cristina.pineda@eluniversal.com.mx

Afortunadamente “no hemos tenido alguien que se caiga del escenario”, dice Francisco Serrano, director de Desarrollo Corporativo del Lunario del Auditorio Nacional, al hacer memoria sobre el décimo aniversario que cumplirá el recinto, el martes.

Con una propuesta de múltiples contenidos es que desde el año 2004 se ha ganado el prestigio del cual hoy es reconocido, donde se enorgullece de haber sido el primer circuito comercial en la trayectoria de muchas agrupaciones que han trascendido como DLD, Enjambre o Carla Morrison.

“Yo creo que el éxito radica en la frescura de las propuestas, en el espacio mismo que tiene una personalidad propia que le da a cada uno de los espectáculos su propia personalidad; no es lo mismo ver a la misma Susana Zabaleta aquí que en otro lugar y surge una propuesta artística que es una experiencia única donde puedes estar más íntimamente relacionado con el artista desde el lugar más lejano. No pretende competir con el Auditorio Nacional sino que es complementario”, mencionó.

Gracias a esta apertura es que se han creado ciclos especiales como la ópera para niños, que este marzo volverá por quinto año consecutivo, la Big Band Jazz de México, los shows de Enrique Chía en mayo o la implementación el año pasado de una temporada de música barroca; a ello se suman sus festejos #LUNARIO10 con la participación de Ely Guerra, Concha Buika, Hiromi y Pancho Varona, entre otros.

“Hemos hecho una programación que buscamos que haya muchos géneros, que haya gente que vuelva a su casa. Ha habido prácticamente todos los géneros, son pocos los que no tienen cabida; lo que no cabe es lo que no se ha presentado todavía y si se presenta, pues bienvenido”.

A veces se relaciona con que los promotores pueden pensar que el recinto no es el adecuado, pero refiere que están abiertos completamente a todo y eso los caracteriza, así como el escuchar los comentarios en las redes sociales por lo que incluyen como una política responder cada uno de ellos.

“Lo que sigue es continuar con la apertura a los géneros, a las propuestas que nos permitan abrir más los horizontes y la oferta cultural porque hay muchísimo talento en este país y somos muchos en la ciudad. A veces cuesta mucho trabajo traer 500 personas al Lunario, aunque no lo parezca es un esfuerzo sobrehumano y la relación con los artistas es muy cercana y creo que eso también ha hecho la diferencia”.