El Auditorio Nacional y sus Lunas habían llegado a décimo tercer ciclo, que al igual que el satélite natural, regresaban para iluminar con su resplandor a las figuras del arte y el entretenimiento más destacados.

Era el momento de sacar a luz los mejores atuendos y hasta los peinados románticos que se permitían el uso de brillantes tiaras.

Y así como la farándula se paseaba por el encarpetado emulando a la realeza con el tradicional saludo corto, corto, largo; los seguidores, mirones y curiosos ya tenían presta la cámara, el celular o la tableta, para capturar la cercanía de sus estrellas.

Y es que no importaba de donde fueras, si venías de la televisión, del cine o te dedicabas a la música. La reunión en el coloso de Reforma permitía el reencuentro entre amigos, colegas y seguidores.

Los gritos se oían desde el interior del recinto que estaba de fiesta. Los invitados, los galardonados y futuros ganadores esperaban el momento de que el show comenzara.

Y así, presumiendo sus 25 años de trayectoria Caifanes abrieron la noche. Otros que también cumplen un cuarto de siglo son los tacubos, quienes ganaron en la categoría de Rock en español.

Agradeciendo a la distancia, los rockeros no fueron los únicos que echaron mano del video para hacerse presentes en la ceremonia.

"Hola, mi nombre es Hugh Laurie y agradezco el reconocimiento", dijo en vídeo el músico en español. Además del asombro, el inglés emocionó al público prometiendo que volverá pronto a la Ciudad de México.

Los de Iztapalapa, para el mundo, también se llevaron su Luna, mientras unas brujas tomaban el escenario y hacían su magia y demostraban porque Wicked había ganado en Música Teatral.

La noche le daría chance a Juanes, Rosana y Jesús Navarro, a Moderatto y su dueto con Lupe Esparza. Sin embargo, nadie emoción más al público que la reina de corazones.

La Guzmán y sus pelos parados hicieron que el público pidiera otra, pero como la ceremonia también era para televisión, no se pudo complacer al público.

El momento emotivo fue para José Solé, quien a pesar de su bastón y la necesidad de un aparato para poder hablar, tuvo la punta de hacer bromas y agradecer a Dios, que le diera el chance de vivir una vida en los escenarios.