Dos décadas sin Kurt
LEGADO. El líder de Nirvana, sobrevive como un lucrativo mito musical. (Foto: EFE )
crhistian.leon@eluniversal.com.mx
Hace años que no me emociono con nada; me siento culpable desde hace mucho tiempo”, fueron las últimas palabras que el mítico músico Kurt Cobain indicó en una nota antes de suicidarse hace 20 años.
Su trágico final a los 27 años lo consagró como leyenda después de una corta pero intensa carrera discográfica al frente del grupo Nirvana, que irrumpió en el panorama internacional con su segundo álbum Nevermind (1991).
Dos décadas después de que se quitara la vida con una escopeta, el líder de Nirvana, sobrevive como un lucrativo mito musical icono del grunge y rock alternativo que marcó a los jóvenes de los 90. En estos años, —mientras la radio mexicana era dominada por cantantes pop como Luis Miguel, Aleks Syntek o Emmanuel y el rock en español surgía poco a poco con las bandas Caifanes, Maná y La ley— en Estados Unidos, los jóvenes no hablaban de otra cosa que de un grupo de Seatle de nombre Nirvana que tocaba un naciente genero musical denominado grunge.
Este grupo formado en 1987 tenía como líder Kurt Cobain, un chico taciturno, retraído, introvertido, pero a la vez enojado y fatalista al retratar las problemáticas por las que los jóvenes de su época transitaban, con lo que logró ganarse a millones en todo el mundo.
Genio atormentado y suicida, drogadicto depresivo e inconformista, apasionado de la música y su familia, Cobain fue víctima de su propio y estrepitoso éxito. Infeliz en lo alto de su carrera se pegó un tiro tras inyectarse una sobredosis de heroína entre el 4 y el 8 de abril de 1994, si bien oficialmente se le recuerda el día 5. El grupo originario de Seattle, en el estado de Washington (EU), encarnó la esencia del desencanto desgarrado del grunge, música que vino acompañada de un movimiento estético y en la que también se movieron formaciones como Pearl Jam, Alice in Chains o Soundgarden.
El libro del periodista estadounidense Greg Prato, Grunge is Dead, rememora o sólo la vida y obra de Cobain sino del generó musical exaltado por su banda el cual tuvo sus raíces en los años 60.
Nirvana debutó en 1989 con Bleach, después vendría su primer triunfo con Nevermind (1991), que popularizó la canción “Smells Like Teen Spirit” y se convirtió en un himno para los adolescentes de la época. En marzo de 1993 llegó In Utero, título apropiado para un recién estrenado papá, como era Cobain, aunque éste quiso haberlo titulado “Me odio y quiero morir”.
Un año después se realizó el conocido MTV Unplugged In New York y el grupo inició una gira por Europa, aunque tras 16 conciertos Cobain comenzó a sentirse mal y la canceló.
Al poco tiempo intentó suicidarse en un hotel de Roma ingiriendo 60 pastillas de un potente narcótico. El referente de Nirvana se recuperó milagrosamente, sólo para intentarlo de nuevo, esta vez con éxito, en su residencia de Seattle después de haber pasado un tiempo en una clínica de rehabilitación en California.
En su nota póstuma citó las presiones de la fama, su permanente dolor de estómago y la tristeza por no ser capaz de disfrutar más de la música, como motivos para quitarse la vida, una tendencia suicida que ya había manifestado desde los 15 años, según el autor de su biografía Heavier than Heaven (2001), Charles Gross.
Antes de su fallecimiento, Cobain pensó en abandonar Nirvana para colaborar musicalmente con Hole, el grupo de su mujer Courtney Love, o ser solista para tocar música con un estilo más acústico similar al de Johnny Cash.
En diversas ocasiones, el músico hizo énfasis en su interés por dedicarse a la pintura, arte al que dedicó parte de su vida. En ocasiones mezclando su propia sangre, semen, cenizas de cigarrillos e incluso materia fecal para representar la muerte, la sexualidad, el cielo y el infierno.
Más allá de los gustos musicales, su talento ha demostrado ser rentable, incluso después de su fallecimiento, pues según la revista Forbes, desde su muerte, Cobain ha ganado más de 40 millones de dólares al año. Algunos de estos ingresos corresponden a las ventas de sus discos y lo demás a la venta de 25% de los derechos de autor de Kurt Cobain a la compañía Primary Wave Music Publishing, que fundó su viuda Courtney Love.