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La conductora y periodista Fernanda Tapia sonríe como una niña en juguetería cuando arriba al Teatro Telcel, donde por 10 semanas vivirá la aventura de formar parte del musical Wicked, dando vida a la señorita Morrida, la villana de la historia.

“Para mí es como una travesura, como cuando tienes que llegar a cumplir algo que no hiciste en su momento, como cuando vas a Disney a los 18 y ya te lo puedes pagar, por eso estoy tan relajada, además porque no pretendo que se crea que soy actriz”, comentó la conductora de Diálogos en confianza.

La actuación fue el primer amor de Fernanda, incluso se preparó por un tiempo en el Centro Cultural Virginia Fábregas, pero la necesidad de ayudar económicamente en casa la obligó a abandonar sus estudios y seguir otro camino, de esto hace ya 35 años; por eso no se pudo negar cuando el productor Morris Gilbert la invitó a participar en Wicked.

“Dije, ¿se habrán equivocado de Fernanda? ¿A quién le estarán hablando? Pero me dijeron que era el papel de Morrida, que desde el principio estaba planeado para invitar a gente que no fuera forzosamente cantante. Ya era la tercera vez que la veía y dije ‘no canta tanto’. Eso me animó un poco más; si me dejo guiar, podré caminar”, señaló Tapia, mientras le hacían los soportes en el cabello, que serven para fijar una rubia peluca.

Durante dos meses Fernanda Tapia se concentró en los ensayos, donde recibió el apoyo y ayuda de sus compañeros de elenco y hasta de la gente de tramoya, como ella misma comentó, quienes trabajaron pacientemente en la preparación de la nueva Morrida.

Do de pecho

Uno de los retos que implica este personaje es el canto, pero entre las múltiples cosas que Fernanda ha hecho se incluyen sus breves estudios de ópera.

“Tampoco esperen do de pecho; yo sé que los traigo aquí bien puestos —dice tocando sus senos— pero espero que no tengan que traer tapones para oídos, cuando yo vea que haga ojos raros el director es porque algo ya pasó, tampoco estoy de arránquese y al final nos vemos, porque tampoco canto tanto, no se me espanten”.

El momento del maquillaje llegó; se trata de uno de los procesos más disfrutables para la también actriz de doblaje, porque es cuando empieza la transformación.

“La verdad es que yo no soy fea, nada más que me equivoqué de cuento; ahorita van a ver el final, el resultado es impactante, me levantaron la autoestima estas muchachonas, Rocío Solórzano es una maga, me hace cirugía plástica en media hora”.

Morrida tiene una personalidad muy especial, al menos la que formó Fernanda Tapia, que es una mezcla entre Catalina Creel y Walter White, el protagonista de Breaking Bad.

“Siento que Morrida también pandea mucho en lo ‘ay pero si yo soy tan chistosa y buena gente’, pero es una hoja suelta, quiero que se noten esos dos momentos, así muy drásticamente, la van a ver a ver a veces absurda y de pronto saca el cobre muy mal”.