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Puedo vivir perfectamente sin volver a pisar los escenarios. Eso hay que dejárselo a los chavales. En general, las nuevas canciones hablan del deterioro, tanto social como personal. Puede que sean la perfecta excusa para una gira de despedida. Una gran despedida de verdad y definitiva.

Esto fue lo que señaló el cantautor español Joaquín Sabina a principios de año, pues tras un periodo musical de más de medio siglo dice sentirse cansado.

Sin embargo, sus seguidores, quienes hoy celebran los 65 años del llamado poeta, saben que al igual que su carácter e imagen controversial, dicho anuncio podría no ser más que otra de sus acostumbradas bromas.

Sabina, quien se encuentra inmerso en la prosa y la lírica de manera profesional desde 1959, no ha dejado de trabajar desde aquellos ayeres en los que destacó por su “mala voz perfecta”, como el la llama, y sus versos contestatarios.

Con 14 años comenzó a escribir poemas y a componer música en una banda formada por amigos, los Merry Youngs, que se dedicaban sobre todo a tocar covers de grandes del rock como Elvis Presley, Chuck Berry y Little Richard.

La canción española, heredera de una larga historia marcada por decenas de influencias, alcanzó uno de sus puntos álgidos en los años 70 gracias a músicos como Sabina.

Y es que siempre en oposición al gobierno franquista —lo cual plasmaría también en sus canciones—, el español decidió radicar a inicios de 70 en Londres donde, fiel a sus ideales, comenzó a escribir sus primeros trabajos, al tiempo que organizaba cineclubes en los que presentaba películas de Luis Buñuel, prohibido entonces en España.

Ya sea en solitario o con grandes amigos y compañeros de vida, Joan Manuel Serrat, Pancho Varona y Antonio García de Diego, Sabina ha conseguido algo que ni sus contemporáneos lograron: retratar a través de sus letras la lucidez e inconformidad de una generación que no estaba conforme con los regímenes.

Sabina ha publicado 17 discos de estudio, cinco en directo y tres recopilatorios. Joan Manuel Serrat ha sido su más reciente cómplice, gracias a la gira “Dos pájaros de un tiro” y La orquesta del Titanic, con la que llegó a la ciudad de México en 2013.

Aunque en más de una ocasión Sabina ha pensando en el retiro —como en 2001, cuando sufrió un infarto cerebral que lo alejó de las noches de bohemia—, el público y su alma bohemía no lo dejaron ir.

Polémico muchas veces, cuestionado por la exaltación de ciertos tópicos “tabúes”, Joaquín Sabina no juega a las virtudes y defectos.

Muestra de ello es el amor y odio que ha expresado en más de una ocasión hacia la que considera su ciudad, Madrid. Ha tenido el privilegio de cantar en grandes foros como el Auditorio Nacional en México y el Gran Rex, en Argentina.

Su carácter ha hecho que a los largo de su vida tenga diversos desencuentros con colegas, siendo su desencuentro con Fito Páez de los más publicitados. Cabe señalar que se enemistó con Páez en plena gira de su show “Enemigos íntimos”.