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El caballero catalán se hizo un camino en su andar y de esa forma volvió al escenario que le dio la bienvenida a México hace 45 años.

“Era un Día de Muertos y teníamos frescas las lágrimas del 68; en aquella época era el Necaxa, el Metro estaba recién inaugurado, Gustavo Díaz Ordaz era el presidente, y fue así como me enamoré de este país, en un Día de Muertos”, recordó Joan Manuel Serrat.

Una fila hacía espera para entrar al Palacio de Bellas Artes, entre los seguidores, los nostálgicos, los noveles y los desesperados por conseguir una entrada para escuchar de cerca al nacido en el Mediterráneo. “¿Vende boletos?”, preguntaban.

Para algunos de los poco más de mil 400 asistentes era la primera vez que escuchaban al ibérico en vivo y tan de cerca. Era como escuchar la radio en aquellos días en que los poemas vueltos canción hablaban de amor y guerra y se escuchaban no sólo en español sino también en catalán.

“Hoy puede ser un gran día”, “De vez en cuando la vida”, “Muñeca rusa”, “Benito”, “Penélope”, “Hoy por ti, mañana por mí”, fueron algunas historias que corearon aquellos que le gritaban elogios al poeta español, quien también bailó.

“La verdad es que uno sólo tiene gratitud para ustedes pues se me permite hacer esto que tanto me divierte, que me deja viajar, conocer gente y encima me pagan”, dijo Serrat quien por poco más de dos horas estuvo de buen humor.

Bromista, anecdótico, agradecido y complaciente, el cantautor barcelonés regaló a los asistentes temas como: “Acuérdate de mí”, “Algo personal”, “Mediterráneo”, “Poema amor”, “Titiritero”, “Cantares”, “Un mundo raro”, “Tu nombre me sabe a hierba”.

De las sorpresas, la osada que subió al escenario para entregarle a Serrat un ramo de flores amarillas, mismas que el cantante recibió y se llevó al final del recital.

El recorrido de recuerdos también hizo escala en los primeros temas que volverían a Serrat una de las estrellas latinas más importantes de la música en español. “Abrochen sus cinturones, que haremos un viaje por el tiempo”, dijo.

Antes de dejar definitivamente el escenario del palacio de mármol, Serrat regresó para complacer a sus seguidores. “Vaya que no puedo cantar todas esas al mismo tiempo, así que tendrán que elegir alguna”, contestó al griterío que solicitaba canciones. Al final, las elegidas fueron “Lucía”, “Fiesta”, “No hago otra cosa que pensar en ti”.

Serrat dejo el escenario al que llegó de jeans, camisa blanca y saco oscuro, comenzando, también la gira que hará en México y que incluye un par de presentaciones más en el Palacio de Bellas Artes.