Para filmar Amores perros, su ópera prima, con la presencia de Gael García Bernal, el director Alejandro González Iñárritu fraguó un plan consistente en crear una enfermedad desconocida. Era 1999 y Gael se encontraba estudiando en Londres y en su escuela no le daban permiso para sumarse al proyecto que lo esperaba con el papel de Octavio, ese joven que con un perro cambia por completo su personalidad.

Entonces, “El Negro” echó mano de un tío médico suyo.

“Él estaba a punto de decir que no (a la película) porque no lo dejaban ir; entonces tengo un tío doctor e hice un virus estomacal (inventado) y Gael vomitó en clase; los ingleses le dijeron: lárgate de aquí, vete cuatro meses. Gael lo cuenta como anécdota y dice que eso (vomitar), ha sido la mejor actuación de su vida”, contó González.

La anécdota fue recordada en el marco de la cátedra “El cine y la narrativa”, en la que Iñárritu estuvo acompañado por Silvia Lemus, como moderadora.

“¿Es buen actor Gael?”, preguntó Lemus. “Entre más cobra, menos actúa”, respondió el realizador, arrancando la risa de los asistentes.

“Es un tipo que desde chico está metido en el teatro y es natural; cuando lo conocí estaba yo haciendo una campaña publicitaria para WFM”, narró. (CH)