La comediante y conductora Joan Rivers murió por un paro pulmonar, que le ocasionó daño cerebral debido a la falta de oxígeno.

Así lo determinó un forense que, sin embargo, dijo que el paro era una “complicación previsible”, según indica el portal TMZ.

“La clasificación de una muerte como una complicación terapéutica significa que se debió a una complicación previsible del procedimiento médico”, señala el reporte.

La Oficina del Médico Forense de la ciudad de Nueva York dio a conocer sus conclusiones, más de un mes después del deceso de Rivers.

Rivers, de 81 años, murió a principios de septiembre, una semana después de entrar en coma tras acudir a una cita en un centro médico en Manhattan.

En los resultados se reveló que la presentadora fue sedada con propofol, durante una intervención en la garganta, que tenía como objetivo evaluar los cambios en la voz de la conductora y también para lidiar con el reflujo.

Rivers, de 81 años, murió el 4 de septiembre en un hospital de Nueva York, luego de sufrir un paro cardiorespitario durante una cirugía de sus cuerdas vocales en una clínica de Manhattan.

Rivers, una pionera para las mujeres en la comedia stand-up, era conocida por sus bromas mordaces, cirugías cosméticas y sus clásicos comentarios ácidos sobre moda. Tuvo una larga carrera como comediante, escritora, anfitriona de programas de conversación y estrella de reality shows.

Un libro sobre su vida, Joan Rivers: a life, será escrito por Leslie Bennets, periodista del Vanity Fair y New York Times. “Joan Rivers fue más que una comediante: fue un icono y un modelo a seguir para millones”, dijo entonces Judy Clain, editora jefe de la editorial, en un comunicado. Redacción