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Subirse al escenario e interpretar convincentemente a un personaje complejo no es cosa sencilla, menos cuando nos referimos a uno que dejó una huella tan profunda con Edith Piaf, “El gorrión de París”, pero la cantante Arianna tomó ese reto y desde el pasado fin de semana protagoniza la puesta en escena, Piaf... vivir por una voz, en el Teatro Fernando Soler, del Conjunto Teatral Manolo Fábregas.

“Arianna le echa muchas ganas, no es un personaje fácil, es complicada toda la cuestión sicológica y anímica del personaje. Aquí es más actriz que cantante”, dijo Otto Sirgo, quien da vida al representante y eterno enamorado de la Piaf.

Arianna aclaró que ella no es una improvisada y esta es su cuarta obra, anteriormente participó en Kuman y Sueño de una noche de verano, además de un montaje off Broadway. “Puedo decir que esta es la de mayor dificultad, obviamente donde tengo la responsabilidad de un personaje tan importante, la mejor cantante del siglo pasado”.

Aceptar este reto no fue cosa sencilla para Arianna, primero por la admiración que tiene hacía esta intérprete desde que tenía 16 años, y después por la poca práctica que ha tenido en esta área de su carrera, por lo que agradece la dirección de Cecilia Ángulo y la ayuda de sus compañeros de elenco, Otto Sirgo, Dobrina Cristeva, Julio Mannino y Hugo Serrano. “Me están enseñando muchísimas cosas, a revivir lo que yo estudié con muchos y muy buenos maestros de teatro, como la señora Beatriz Sheridan, Benjamín Cann, Maricruz Olivier, he tenido talleres muy padres, pero la práctica es necesaria, estar en el escenario y, obvio, tener una dirección”.

Hubo una razón para que Arianna espaciara su presencia en los escenarios y se enfocara en su carrera de cantante: “Ser actor implica hacer antesala hasta que te reciba el de reparto, el productor, es una lucha constante y cantar quizá sea un camino más fácil, más a la mano y alcanzable para mí”.

Para el espectador que esté esperando ver una copia al carbón de Piaf, Arianna señaló que no será así, porque lo que ella trató de capturar fue ese torbellino de emociones que definían a la francesa, algo que hace cuando interpreta alguna canción. “No me voy a parecer a ella en cuanto a la voz, porque es imposible y afortunadamente no me lo pidieron, porque entonces sería una parodia, me pidieron algo que quizá venga dentro de mí, esa fuerza interior, esa pasión por cantar, ojalá pueda conmover a la gente”.

Para lograrlo tuvo que realizar un arduo trabajo de mesa, que le dio las herramientas necesarias para lograr su cometido, conocer a fondo a la mujer detras de la diva. “Me he dado cuenta que es un ser fascinante, por eso es que ella conmovió al mundo con su voz”.