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Su encuentro en una cena de gala en Burdeos con una mujer que estudiaba las células cancerígenas sembró la inquietud en el director francés.

Desde ese día Luc Besson (55) comenzó a investigar el tema para hacer “una película de entretenimiento con un punto de vista filosófico” sobre la función de las células del cerebro y cómo los humanos, supuestamente, usan sólo el 10% de su capacidad.

Así nació Lucy, una estudiante estadounidense en Taiwán —interpretada por Scarlett Johansson—, que se involucra con el mundo del narcotráfico y pasa de ser una víctima aterrada a una súper humana cuando es expuesta a una droga que aumenta exponencialmente sus capacidades mentales.

La inspiración de Lucy —una mujer que desafía las expectativas— es un sello de muchas de las películas de Besson, especialmente mujeres que se transforman en inusuales heroínas y perseveran en medio de violentas historias. Entre ellas se incluyen la criminal convertida en asesina para el gobierno de La femme Nikita (1990); una inteligente chica de 12 años que establece un vínculo con un asesino en El perfecto asesino (1994) , y una extraterrestre que salva al mundo en El quinto elemento (1997) .

Para ilustrar la evolución del personaje, él necesitaba “una chica que no pudiera defenderse”. Mientras el efecto de la droga aumenta, ella comienza a ver y controlar la realidad a un nivel subatómico.

“Lucy puede ser cualquiera. Cualquier veinteañera"”, dice Johansson (29) sobre su personaje. Para prepararlo, la actriz le preguntó a Besson sobre los orígenes de Lucy y él le entregó un documento de 25 páginas. “En ellas estaba su primer amor, cuando tuvo su primera menstruación, todo. Es una manera de mostrarle a tu actriz que ella puede confiar en ti”, explica el director.

Finalmente, el pasado de la protagonista terminó importando poco, ya que Lucy rápidamente pasa a vivir una situación límite. “Mi trabajo era interpretar un personaje que está desesperadamente tratando de conectarse con la persona que fue en algún momento, para así poder resistir esta transición. Lo que ella está experimentando es físico, no filosófico”, señala Johansson.

Y añade: “Cuando Luc me describió por primera vez la travesía del personaje, me pareció que era la culminación de todo su trabajo. Porque, al final, Lucy trasciende el tiempo y el espacio, y allí él tiene total libertad”.

Besson siempre se ha sentido atraído por los opuestos. Sus heroínas tienen raíces en aquellas mujeres que brillaban en la pantalla grande cuando él era joven.

Besson cita roles como el de Faye Dunaway en Bonnie y Clyde y Network, entre otras. También agrega otros de Lauren Bacall, Audrey Hepburn, Mia Farrow y Shelley Duvall. “Una mezcla de glamour y debilidad”, dice.

Pero es cauteloso respecto a los elogios que reciben las mujeres de sus cintas: “Trato de ser igualitario. Trabajo mis personajes femeninos de la misma manera que lo hago con los masculinos. Pero me alegra que la gente recuerde a las mujeres”.