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Uno de los proyectos más arriesgados, pero también más buscados por el actor Mario Iván Martínez, es la puesta en escena El diario de un loco, por el reto actoral que para él significaba, pero dos años después y a punto de cumplir 100 representaciones, el también cuanta cuentos aseguró que es un proyecto que no se ve haciendo a largo plazo, como lo hizo Carlos Ancira.

“El maestro lo hizo por 25 años, pero él empezó mucho más joven que yo con la obra. Lo importante será que la historia tenga tanta vida mientras a mí me sea posible hacerle justicia, es físicamente muy demandante, no sé que tanto pueda yo abordarla, cuando esto ya no sea posible será mejor dejarla”.

Para él una de las razones por las que decidió montarla, fue por su necesidad de crecer y madurar un poco más como actor.

“Amén de ser un espectáculo unipersonal, pocas veces en la vida tiene uno la oportunidad de enfrentar textos tan ricos y personajes complejos, de eso pedimos nuestra limosna los actores”, señaló.

Aunque mucha gente pensaría que después de tanto tiempo de darle vida a este personaje creado por el dramaturgo ruso Nicolai Gogol, no se enfrenta a ningún trabajo extraordinario, Mario Iván comentó que no hay nada más alejado de la realidad.

“Es un trabajo que me presenta retos constantes; a pesar de ser la misma obra en cada presentación, sigo descubriendo distintos matices en el personaje”.

Pero este humilde empleado de gobierno, que debido a su enamoramiento por la hija del jefe pierde la cordura, le da mucho más a Mario Ivan. “Es agotador físicamente y anímicamente, tienes que atravesar por una multiplicidad de emociones por las que va este hombre en su camino a la locura; sin embargo. es agradanble tener un reto de esta envergadura cada lunes”.

En la función del 20 de octubre, en el Teatro Julio Prieto, Mario Iván festejará los dos años en cartelera y las 100 representaciones de El diario de un loco, con develación de placa; serán padrinos Sabina Berman, Benjamín Cann y Margarita Sanz.