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De pronto la chatarra antigua atrajo a más de 10 mil personas. Todas ellas tenían en sus manos los más recientes aparatos tecnológicos entre celulares, tabletas y cámaras. Todos ellos listos para capturar el momento.

Entre el caos de una de las plazas más grandes de la ciudad de México, ubicada al sur, y siendo el día después del festejo a las madres, curiosos, fanáticos y uno que otro extraviado llenaron el lugar para poder ver de cerca “al famoso”, que estaría ahí.

Rick Dale vino a México para sorprenderse, para saberse una celebridad. Acompañado de su esposa, el protagonista de Los Restauradores fue recibido en medio de un mar de gente que buscaba verlo de cerca y tomarse una foto.

Algunos de los fans más aguerridos llevaban cuadros y fotografías del veguense que no podía creer lo que veía y simplemente no paraba de sonreír y de preguntar cómo decir algunas palabras en español.

El protagonista del programa que se transmite a través de The History Channel demostró que no se tiene que ser estrella, buen actor o todo un galán para convocar a miles de personas en un solo lugar sin importar el calor o la fecha.

Dejando de lado la edad y la profesión, miles de personas se empujaban para poder tener una mejor toma. Varios adultos mayores, niños y mujeres tuvieron que ser auxiliados por la seguridad del centro comercial para evitar que fueran aplastados o sofocados.

Con un orden complicado y la euforia de más de 800 personas esperando llevarse la firma del restaurador, los organizadores tuvieron que enfrentarse a la emoción de los asistentes y a su desorden.

El negocio y la fama

En su negocio ubicado en Las Vegas, Dale se dedica a su trabajo: restaurar piezas históricas para varios clientes. Esta profesión le ha llevado a tener su propio programa de televisión, American Restauration, además de tener más clientes y convertirse en toda una celebridad, empezando por Las Vegas.

Hace apenas un año, The History Channel buscaba convencer a su estrella de hacer un viaje a América Latina. “Yo estaría encantado de poder visitar todos esos lugares en donde me ven”, dijo Dale, el pasado julio a EL UNIVERSAL.

En el taller de restauración ubicado en el centro de Las Vegas, un poco alejado de las grandes marquesinas y las luces brillantes de los grandes hoteles, Dale y su familia encontraron el mejor negocio.

Cada semana llegan varias piezas antiguas cuyo desgaste tiene solución y puede ser devuelto a su antigua gloria, gracias al trabajo de Dale. “Muchas personas nos traen cosas que han pertenecido a sus familias por mucho tiempo y que consideran que sería un buen recuerdo tenerlas como eran antes”, dijo en entrevista en julio.

Ese trabajo no es nada barato y no cualquier persona puede tener acceso a los servicios de Dale. El programa, inspirado en el éxito de El precio de la historia, ha conseguido mantenerse en el gusto de los fanáticos del canal.

Con tres temporadas, 46 episodios y casi cuatro años de estar en la pantalla chica, Dale asegura que su vida no ha cambiado mucho, que aún dedica su tiempo al negocio, a su esposa y a su familia.

La vida diaria en televisión

Con dos y medio millones de dólares, Dale ha cosechado los frutos de su trabajo diario que se ve en la pantalla chica. Los productores de este programa siguieron la fórmula del éxito de El precio de la historia, que sigue la vida de una familia de valuadores que también están fincados en la ciudad más grande del estado de Nevada.

“Para que uno de estos programas tenga el verdadero éxito tienes que encontrar un personaje que pueda dirigir y entablar empatía con el televidente”, dijo César Coletti, ejecutivo del canal en Las Vegas.

La visita de Dale a México y el furor que desató se unirá a las anécdotas del canal. Y es que en 2012 el elenco de El precio de la historia visitó Argentina causando el mismo furor y caos en la presentación del programa.