros, pero desde adentro, si uno cambia desde adentro se refleja, si lo hace desde afuera, no pasa nada".

"El trabajo que tenemos Alfonso y yo arriba, tiene que ser casi orgánico, en esta obra no puedes salir a tirar el texto, tienes que hacer ese brinco al vacío esperando caer de pie", dijo Víctor Trujillo.

Salto que obtuvo buenos resultados, porque al final de la función, recibieron un prolongado aplauso de pie por parte de los 244 espectadores presentes, aforo total del Rafael Solana; justo después de que Rothko le dice su última frase al joven Ken, "ve y haz algo nuevo".

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