La diva de las ocho décadas
SOFIA Y CARLOS. La exposición comenzó a planearse hace dos años; la actriz también tendrá retrospectiva en la Cineteca Nacional. (Foto: AGUSTÍN SALINAS / EL UNIVERSAL )
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Durante una hora, la mente de Sophia Loren escarbó en sus recuerdos, bromeó acerca de su belleza y de su relación pasada con México.
Inauguró la exposición montada en el Museo Soumaya con decenas de objetos personales, entre ellos vestidos usados en cintas como “El hombre de la mancha”, pasando por su premios internacionales como el Oscar, publicaciones, joyería y lencería usada en alguna sesión fotográfica de revista.
“Este lugar es maravilloso, una belleza; hace dos años platiqué con Carlos Slim, quien tenía la idea de hacer algo y lo mejor es que ahora está todo bajo un mismo techo”, indicó la diva italiana.
La actriz, quien cumplirá 80 años mañana en la capital mexicana, habló de todo.
Sólo titubeó un poco cuando alguien le preguntó acerca de la responsabilidad social de los actores.
“¡Ah, la política!”, dijo rápidamente cambiando de tema, pues es algo de lo que no habla. Pero ese fue el único momento incómodo, lo demás lo controló de principio a fin.
Pero sí habló sobre su próximo natalicio: “Este es un prólogo a una vida bella, que me ha dado mucho, necesito trabajar para vivir, diario me levanto con muchas ideas para salir adelante en la vida”.
También del uso de lentes, cuando alguien le preguntó por qué los porta sin pena siendo tan bella: “¡Los uso por que no veo! Siempre necesito de brazo de apoyo”.
De cuando se casó en México en 1957, lo hizo sólo porque estaba permitido el divorcio, y porque su próximo esposo, Carlo Ponti, no podía hacerlo en Italia.
“Era un juego, tenía que estarlo (casada) para trabajar en Estados Unidos; meses después, ya en Francia, me casé bien”.
De Dolores del Río, actriz mexicana con la que trabajó en “Y vivieron felices”, de 1967.
“Admiré mucho su belleza, en Italia veíamos mucho cine mexicano, la conocí así, igual a María Félix, Pedro Armendáriz y Cantinflas”.
Y de los premios, como la codidiciada estatuilla hollywoodense.
“Uno se siente fuera de este mundo, uno se siente confundido, pero lleno de energía, ¡es como enamorarse!, sí, eso, y aquí esa palabra es muy importante”.
Sophia, sí, está en México.