Mi nuevo disco está hecho con los pies: Jorge Drexler
NOVEDAD. Presentará el 18 de septiembre su CD Bailar en la Cueva en el Teatro Metropólitan. (Foto: CORTESÍA )
cristina.pineda@eluniversal.com.mx
Nadie existe si no es noticia, dice Jorge Drexler, quien no busca la fama ya que la considera una resaca de la popularidad. El cantautor uruguayo prefiere el reconocimiento porque ha trabajado por él y es algo de lo que se siente orgulloso.
“Yo no quiero una admiración irracional, ciega y loca de las personas en un mundo donde la mayor parte de los conflictos están signados por un exceso de fanatismo; creo en la admiración y seguir lo que te gusta siempre desde un plano de igualdad. No quiero ser un icono ni un símbolo de nada, me gusta hablar con las personas y que me digan lo que les gusta o no les gusta”, expresó.
Como un gran partidario de la capacidad de la autocrítica y de saber reírse de sí mismo es que comienza sus conciertos intentando una coreografía sin saber bailar.
“Me gusta la gente que mira su entorno, su país y a sí mismo con ojos críticos y que es capaz de decir que se equivocó. Soy exigente con lo que hago, trato de hacer el mejor disco que pueda y quedarme con la sensación de no hacer otro disco nunca más porque ya lo di todo. Por suerte eso era un error, pero creo en la duda como autor”.
Su reciente disco Bailar en la Cueva es su material más bailable, necesidad que nació de la búsqueda del riesgo al salir de su zona de confort (las canciones emocionales). “Siempre he estado centrado en las ideas de la cabeza y las emociones del pecho pero este disco se ha hecho desde los pies y si las canciones no producían un movimiento espontáneo entonces buscábamos otro arreglo”, dijo el ganador de un Oscar.
Gran parte de su formación como persona la vivió en un entorno opresivo debido a la dictadura que entró a Uruguay cuando tenía nueve años y salió al tener 20, por lo que incluso se fue de exiliado con sus padres por un año.
“No ha cambiado la función de la danza como herramienta de cohesión de los humanos. En ese entonces no se bailaba, había cosas más importantes y probablemente era verdad; aún así sigo pensando que bailar es importante”.
A pesar de los efectos negativos a corto plazo de una dictadura como lo son la privación de la libertad, la muerte o la desaparición de las personas, existen otro tipo de sensaciones que se quedan.
“Lo que la gente no se da cuenta es que tienen un efecto retardado y se quedan en los huesos; te queda como una cicatriz, esa manera rígida de ver el mundo y no sólo por parte de la dictadura, también de las resistencias como en la que yo me crié, que era un entorno de intelectuales de izquierda”.
Uno de sus privilegios es que a pesar de tener una vida en España, lugar donde ha pasado sus últimos 19 años, vuelve cuatro o cinco veces al año a su país.
“Llevamos muchos años de estabilidad institucional, tiene un gobierno que toma decisiones importantes y valientes, hay un clima de diálogo y prosperidad económica desde hace unos 10 años”.
Las redes sociales lo han ayudado en su carrera ya que ha estado inmerso en la tecnología como en su aplicación “N”. Sin embargo, no le gusta estar enganchado todo el tiempo a ellas por lo que sale y entra con frecuencia para inmiscuirse en el mundo real donde puede tocar a quien lo rodea.
“No sólo lo veo como una herramienta de trabajo sino como una forma de comunicación aunque a veces me canso, como en el Mundial. Me gusta el futbol, jugarlo y verlo, pero no tengo una fijación con ningún cuadro. Me cuesta el fanatismo que genera; en el Mundial me encontraba gente furiosa porque ese día podía apoyar a Costa Rica; no puedo con esa identificación hiper nacionalista”, contó.
Ahora se enfoca en su gira con la cual pisará con curiosidad por primera vez Guatemala además de regresar el 18 de septiembre al Teatro Metropólitan de la ciudad de México y visitar también Tamaulipas, Puebla, Guadalajara y posiblemente Monterrey en un concierto en el que seguirá manteniendo la intimidad que se le ha caracterizado, pero incluirá una parte donde se le podrá escuchar de pie. Ocho músicos en escena interpretarán canciones de todos sus discos buscando su ansiada transición y llevar el sonido de sus éxitos a su nuevo proyecto.
“México es un gran misterio todavía, es un país tan grande que siempre estoy descubriendo cosas nuevas y me parece inabarcable”.