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El último viaje de Paco de Lucía

EFE| El Universal
14:44Madrid | Viernes 28 de febrero de 2014

Despedida. "Buen viaje, papá", deseaban en su corona sus tres hijos mayores, Curro, Casilda (Sisi) y Lucía, para el trayecto que ya solo sus restos harán, cumplido el epitafio de la que será también su lápida: "cuando Dios nos da la vida, también nos condena a muerte". . (Foto: Andres Kudacki/AP )

Cancún (México), Newark (Estados Unidos), Madrid y Algeciras (Cádiz, sur de España) son las ciudades que en poco menos de 48 horas debe cubrir su comitiva fúnebre para llegar a su destino: la tumba de sus padres, donde será sepultado mañana

La palabra, de pesar y de alabanza, "al músico más importante y querido de los siglos XX y XXI", ha sustituido hoy en la última "gira" de Paco de Lucía al rasgueo de su guitarra, que solo se ha escuchado en los minutos finales a su paso por el Auditorio Nacional, tomado por admiradores y medios.

Cancún (México), Newark (Estados Unidos), Madrid y Algeciras (Cádiz, sur de España) son las ciudades que en poco menos de 48 horas debe cubrir su comitiva fúnebre para llegar a su destino: la tumba de sus padres, en el cementerio de su localidad natal, donde será enterrado a media tarde de mañana en una ceremonia íntima.

"Buen viaje, papá", deseaban en su corona sus tres hijos mayores, Curro, Casilda (Sisi) y Lucía, para el trayecto que ya solo sus restos harán, cumplido el epitafio de la que será también su lápida: "cuando Dios nos da la vida, también nos condena a muerte".

Y mientras los adultos penaban por su ausencia, el pequeño de sus vástagos, Diego, de 7 años, con el que jugaba el pasado martes al fútbol en la mexicana Playa del Carmen cuando notó los síntomas del infarto que acabó con él, se afanaba en recoger las flores que muchos de los 5 mil admiradores que han pasado por el Auditorio entre las dos y las cinco y media, dejaban al borde del escenario.

Con ellas, el niño, vestido de negro de pies a cabeza, al igual que su hermana Antonia, de 14, ha formado una montaña que ha tapado casi por completo las banderas española y andaluza que cubrían el ataúd de su padre, flanqueado por decenas de coronas, entre ellas las de su viuda, Gabriela Canseco, -"Siempre con nosotros"- y su primera mujer, Casilda Varela, -"Te quiere, Casilda"-.

Del Príncipe al ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert; de la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, a la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes; de Alejandro Sanz a José Mercé, de Pepe Habichuela a Rosario, del más humilde de los aficionados a su luthier, todos han coincidido en manifestar un cariño y una admiración inmensa por uno de los artistas "más universales".

Wert, tras presentar sus condolencias a la familia del artista, ha explicado a los periodistas que comparecía en el Auditorio "en nombre del Gobierno" para dar "el último homenaje" a De Lucía, "un embajador de la cultura española", "un artista irrepetible" al que la gente tenía "un enorme cariño" como ponían de manifiesto las colas que ha habido para rendirle su ultimo homenaje.

Desde las ocho y media de la mañana ya había admiradores ante las puertas del Auditorio, en la que el guitarrista no tocó nunca, a la espera de ver por última vez al artista, cuyo féretro estaba presidido por una fotografía suya en blanco y negro de los años setenta.

Massiel; Josemi y Antonio Carmona y su padre, Pepe Habichuela; el productor Miguel Ángel Arenas "Capi"; los cantaores Carmen Linares y Arcángel; el guitarrista Cañizares, con quien grabó el "Concierto de Aranjuez"; Vicente Amigo, Joaquín Cortés, Ana Belén y Víctor Manuel o Rosario, han sido algunos de los que han "compartido escenario" con su familia esta tarde.

"Todas las gitanas están llorando hoy su muerte", ha asegurado Rosario, muy afectada porque, decía, "se nos están yendo todos, pero es que, además, con 66 años queda mucha vida por delante".

Sus compañeros han querido dejar por escrito su admiración en dos banderolas, que precedían la entrada a la Sala Sinfónica, y su "resignación y rabia" y su convencimiento de que era el guitarrista "más importante y querido de los siglos XX y XXI".

Un hombre, dicen en su homenaje, "bueno, tímido y divertido; genio indiscutible, sabio, pionero" y depositario de la esencia del artes español mas genuino y admirado en el mundo, "embajador del arte flamenco".

Cuando quedaban poco más de diez minutos para que se cerrase al público el homenaje, han empezado a sonar en la sala, hasta entonces sin otro sonido que el del llanto, los comentarios "sotto voce" y los disparos de las cámaras, los compases del último movimiento del "Concierto de Aranjuez", rematado con más de diez minutos de aplausos.

"Bravo", "adiós, genio" y "hasta siempre" han entreverado los aplausos, que han terminado a compás, como se estila entre los flamencos, el mismo soniquete que se ha escuchado cuando su féretro ha salido del Auditorio para viajar en el coche fúnebre, escoltado por la Policía Municipal de Madrid hasta el final del término, que le conduce hacia Algeciras.

El féretro de Paco de Lucía, transportado desde Cancún, con escala en Newark en un avión de United Airlines que aterrizó en Madrid a las 09:26 horas, había llegado a las 13:25 horas al Auditorio.

El homenaje concluyó cuatro horas después. Ahora le toca a Algeciras formarla "muy grande", en palabras de su sobrina Maite, aunque, al final, también tendrá que rendirse a la evidencia del silencio de su ausencia.

sc



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