Tepito logra hacerlo director de series
Video. Hace dos años se le invitó para ejecutar una serie televisiva que tenía como eje central a Tepito, el llamado Barrio Bravo, estigmatizado por las autoridades y la gente, señalado como un foco rojo de piratería y drogas

RETO. Giménez Cacho dijo que trabajar en Tepito no fue fácil pues es un lugar con mucho movimiento. (Foto: CORTESÍA CANAL ONCE )
cesar.huerta@eluniversal.com.mx
Daniel Giménez Cacho tenía 36 años cuando entró en una crisis, en que ser actor ya no le satisfacía del todo.
“Es de esos momentos en que sabes que debes hacer otra cosa, pero no sabes cómo; pensé en dirigir una película, pero nunca me senté a concretarlo”, recuerda.
Ahí fue donde decidió saltar a la dirección teatral, que aún ejerce, sin descuidar sus roles en filmes como Colosio, el asesinato; El infierno o Arráncame la vida.
Pero hace dos años se le invitó para ejecutar una serie televisiva que tenía como eje central a Tepito, el llamado Barrio Bravo, estigmatizado por las autoridades y la gente, señalado como un foco rojo de piratería y drogas.
Quedó encantado, pensando en montar talleres de actuación para que los colonos participaran en ella y así comenzó a trabajar en Crónica de castas, que se estrenó ayer por Canal Once.
El miedo
¿Qué si se sentía ignorante al ponerse atrás de cámara?.
Sí, por eso se rodeó de elementos como el sonidista Fernando Cámara (Apocalypto); el fotógrafo Guillermo Granillo (El crimen del Padre Amaro) y el diseñador de producción Antonio Muño-Hierro (Voces inocentes).
“Antes del primer día (de grabaciones) dormí poco, fue una escena con una grúa en el medio de Viaducto, con los protagonistas caminando y aprendiendo yo a qué se podía hacer y qué no; se está tan nervioso que no ves lo que pasa y cuando se revisa lo que se hizo, uno dice: ¡Esto está horripilante”!, recuerda el actor.
En el reparto eligió a Naian Norvind (Todo mundo tiene a alguien, menos yo), como una chica de clase acomodada quien se va a vivir a Tepito; Harold Torres (Días de gracia), como taxista; Mauricio Isaac (La suerte está echada), en el papel de un travesti futbolista y la española Ángela Molina (Los abrazos rotos).
También están María Rojo (La tarea) y Noé Hernández (Miss Bala).
“Trabajar ahí no es fácil, hay mucho tráfico de puestos, demasiado movimiento, no es fácil entrar; al principio te puede servir el ser famoso, pero piensan que es lo que realmente quiere uno”, dice.





