Disfruta ser niña y nuera, en el teatro
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Ludwika Paleta y Daniela Schmidt serán madre e hija; ama y esclava, paciente y doctora, abuela y nieta, empleada y jefa o simplemente amigas.
Cada una de ellas interpretará a 10 personajes distintos, a partir del próximo viernes en la Sala Chopin, con la obra Grito (Al cielo con todo mi corazón), que aborda la relación que se repite a lo largo de los siglos entre dos mujeres.
Hay quien la puede considerar un tema de reencarnación y puede ser, pero la sinopsis oficial de esta puesta en escena escrita por Ximena Escalante, y dirigida por Lorenzo Maza, subraya lo profundo y complejo de los vínculos femeninos.
¿Creen o no en la reencarnación?
Ludwika Paleta: Creo que la obra no habla de ella, aunque sí hay una ventanita abierta de que si alguien cree en ella, pueda pensar que de eso se está hablando. Pero más bien es sobre que los deseos se cumplan, puede ser en otra vida o en la misma de ahora.
Cuántas veces no nos ha pasado que tienes problemas con alguien y crees que deshaciéndote de esa persona se acabó eso, pero no, te encontrarás a alguien con las mismas características y sólo lo resolverás si arreglas lo que te molesta de esa persona.
Daniela Schmidt: Yo creo tanto como no, en ella. Hay situaciones en la vida que se sienten ya vividas, como un deja vú. Y esta obra tiene eso, de cuando uno siente que ya conocía tal casa, o había jugado de chiquito con esa persona, y te la vuelves encontrar años después como tu suegra, o cuñada o amiga. Eso está presente en la obra.
¿Cuál de todos los personajes que interpretan disfrutan más?
LP: Los de las niñas. Hay una escena entre dos amigas, que pensamos tienen entre 10 y 12 años y hay otra que es la de la nieta, las siento muy cercanas.
DS: Me encanta hacer a la nuera, me fascina, me divierte, refleja tan bien su naturaleza, su relación con la suegra. La escena está planteada de tal modo que potencia su sarcasmo, su ironía (risas).
¿Qué ha sido lo más impactante que han vivido en teatro?
LP: Recuerdo Las cuatro estaciones con Bruno Bichir, que era bonita, conmovedora y triste, de una pareja despidiéndose hasta separarse, fue doloroso, porque además me acababa de divorciar. Pero en el público veía muchas lágrimas, mucha gente afectada por ella.
DS: Monté un monólogo con Daniel Giménez Cacho llamado La piedra de la paciencia (2011) y duraba tres horas, entonces, técnicamente era muy fuerte. Todos los días no sabía qué iba a pasar porque era un camino tan largo y todo se desarrollaba dentro de una choza en Afganistán, era una claustrofobia impresionante y eso lo generó en el público.
¿A qué mujer deseaban parecerse siendo pequeñas?
LP: Yo quería ser como mi hermana, es seis años más grande que yo, entonces es una gran diferencia para tener a alguien a quien admirar. Quieres usar esa ropa de ella, peinarte de cierta manera, tener esos amigos, quieres vivir eso, cuanto antes.
DS: ¡Siempre quise ser cantante! A mi mamá le fascinaba Janis Joplin y Billie Holiday, la casa amanecía y anochecía con eso con ella haciendo show a mi hermana y yo. Y yo quería ser como ellas.