Documentan las "heridas" de niños en un psiquiátrico
Niños y adolescentes llegan con problemas de depresión o conflictos. (Foto: CORTESÍA INTERIOR 13 )
cesar.huerta@eluniversal.com.mx
Durante cinco meses, la realizadora Nuria Ibáñez se metió al Hospital Psiquiátrico Juan N. Navarro, en la ciudad de México, para retratar a los pequeños pacientes del lugar.
Con su cámara en un consultorio, siguió a niños y adolescentes que llegan con problemas de conducta, depresión, conflictos con la autoridad o suicidas; revela las charlas entre padres y médicos y, al final, salía con una opresión en el pecho.
“Era el reflejo que no había visto en ningún lugar, en la literatura o así, eran heridas las que estaba viendo, dolorosas y rudas”, dice Ibáñez.
De ello salió El cuarto desnudo, que estrenó este fin de semana en la Cineteca Nacional, Cine Tonalá y Cinemanía, todas en el Distrito Federal.
“Es un documental que arroja cosas sobre la naturaleza humana, las relaciones, lo importante de los afectos y todo a través de un espacio marginal que se vuelve universal”, indica.
La producción llega con el antecedente de haber sido ganador en la sección “Ahora México, de FICUNAM 2013, y con el Premio al Mejor Largometraje Documental del Festival Internacional de Cine de Morelia.
Sin problema. Lo que parecería complicado no lo fue. La cineasta madrileña, quien estudió guión en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) no tuvo problema para obtener el permiso de los padres de familia.
En total grabó a 150 familias, pero por cuestiones fílmicas y duración (67 minutos para la pantalla), únicamente se quedaron 11.
“Ocurrió que fueron tres momentos distintos en los que fui al hospital y bueno, tuve que renovar el permiso.
“Ya con los padres, la verdad, fue más fácil de lo que pensaba, tenía muchos prejuicios acerca de estos temas que son tabú, como los intentos de suicidios o las autolesiones en los jóvenes y que el documental ayuda a quitarlos”, expresa la cineasta.
El cuarto desnudo es el segundo trabajo de Ibañez tras la cámara.
Debutó en 2010 con La cuerda floja, documental ganador del Premio Regards Neufs del Vision Reels Fest, así como nominado al Ariel.
Ibáñez se convirtió por varios meses en sombra y testigo de un grupo de cirqueros de la compañía Aztlán, para realizar aquel documental. A bordo de un destartalado camión, los cirqueros guiados por Marce, su esposa Adriana, sus dos hijos, Mario y Jacqueline, y Carmelo, el novio de esta última, recorren las comunidades de Texcoco.